Escenario

El creador escénico Santiago Cumplido del Castillo estrena Egregor, una propuesta que mezcla teatro, danza, ópera barroca y tecnología inmersiva para invitar al público a reflexionar sobre la inteligencia artificial y los riesgos de la inconsciencia colectiva

Santiago Cumplido presenta Egregor: un ritual futurista en la Capilla Gótica del Helénico

Santiago Cumplido (Angela Herrera)

Para Santiago Cumplido, la creación de Egregor surge de una inquietud personal frente a la omnipresencia de la tecnología y la inteligencia artificial en la vida cotidiana. “Estamos entregados sin ningún filtraje, sin ningún cuestionamiento previo, a estas cómodas y demasiado accesibles herramientas que simplifican nuestra vida”, explica. El director aclara que su obra no pretende ser una crítica frontal a la tecnología, sino una invitación a detenerse y formular preguntas incómodas.

Por ello define a Egregor como un ritual y no solo como un espectáculo. “El espectador es el personaje principal. Lo que sucede en escena es un umbral, un pasaje que incorpora elementos ritualísticos, desde danzas inspiradas en la psicomagia y el manejo energético, hasta influencias chamánicas y butoh”. La puesta en escena busca así que cada asistente se reconozca dentro de un proceso de transformación y reflexión.

Cumplido destaca que la pieza cuestiona la manera en que, como humanidad, nos relacionamos con el avance tecnológico. “Me pregunto por las implicaciones filosóficas de este vertiginoso uso de pantallas e inteligencia artificial. ¿Qué significa para nuestro futuro como individuos y como especie?” La creación se convierte en un espacio para detenerse ante esa avalancha y, a través del arte, formular lo que él llama preguntas necesarias para salir de la inconsciencia colectiva.

Egregor (Alan Mino)

La Capilla Gótica: entre lo ancestral y lo futurista

La elección de la Capilla Gótica del Instituto Cultural Helénico no es casual. Para el creador, la carga histórica y estética del espacio genera un contraste poderoso con el universo tecnológico de la obra. “Me motivó la idea de colocar ultratecnología en un lugar probablemente europeo de los más antiguos de América, un sitio que se ha trasladado varias veces y que hoy parece un refugio postnuclear, distópico”, señala.

El propio Cumplido ha interpretado música en ese recinto, lo que refuerza su conexión personal. “Siempre me ha atraído la mística del gótico, su oscuridad y su penumbra. Pensé en la capilla como un oasis, pero también como un hipotético refugio que en cien años podría trasladarse otra vez para resguardar secretos de la humanidad”.

Ese juego de contrastes atraviesa toda la dramaturgia: la solemnidad de la piedra antigua dialoga con hologramas, láseres y proyecciones digitales. El director describe el reto técnico como un ejercicio de equilibrio: “Tenemos proyectores, humo, sonido 7.1, luminarias robóticas y hologramas. El desafío no es usarlos todos al mismo tiempo, sino con restricción, para evitar que la obra se convierta en una discoteca en lugar de un ritual distópico y misterioso”.

Egregor (Alan Mino)

El nacimiento de una entidad colectiva

El concepto de Egregor parte de una noción filosófica y espiritual: la creación de entidades a partir de la energía conjunta de millones de mentes enfocadas en un mismo objeto. Cumplido explica: “Existe el egregor del fútbol, de la guerra, de la pornografía; todo aquello que concentra la atención colectiva genera energía. Lo que presentamos en escena es el máximo egregor: el de la inconsciencia humana”.

El director insiste en que el problema no es la tecnología en sí, sino la falta de cuestionamiento. “No hay conciencia sin preguntas. Cuando uno se pregunta por qué consume alimentos dañinos o por qué entrega su vida a dispositivos que caducan cada dos años, inicia un proceso de transformación. Pero la complacencia de estas herramientas nos domina sin fricción, haciéndonos sentir cómodos mientras cedemos nuestro poder de decisión”.

México, asegura, es el escenario perfecto para situar esta metáfora. “Creo que el país es un portal hacia la disidencia y el despertar. Mientras el mundo avanza hacia la destrucción, México puede convertirse en un punto focal de resistencia y liberación. Por eso, en esta narrativa, la Capilla Gótica se vuelve el último refugio contra el dominio del egregor”.

La música, por su parte, refuerza esta tensión entre lo ancestral y lo futurista. Cumplido estudió música antigua durante quince años, por lo que la partitura incorpora instrumentos barrocos como la viola da gamba, interpretada por Mario Salinas, junto con sintetizadores y paisajes sonoros electrónicos. “La viola da gamba tiene una riqueza tímbrica única, mientras que los sintetizadores permiten generar la agresividad y la distorsión que describen esta modernidad distorsionada. Es una manera de entrelazar lo humano y lo sintético en un mismo lenguaje sonoro”.

Egregor (Alan Mino)

Entre disciplinas, futuro y resistencia

Egregor es también un ejercicio de transdisciplinariedad. El montaje combina teatro, danza, ópera barroca, multimedia y artes visuales en lo que Cumplido denomina una “orquestación escénica”. “Cada disciplina es un instrumento. La danza, la música, las luces y la tecnología se organizan como una partitura en la que cada elemento dialoga con los otros. El objetivo es que nada se sienta decorativo, sino parte orgánica del ritual”.

La complejidad técnica no eclipsa el trasfondo filosófico. Para el creador, la obra busca ser un espejo de lo que enfrentamos como sociedad en plena era digital: “El egregor es una pregunta dentro de la pregunta. Nos confronta con la inconsciencia colectiva y con la urgencia de despertar antes de que sea demasiado tarde”.

Finalmente, Cumplido lanza una invitación directa al público: “Sean curiosos. Van a encontrar un elenco fascinante, tecnología inmersiva, belleza, intensidad y un planteamiento que nos concierne a todos. Egregor no es solo teatro, ni solo danza, ni solo arte inmersivo; es todo eso junto y más. Una experiencia poética, confrontativa y distinta que transforma un fin de semana en la Ciudad de México en un ritual compartido”.

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