Hay un tren que recorre Costa Rica y mueve a la población del país, éste funciona como una especie de metáfora de la vida costarricense, revelando una realidad a la que “el mito blanco” del país le da la espalda. A través de este vehículo, Gabriel Serra muestra la diversidad de indígenas, afrodescendientes y migrantes que conviven con la hegemonía criolla en su más reciente documental, El mito blanco, que estrenó en FilminLatino y está disponible para verse de manera gratuita hasta el día 2 de junio en la plataforma.

En Crónica Escenario hablamos con la mano derecha de Serra en este proyecto, la productora Abril López acerca de este filme que muestra la verdadera cara de la sociedad costarricense. “Gabriel es quien dio con esta historia gracias a que siempre se está mudando de país, de casa, y en ese momento él estaba viviendo en Costa Rica. Ahí conoció a estas personas y empezó a darle estructura al documental y, cómo el migrante que es él; la idea principal fue que el ferrocarril fuera la conexión entre los personajes y cómo estas comunidades son invisibilizadas”, mencionó López. “Costa Rica uno lo ubica como un país amigable pero en sí tienen muchos problemas, de ahí el nombre de El mito blanco”, agregó.

Este filme propone una coproducción entre tres países, Costa Rica, Nicaragua y México. Es ahí donde Abril se involucró en el proyecto. “Conmigo se acercó Gabriel desde antes de filmar la película, presentándonos la idea y la propuesta, pero difícilmente íbamos a lograr una producción al 100, encargarnos de esto en línea sin tener los talentos mexicanos. La idea es que las personas que estuvieran en el rodaje también fueran mexicanos, le dije que si me interesaba la historia, además estudió en el CCC, me gustaba su trabajo y acepté, pero la única forma en que podía involucrarme como productora mexicana era encargarme de la postproducción. Curiosamente, la coproducción con México se hizo solo al finalizar la película, aunque sí estuvimos en algunos otros aspectos durante el rodaje”, explicó.

Algo de lo importante de El mito blanco es darle voz a una historia que muchos desconocen, algo que para López es fundamental hacer. “A mí me gustan mucho los proyectos que son bastante íntimos y también en que el director tenga una relación estrecha con los personajes, ya de entrada por logística este proyecto contaba con eso. Para mí, fue muy importante participar porque tenía esta idea de que Costa Rica era más abierto, más amigable, en que todo funciona bien y con esto Gabriel me hizo conocer el otro lado y que hay comunidades que son discriminadas, de ahí fue la relevancia que para mí provocó y logró que me involucrara de lleno”, afirmó la productora.

Como todo filme, El mito blanco presentó retos durante su producción. “El primer reto fue el tema de la investigación previa al rodaje, toda la parte teórica, los libros y los investigadores que luego pasó a la de campo, acercándonos a los personajes, creando este lazo de confianza por parte de Gabriel y el equipo de producción en línea. Vaya, hay más detrás que no vemos en cámara. El otro reto fue en las cuestiones de presupuesto o fondos, justo lograr tenerlo completo para el filme pues nos tocó un momento en que FOPROCINE, entre otros, estaban muy competidos para conseguirlos. Entonces, tuvimos que cambiar la estrategia y aplicar a otras convocatorias para conseguirlo”, ahondó Abril.

La productora mexicana tiene una carrera bastante interesante por lo que esta cinta de Gabriel Serra es un proyecto más que le ayuda a cimentar su visión en esta industria a través del apoyo a nuevos cineastas. “No veo a El mito blanco como un parteaguas en mi currículum porque en realidad fue la ópera prima de Gabriel. Cada película es un reto, pero para el tipo de cintas que hago, que son óperas primas, siempre es un reto mayor porque tienes que lograr financiar la película con alguien que es su primera vez y los procesos pueden ser más lentos, porque hay demasiada inseguridad con los directores ya que, al ser su primer filme, se exigen de más, en que tiene que ser perfecta y en la edición a veces no les convence y uno tiene que ser más flexible con menos recursos”, aseveró Abril.

“Me gusta asumir el reto de óperas primas, todo ese trabajo previo de dimensionar la historia, cuestionarla, analizarla y lograr tener fondos y es lo que más disfruto y con los directores de estos proyectos es algo que se facilita aún más, están más abiertos a escuchar, al diálogo y a recibir también recomendaciones, sugerencias, de todo”, añadió la productora.

Finalmente, Abril López agregó que la cinta de Serra si le dejó interesantes observaciones y aprendizajes con los cuales se queda. “Para mí, aparte de la historia que fue muy impresionante por sí sola, este documental me ayudó a dimensionar lo que significa una coproducción, y más cuando eres la parte minoritaria. Me quedo con la enseñanza de la colaboración internacional y que tanto te puedes comprometer o los límites para asegurar que logres la parte de tu porcentaje, son cosas elementales para que esta película la veas y te preguntes donde está el trabajo mexicano, fue toda la corrección de color, diseño sonoro, que la película tuviera una corta final que se pudiera presentar en festivales, es fue la mayor formación que obtuve con esta película para abrir caminos internacionales”, concluyó.