Escenario

Alejandro Marcovich: “No me interesa lo que pase con el rock”

El compositor ofreció uno de sus acostumbrados talleres para guitarristas en la Ciudad de México

entrevista

Foto:

Foto:

Especial

“Somos cuatro hermanos y por alguna razón mi mamá insistió particularmente conmigo para que tocara un instrumento, no para que me convirtiera en músico sino porque era un niño solitario; su primer impulso fue mandarme a tocar piano con una de sus amigas que era concertista, terminé abandonando las clases porque no conecté con el instrumento, no hacía las tareas y cosas así, no me emocionaba tanto”, contó el músico, cantante, compositor y arreglista Alejandro Marcovich en entrevista con Crónica Escenario.

“Después del piano, mi mamá me sugirió estudiar violín y lo primero que me imaginé fue a un niño con el cabello relamido, lentecitos y tocando el violín muy educadamente, esa idea me hizo rechazarlo inmediatamente. Cuando tenía unos 9 años mi mamá le pidió a un maestro de guitarra que fuera a mi casa a ver si conectaba con el instrumento, el maestro me enseñó una canción folklórica y a tocar algunos acordes simples; luego de una partitura de música clásica para tocar el piano, finalmente conecté con la guitarra”, continuó.

El guitarrista, quien estudió física en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), además de música en la Escuela Nacional de Música y diversos cursos y talleres en el Colegio de Música y la Escuela Superior de Música, desde 1995 dedica gran parte de su tiempo a la enseñanza dando talleres, master class y clínicas para guitarristas y grupos, así como talleres de armonía e improvisación en México, España y Estados Unidos.

“El primer taller que di en una escuela de música fue hace 20 o 21 años y duró varios días, pero ya llevaba varios años tratando de encontrar la manera de compartir mis conocimientos con la comunidad de compañeros guitarristas porque me daba la impresión de la inexistencia de eso en el ambiente, muchos guitarristas en ese entonces se basaban en la intuición de ver tocar a alguien pero no tenían la educación que les permitiera abrir su espectro de posibilidades; luego de ese taller he impartido cursos en diferentes formatos por todo el país”, dijo.

“Cuando tenía 21 o 23 años buscaba la información por todos lados y era muy difícil encontrar algo, hoy existen mucha información gratuita en internet, todo se encuentra al alcance de un clic, entras en un mar de información que muchas veces puede ser falsa, además siento que obtener todo tan fácil no es tan nutritivo, es como escalar el Everest para intentar llegar al cima comparado con llegar gracias a un helicóptero, por ejemplo, tener todo tan sencillo te resta la experiencia y aprendizajes importantes que se pueden tener en el camino, no hay atajos o no debería haber atajos, se trata de trabajar duro”, agregó.

El taller más reciente que el músico ofreció fue Clínica de Guitarra, presentado el pasado 19 de diciembre en Hobos, lugar especializado en jazz, blues y rock ubicado en el corazón de San Ángel. “Se dividió en dos tipos de alumnos, los que pasaban al frente a tocar para que yo los analizará y les diera retroalimentación y los que participaron como espectadores, al final se hizo una ronda de preguntas y la intención principal en ambos era que absolvieran algo como guitarristas, me parece que los talleres son una dinámica positiva para todos, para regresar a casa con un nuevo aprendizaje”, señaló.

Además de los talleres, el músico recientemente visitó Colombia para ofrecer algunas presentaciones y compartir sus creaciones como solista, las cuales se desprenden de sus discos Nocturnal (2003), Alebrije (2015) y En el tiempo (2017). “Hago cosas que me gustan principalmente a mí, luego cuando represento las canciones en el escenario les doy vida de maneras insospechadas incluso para mí, porque depende del ánimo que tenga en el momento. Me considero un artista vivo, no un reproductor de patrones, en ese sentido soy un monstruo cavernícola al que no le interesa lo que diga el algoritmo de la industria musical”, destacó.

“Crecí con la música de protesta de los años sesenta así que sigo siendo entre punk y rebelde con causa, entonces no me afecta en lo más mínimo ninguna de las cosas que pasan en la industria musical y lo digo muy convencido. Lo que sí me interesa es aprender cada día, subirme coherente al escenario a prender de mí mismo, no soy un mercader y no estoy ni remotamente cerca de serlo y mucho menos de imaginarme haciendo música para satisfacer una demanda colectiva”, añadió.

¿UNA VEZ ROCKERO, SIEMPRE SE ES ROCKERO?

Alejandro Marcovich: “No me interesa lo que pase con el rock”

  

   

“Todos sabíamos qué era el rock and roll, luego se convirtió en algo más intelectual donde intervinieron artistas como Bod Dylan, entonces si Bob Dylan es rock, pero también lo es Iron Maiden, R.E.M o Caifanes ¿Qué demonios es el rock? En alguna ocasión escuché a un colega decir que el rock es un estilo de vida, me levanté y dije que yo no creía eso porque yo no tengo nada que ver con la vida que lleva Keith Richards o la que llevaba Jim Morrison. Tampoco creo que sea una postura política porque muchos van contra el sistema con la izquierda y cobran con la derecha”, expresó.

“No soy un analista, no puedo ser juez y parte, no me imagino ver desde afuera algo a lo que se supone que pertenezco para dar un veredicto y aunque suene egoísta, es algo que no me importa, lo que me importa y me ocupa es mi música, con mi disco más reciente hice un esfuerzo por hacerlo interesante y divertido y es lo que es, ni siquiera puedo decir que es un disco de rock, no sé qué clase de artista soy, mis influencias son demasiado variadas”, agregó.

Marcovich ha destacado en la industria musical mexicana y sobre todo en el movimiento rockero del país, por ser fundador de grupos como Leviatán, Las Insólitas Imágenes de Aurora y Caifanes, además de ser productor de bandas como Santa Sabina, Los Lagartos, Los Estrambóticos, Rita Guerrero, Yucatán a Go-Go, Ultrasónicas, Enter, por mencionar algunos.

“No es un ritmo, no es una postura política, no es un estilo de vida ¿entonces qué es? puede haber rock con sintetizadores o con guitarras eléctricas, puede salir un disco de Eddie Vedder cantando con un ukelele y sigue siendo rock porque él es rockero, entonces yo tampoco dejaré de ser rockero porque vengo de un grupo de rock a pesar de tener influencias de la música folklórica y el jazz, por ejemplo. No sé si en otras artes existan tantas bifurcaciones, pero realmente no interesa lo que pase con el rock, el barroco desapareció y no pasó nada, al final si la gente escucha reggaetón por algo será, si no pueden notar que llevan escuchando la misma canción por 20 años es por falta de educación y eso es lo importante, lo triste de todo”, concluyó.