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‘Misión imposible: Sentencia Mortal’: El regreso a la adrenalina de un suspenso amenazante

CORTE Y QUEDA. El estreno más importante de esta semana es la séptima entrega y primera parte del final de la saga protagonizada por Tom Cruise

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Fotograma de ‘Misión imposible: Sentencia Mortal’.

Fotograma de ‘Misión imposible: Sentencia Mortal’.

CORTESIA

Desde que el agente especial de la IMF Ethan Hunt (Tom Cruise) debutó en la taquilla, la saga de Misión imposible en cines ha pasado por diversas etapas, llegando al punto en que encontró su propia voz, aprendiendo a navegar entre la acción extrema y el suspenso nato de la labor de espías que inexorablemente acompaña a la franquicia. Gracias al paso de nombres detrás de cámara como Brian De Palma, John Woo, JJ Abrams y Brad Bird, el fenómeno ha sobrevivido ya tres décadas con diferentes misiones, si decidíamos aceptarlas.

Pero fue con Christopher McQuarrie, director que Cruise conoció al realizar la primera aventura de un incorruptible militar en Jack Reacher: Bajo la mira (2012) que ha creado la dupla ideal para el universo de Misión imposible. Gracias al gran entendimiento entre ambos, han sabido no sólo mantener el interés en este universo sino que han balanceado de buena forma la mezcla de ambos factores natos de la franquicia nacida a mediados de la década de los 60, sorprendiendo a propios y extraños.

Aunque pareciera que una nueva entrega podría caer en las vías del agotamiento como lo ha hecho Rápido y Furioso o en las del ocaso del héroe al estilo Indiana Jones, han sabido esquivar las peligrosas balas de ambos caminos para demostrar que la saga está más viva que nunca en el primer capítulo de lo que podría ser el final de los años de servicio de Ethan Hunt después de 27 años con Misión Imposible: Sentencia Mortal - Parte uno, donde, como lo hiciera en 1996, recibe una actualización necesaria y bastante plausible para nuestro presente.

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Hunt es convocado nuevamente por la IMF y su viejo conocido, Kittridge (Henrzy Czerny) para ofrecerle una misión que podría costarle todo al agente: recuperar una llave formada en dos partes que todos están buscando, ya sean las súper potencias del mundo o las facciones terroristas y villanos deplorables a los que ha vencido siempre. Pero existe una amenaza inesperada, una inteligencia artificial conocida como La Entidad que llevará a Ethan y su equipo al límite, llevándolo a confrontar su doloroso pasado.

No cabe duda que Tom Cruise se ha convertido en el amo de los blockbusters. Ya sea por la inagotable estamina que demuestra en cada secuencia riesgosa que realiza sin dobles, hasta el eterno compromiso por lograr lo mejor en una secuencia ya sea aprendiendo a volar un avión militar (Top Gun: Maverick, 2022), trepando el más alto edificio de Dubai con riesgo de caer o sujetándose a un avión en pleno vuelo, lleva la espectacularidad y la búsqueda por ofrecer un entretenimiento realista alejado del mar de mal CGI que abunda en las producciones veraniegas a niveles insospechados.

En Sentencia Mortal – Parte Uno no es la excepción, pero aquí Cruise y McQuarrie apuestan un poco menos por esa espectacularidad para regresar a una base similar a la cinta de De Palma, donde la acción se centra en combates mano a mano prácticos al estilo de John Wick y, sobre todo, resaltando los giros de tuerca, las traiciones y la adrenalina a base de un suspenso amenazante que se cierne en algo cada vez más real como la inteligencia artificial, misma que hace ver a Solomon Lane, ex villano de la franquicia, como un chiste.

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El relato retoma muchos elementos de esa primera entrega de la franquicia cinematográfica así como de la serie, mostrando respeto a lo logrado y refrescándolo de buena forma. Aunque el guión puede sentirse intrincado por momentos, ofrece no sólo la mirada clásica de estos relatos de espionaje nacidos en la Guerra Fría, sino que le da una actualización al mostrar un temor hacia la tecnología bastante interesante gracias al planteamiento que utilizan con La Entidad, dándole un enfoque muy realista a la misma que pone el punto de reflexión entre el conflicto de lo análogo y los avances imparables, mostrando algo que posiblemente a Isaac Asimov pondría triste.

Si bien no es la primera vez que una franquicia toca este tema de la tecnología y sus peligrosos dominios convertidos en amenaza global, si lo es para una franquicia que fue creciendo cada vez más en el uso de la misma para sus fines. Pero aquí, la herramienta no es de fiar, se vuelve en contra y sabe todo de nosotros, incluso de un Hunt, hijo de la era análoga donde un cambio de máscaras y un chip de voz hacían milagros. Esa disyuntiva ya hace a la cinta lo suficientemente atractiva, dejando por sentado una sensación de miedo por la bravata del gran enemigo presentado.

Cruise no está solo, pues regresan sus fieles amigos Luther (Ving Rhames) y Benji (Simon Pegg), junto con la agente retirada del MI6 Isla Faust (Rebecca Ferguson), que buscarán impedir que la inteligencia artificial adquiera la codiciada llave. A la aventura se suma una estafadora y ladrona carismática, Grace (Hayley Atwell), que será parte clave para cumplir la misión esta vez. Por parte de los malos, sorprende ver a Pom Klementieff (Mantis en los Guardianes de la Galaxia) como una ruda asesina a sueldo capaz de ponerse al tú por tú con Hunt, generando todo el caos posible para matarlo.

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La dosis de locaciones extravagantes clásicas de las cintas de espías también aparece. La galería de lugares nos lleva al desierto, a las calles de Roma o a las montañas austriacas como un panorama ideal para las situaciones imposibles que sólo los agentes de la IMF pueden cumplir. Pero es la música, compuesta por Lorne Balfe, que vuelve a la franquicia después de componer en la anterior entrega de la saga. Experimentado en este tipo de cintas, Balfe ofrece interesantes rendiciones no sólo de los temas originales de Lalo Schifrin sino una partitura que sabe transmitir cada momento de angustia, acción y drama de forma natural.

A pesar de ser la cinta con mayor duración de toda la saga con 2 horas 43 minutos de metraje, la capacidad de dirección de McQuarrie para llevar la grandilocuencia de ciertas secuencias hasta las confrontaciones más íntimas de buena forma, aunado de una edición interesante que mantiene un gran ritmo todo el tiempo, hacen que esta nueva Misión Imposible logre de nueva cuenta superarse al entregar un capítulo autoconclusivo para un aparente desenlace mucho más grande que deja la gran duda: ¿podrán Hunt y lo análogo vencer la amenaza del futuro que nos ha alcanzado? Es algo que tendremos que averiguar en el siguiente capítulo.

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