
Para Enrique Abraham Vélez Godoy, La Bohème no solo es una de las óperas más queridas de todos los tiempos, sino también una historia profundamente vigente. “La Bohème es un clásico. Una de las obras más emblemáticas de Puccini”, afirma. Ambientada originalmente en el siglo XIX, la trama sigue la vida de jóvenes artistas parisinos, centrada en la relación entre Rodolfo, un poeta, y Mimì, una costurera que enferma de tisis, una enfermedad que en la época era casi una condena de muerte.
“Es una historia con un final triste, pero con temas muy humanos: la pobreza, la enfermedad, la pasión y el amor. Todos son temas muy actuales”, destaca Vélez Godoy.
El director asegura que la propuesta visual y la escenografía serán clave: “Estamos haciendo nuevos vestuarios y aprovechando la escenografía para darle un sentido más moderno”. El elenco estará integrado exclusivamente por voces jóvenes mexicanas, muchas de ellas con experiencia internacional. Entre los intérpretes se encuentran Jèssika Arévalo como Mimì, Rodrigo Petate como Rodolfo, y talentos como Amed Liévanos y Angélica Alejandre.
Uno de los objetivos de la Filarmónica es acercar la ópera a un público más amplio, rompiendo con la percepción de que es un arte reservado para ciertos sectores. “Mucha gente piensa que la ópera es aburrida o elitista. Pero no, para nada. Queremos que todos se animen a venir al teatro y disfruten de un espectáculo con orquesta, coro y más de 130 artistas en escena”, enfatiza el director.
Preparar la batuta para Puccini
Con funciones programadas para el 28, 30 y 31 de agosto, así como el 21, 23 y 24 —estas últimas bajo la batuta de Enrique Patrón de Rueda—, Vélez Godoy asume el reto de dirigir una obra cargada de emoción y tradición. La preparación, explica, requiere un estudio minucioso: “Hay que tener un conocimiento profundo de la partitura y del libreto, y entender qué quería expresar Puccini en cada momento, en cada destello musical que aparece”.
El director resalta la presencia del maestro Enrique Patrón de Rueda, a quien considera “la máxima autoridad de la ópera en México” y director honorario de la Filarmónica desde 2024. “Todos aprendemos de él: la orquesta, los cantantes y yo. Su conocimiento aporta muchísimo a la partitura”.
En cuanto a la música, describe el lenguaje de Puccini como exigente pero fascinante: “Cada compás tiene algo: rallentandos, ritenutos, incalzandos… hay que estudiarlo con lupa para que fluya. Es un discurso cantado, una conversación musical”. Destaca especialmente el desafío de manejar los momentos más emotivos, como la muerte de Mimì, donde las pausas y cambios súbitos de tempo son fundamentales para transmitir la intensidad dramática.
La vigencia de los temas que aborda La Bohème también influye en su aproximación: “La pobreza, la enfermedad, la precariedad… lamentablemente siguen siendo realidades. Y como artistas, debemos sensibilizarnos con esto para transmitirlo al público”.
Además, considera que la ópera ofrece un mensaje poderoso a los jóvenes: “A veces estudiar arte viene con la etiqueta de que te vas a morir de hambre. Pero hay que perseguir los sueños, prepararse y buscar oportunidades. No hay que dejar que los prejuicios apaguen la vocación”.

Una producción independiente que rompe prejuicios
Montar una ópera de gran formato, especialmente de manera independiente, es un reto monumental. “Somos una orquesta autogestiva. Involucrar a más de 170 personas, entre artistas, técnicos y personal de apoyo, requiere un gran esfuerzo y recursos. Afortunadamente, es el público quien mantiene vivos estos proyectos”.
Vélez Godoy recuerda que el éxito de producciones anteriores, como Madame Butterfly, demostró que se puede ofrecer una ópera digna y de alta calidad fuera de los circuitos institucionales. Y asegura que esta Bohème buscará igualar o superar ese nivel.
Sobre la dirección escénica, elogia la visión de Omar Olvera: “Es muy cuidadoso con la iluminación, la paleta de colores y el trazo escénico. Nada es al azar. Se asegura de que haya congruencia entre lo que se canta y lo que se mueve en el escenario. Eso le dará a la partitura un toque fresco y actual”.
Uno de sus mensajes más claros es derribar la idea de que la ópera es un evento exclusivo. “No hay un protocolo estricto para asistir. Ven como te sientas cómodo. La cultura debe ser abierta para todos y romper esa falsa creencia de que solo es para unos cuantos”.
Finalmente, Vélez Godoy extiende una invitación a explorar la cartelera cultural de la Ciudad de México: “Hay opciones para todos los gustos y bolsillos. Si como artistas logramos que el público pase dos horas olvidando las malas noticias y disfrutando de la música, habremos cumplido nuestra misión”.