Escenario

‘Todo en todas partes al mismo tiempo’: Una aventura multiversal y delirio cinematográfico

CORTE Y QUEDA. Luego de cautivar con Un cadáver para sobrevivir (2016), la pareja creativa de Daniel Kwan y Daniel Scheinert vuelven a sorprender con una comedia dramática existencialista

cine

El filme llevado de una manera increíble por Michelle Yeoh.

El filme llevado de una manera increíble por Michelle Yeoh.

CORTESIA

El concepto de que nuestra realidad sólo es una de tantas no es nuevo. De ahí que nazca el término del multiverso, algo que los científicos usan para describir la idea de que más allá del universo observable, también pueden existir otros que no somos capaces de percibir. A partir de esa visión, la dupla de Daniel Kwan y Daniel Scheinert, mejor conocida como Daniels, han creado una cinta que abarca como lo dice su nombre Todo en todas partes al mismo tiempo (2022).

Siguiendo esos temas filosóficos que tanto le interesan a esta pareja creativa, algo que hicieron evidente en su anterior largometraje, Un cadáver para sobrevivir (2016), Daniels cuenta el relato de una anciana inmigrante china llamada Evelyn (Michelle Yeoh) cuyo núcleo familiar está rompiéndose y su vida parece no tener rumbo. Su esposo, Waymond (Ke Huy Quan) le pide el divorcio, su padre Gong (James Hong) no le brinda apoyo y la ve como un fracaso y su hija, Joy (Stephanie Hsu), prácticamente la detesta.

Es en medio de este caos que Evelyn se ve envuelta en una aventura donde ella puede ser la última esperanza para salvar este mundo y todos los multiversos ligados a él, tratando de enfrentar a una fuerza maligna inesperada que la hará cuestionar su misma existencia, las decisiones que ha tomado y todo aquello que ha marcado su vida.

El filme mezcla el drama con el humor de una forma fascinante.

El filme mezcla el drama con el humor de una forma fascinante.

CORTESIA

El guion de Daniels resulta ser uno de los más complejos, irreverentes e ingeniosos que se han escrito recientemente pues a partir de un drama disfuncional familiar ahonda no sólo en lo sensorial sino en lo filosófico en el momento de abrir la percepción de la protagonista y a su vez del gran espectro de los multiversos donde pareciera que cada fracaso, decisión, triunfo y aprendizaje deriva en otras versiones de uno mismo con las que, de alguna forma, estamos conectados.

La incomprensión que Evelyn (Yeoh) tiene de inicio acerca de la magnitud de lo que enfrenta hace sentir tanto a ella como al espectador una insignificancia ante el infinito de posibilidades que hay en el multiverso solo para ir tomando mayor relevancia recordándonos que aún los más diminutos actos o personas pueden tener una relevancia enorme que muchas veces desconocemos del todo.

Esto es llevado de una manera increíble por Michelle Yeoh, que realiza un papel con un reto muy interesante que incluso se vuelve un tanto autorreferencial, pasando por el cine de acción y artes marciales hasta la comedia muy absurda pero que funciona con creces. Aunado a ello, tenemos a Waymond, interpretado por Ke Huy Quan, aquel que fuera acompañante de los Goonies como Data o de Indiana Jones en el Templo de la Perdición como Short Round, que aquí toma el papel del esposo abnegado que parece hacer todo mal con las más nobles intenciones de amor y que, en medio de la locura del multiverso, puede llegar a ser mucho más que eso.

Una constante de esta locura es el sentido del absurdo para hablar de cosas mucho más serias, como la cuestión de qué es lo que verdaderamente importa en nuestra vida y si acaso somos parte de un universo tan enorme o si realmente no importa nada de lo que hagamos, dejando la cuestión para la interpretación de cada uno de los espectadores en un relato que realmente podría parecer convencional y con un villano muy marcado pero realmente no. Es esa ambigüedad la que persiste en la cinta.

El filme se perfila como uno de los guiones del año.

El filme se perfila como uno de los guiones del año.

CORTESIA

Aunado a ello, Daniels sabe cómo hacer un maravilloso espectáculo donde sacan recursos de efectos especiales que no son excesivos pero si precisos para explicar los saltos entre multiversos o la misma percepción mental de Evelyn mientras pasa a través de ellos descubriendo si es aquella elegida que puede evitar el fin de la existencia o si se suma a ese vacío donde todo importa pero nada importa, una sensación que es casi inmersiva gracias a la edición de Paul Rogers y la fotografía de Larkin Seiple, que poco a poco le dan una identidad y forma a lo que vemos pasar por nuestros ojos. Y es que en medio de una plaga de multiversos cinematográficos que parecen estar hechos meramente para vender, esta cinta refresca esta idea para darnos un sentido un tanto cínico de originalidad, abriendo un tercer ojo de maneras inesperadamente interesantes.

Logrando una gran montaña rusa llena de risa, drama y acción, Daniels amalgama de buena forma varios géneros en un delirio cinematográfico como pocas veces se puede ver en pantalla grande, una aventura multiversal que se toma su tiempo en construirse y deconstruirse a sí misma sin dejar de lado la profunda reflexión de nuestra existencia creando un híbrido interesante que nos invita a valorar no sólo la vida que tenemos sino cada decisión, acertada o errónea, cada experiencia, poniendo a prueba la percepción de las mismas para dejarnos llevar en medio de un multiverso de posibilidades en el que Matrix, Wong Kar Wai y el wu xia caben en un solo mundo.

Finalmente, cabe decir que resulta increíble que, a partir de una trama tan sencilla, Daniels logre una cinta arriesgada que pudo apuntar hacia un desastre total pero que lo esquiva, generando un frenesí interesante lleno de referencias de todas partes que demuestran el avance de un par de realizadores que mantienen su esencia, dejando la solemnidad de lado para ser capaces de burlarse de sí mismos, de la vida, del cine y del existencialismo mismo sin dejar de ser interesantes.

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