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Carla Simón: ‘Alcarrás’ es política desde la intimidad

ENTREVISTA. La cineasta es finalista del Premio del Público LUX por su más reciente filme, que ganó el Oso de Oro de la Berlinale

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La cineasta Carla Simón.

La cineasta Carla Simón.

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La cineasta catalana Carla Simón (Barcelona, 1986), elegida el pasado martes finalista del Premio del Público LUX con su película Alcarrás (2022), habla en una entrevista con EFE de cómo política e intimidad se entrelazan en su filmografía y de lo que supone exponer sus historias y a actores no profesionales al escrutinio de las audiencias.

Alcarrás, nominada a un Premio del Público LUX en el que el jurado es de 27 países europeos, es una propuesta de cierto modo ultralocal, rodada en catalán. ¿Qué temas refleja la familia Solé que puedan apelar y conectar a una audiencia tan heterogénea?

Es una historia muy local, pero al final habla de una familia muy grande y de esta manera de hacer agricultura en familia, que está en peligro, que ya no es lo común que era antes. Esto está pasando en todo Europa y me di cuenta cuando estábamos estrenando la peli en varios países. Había muchos sitios donde me decían que los pequeños agricultores también allí estaban en la calle, manifestándose, porque les será cada vez más difícil sobrevivir y vivir de lo que cultivaban en pequeño. Esta manera de hacer agricultura, que yo creo que es el oficio más viejo del mundo, es algo que está muy en cuestión. No va a desaparecer la agricultura porque la necesitamos, pero sí que aparecen nuevos modelos que hacen que esta manera de hacer agricultura en pequeño ya no tenga su sitio.

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“Ha habido mucho diálogo y el resultado es un palmarés muy compartido, de acuerdo a la voluntad de Kristen de que todo el mundo se sienta representado”, dijo Simón.

Es tu segunda película después de que en Verano 1993 exploraras una historia muy personal, la tuya. Ahora tratas temáticas un poco más universales, políticas. ¿En cuál de los dos registros te sientes más cómoda?

Para mí, Alcarrás y Verano 1993  tienen en común la intimidad. Es verdad queVerano 1993  hablaba de temas un poco más humanos, como es el duelo o la adopción, y Alcarrás tiene un contexto mucho más político. Al final, retrata una familia y cómo les afecta el hecho de que tengan que dejar unas tierras. El hecho de perder las tierras no solo hace que pierdan su oficio, sino que también pierden una manera de vivir en familia, de convivir tres generaciones bajo el mismo techo, algo que antes era muy común y cada vez lo es menos. Yo creo que me siento cómoda hablando de las familias en general desde esta intimidad. Alcarrás es política desde la intimidad.

Se acaba de conocer que RTVE ha adquirido tu próxima película, Romería, en la que vas a volver a la historia de Frida. ¿Cómo te sientes volviendo a tocar tus raíces de esta manera?

Romería es un proyecto que también habla de la familia, pero desde un lugar muy distinto y sobre todo es una película sobre la memoria. Hay algunos retos con los que me apetece mucho jugar porque, aunque mi tono es mi tono y no voy a dejar como de buscar este realismo que me gusta tanto, sí tiene como toda una parte un poco más onírica e imaginativa que para mí es algo nuevo a explorar y me apetece mucho.

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Tus dos películas han sido seleccionadas para representar a España en los Oscar y luego han tenido periplos irregulares en otras entregas de premios. ¿Cómo es para ti exponer historias tan personales e íntimas al juicio del público, los jurados o las academias?

Es parte del juego. Al final hacer una película es un acto de comunicación porque queremos contar algo y siempre hay esa cosa de que a lo mejor hay gente a quien le va a interesar, a quien le va a gustar y a quien no. Todo cineasta tiene esto en cuenta. Yo me siento muy afortunada de que mis películas hayan tenido este recorrido y que hayan conectado con el público, sobre todo porque siento que yo tengo una manera de contar que es la mía, con sus sutilezas y su mundo. El hecho de que hayan llegado tan lejos siendo fiel a mi manera de contar ha sido una fortuna. Lo que pasa con los premios para mí es como otro universo que tiene que ir como muy protegido emocionalmente, porque a veces los ganas y a veces no. Y no pasa absolutamente nada porque las películas continúan siendo las mismas y lo importante es el viaje que tú haces con ellas y cómo te hacen crecer.

¿Qué supone esto para los actores con los que trabajas en Alcarrás, que no son profesionales? ¿Cómo les acompañas en esas alegrías y decepciones?

Para la gente que no son actores profesionales y que es la primera vez que hacen una película es una aventura nueva. A nivel humano lo tienes que acompañar muy bien tanto en la preparación de la película, como en el rodaje, como si va bien o mal el momento del estreno, que siempre es un momento de muchos nervios y de muchas dudas. En el caso de Alcarrás decepciones no ha habido realmente, ¿Cómo nos íbamos a quejar de los premios que no nos han dado si el viaje de la película ha sido maravilloso? Ha sido más una celebración constante de todo lo que ha pasado con la peli, que nunca pensábamos que pudiera llegar tan lejos.