Escenario

‘Para su tranquilidad haga su propio museo’, una oda a la soledad creativa, la vejez y la sororidad

ENTREVISTA. Las cineastas Pilar Moreno y Ana Endara presentaron en el FICG la historia de Senobia Cerrud, una mujer de Panamá que transformó su casa en un museo; un filme sobre la autodeterminación femenina

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El filme ganó el premio a la Mejor Fotografía de la competencia de Largometraje Iberoamericano en el FICG.

El filme ganó el premio a la Mejor Fotografía de la competencia de Largometraje Iberoamericano en el FICG.

CORTESIA

En un pueblo minúsculo panameño, llamado Paritilla, habita el fantasma de una anciana llamada Senobia Cerrud, quien tiempo atrás transformó su casa en el “Museo de Antigüedades de Todas Las Especies” para exhibir ahí una colección única de piezas y obras que han sido minuciosamente clasificadas.

Después de su estreno mundial en el prestigioso IDFA, International Documentary Festival Amsterdam, y de ser seleccionado para otros festivales como HotDocs en Canadá, Festival de Málaga, Cinelatino en Toulouse y FICCI en Cartagena, el documental híbrido Para su tranquilidad haga su propio museo tuvo su estreno latinoamericano en el 37 Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) y Crónica Escenario tuvo oportunidad de charlar con sus realizadoras, Pilar Moreno y Ana Endara, quienes hablaron más a detalle de esta artista panameña y el elenco coral que revive su memoria.

“Conocí a Senobia hace mucho, aproximadamente unos 20 años mientras trabajaba en un proyecto cultural de una revista con unos amigos buscando manifestaciones de cultura que estuvieran fuera de los circuitos comerciales. Uno de ellos sugirió a alguien que tenía un museo en su casa y fue ahí donde la encontré por primera vez. Fue una visita impresionante, no esperaba encontrar algo tan hermoso en un lugar tan remoto y pequeño donde la vida es complicada o incluso muy dura. En medio de esto, ver a esta mujer con la capacidad inventiva que tenía, la creatividad tan desbocada fue algo que vi y jamás me olvidé de ello. Pasaron los años y durante la creación de un proyecto de arte espontáneo, algo que me apasiona, pensé en Senobia pero ella ya había muerto y su museo había casi desaparecido, lo que sirvió como motor para hacer este documental”, comentó Pilar acerca de los orígenes de este relato cinematográfico.

A su vez, Ana explicó por qué decidió colaborar de nueva cuenta con Moreno. “He trabajado con ella antes y me gusta su manera de ver el mundo. Dirigir junto a ella este filme presentaba muchos retos que no dudé en enfrentar. Teníamos muy claro en que no queríamos hacer una biopic tradicional o de fórmula. Esto planteó la inquietud de plasmar entonces a la figura de Senobia como un fantasma, mostrando las huellas que ella dejó en su comunidad, así como en las demás mujeres que fueron coetáneas de la artista, así como el pilar en que se convirtió dentro del quehacer artístico. Senobia tenía una enorme inventiva, recogía cosas de aquí y allá para crear su arte e historias. Este proyecto es recordar cómo las cosas que hemos hecho en vida pueden impactar a los demás”.

Si bien el documental habla de Cerrud, su arte y su fantasma, es el elenco coral el que le da un giro diferente a la historia. “Curiosamente, se dio casi como un proceso de casting para elegir a quienes pudieran representar a Senobia en algunas imágenes. En esa búsqueda nos acercamos mucho más a ellas, conociendo y escuchando mucho de sus relatos, lo que abrió el paso a que ellas por sus propios cuentos encontraran su lugar en el filme para hablar desde la experiencia de ellas. Poco a poco iban dejando atrás la primer presentación que tenían en las que hablaban más de otras personas que de ellas mismas, todo porque su único rol debería ser el de cuidadoras o soporte pero nunca pensaban en cómo han vivido o sentido ellas mismas las cosas, lo cual ofreció un mosaico mucho más amplio para la cinta”, ahondó Moreno.

“Hay una decisión de que todas armen una voz coral de lo que significa ser una mujer en el campo panameño, que es una vida muy jodida y eso resulta ser un punto que ellas compartían con Senobia pues ella también tenía esa vida pero se complementaba con el arte que, de alguna manera, la elevaba o rescataba de la dimensión en la que estaba y evadir esa soledad pues su grito de guerra era aquel que habitaba en sus pensamientos y escribía en todos sus cuadernos: sola quizás, solitaria jamás”, agregó la artista multidisciplinaria que codirige el proyecto.

Representación de la anciansa Senobia Cerrud, protagonista del filme.

Representación de la anciansa Senobia Cerrud, protagonista del filme.

CORTESIA

“El documental habla de eso, de tener una soledad creativa, de ser una mujer por sí misma antes de estar en función de su esposo o de sus hijos”, complementó Endara.

Moreno también explicó este enfoque acerca del patriarcado en este pequeño pueblo de Panamá. “Existe ese mandato patriarcal en esta sociedad, donde las mujeres son educadas para cuidar. Las hijas son inculcadas con este aprendizaje mientras que a los varones no se les enseña ese contexto para hacerse cargo de alguien”, aseveró.

Ana agregó que ese enfoque ha tocado de forma interesante a los hombres que ven el documental. “Eso es muy poderoso, que las mujeres verbalicen eso en la pantalla. De hecho, en la experiencia que hemos tenido hasta el momento con el público, llega mucho a los hombres que viven este dilema y se hace una acusación directa que funciona como un llamado a la reflexión acerca de esas posturas de porqué ellos se escapan de cuidar a quien te cuidó”.

Hay un detalle muy personal en la cinta que de alguna manera rinde homenaje a Cerrud y su espíritu en este museo representado en una vestimenta que usaron todas las mujeres que ofrecieron testimonio, aunque no todas estuvieran de acuerdo con ello. “La parte de que todas vistan de la misma forma nació de una tela que le gustaba a Senobia, algo serio para las señoras serias. Pero para nosotras forma parte del juego narrativo, al igual que sentarlas en esta silla en medio de la cocina, un espacio como una especie de simbolismo porque ¿qué otro espacio para hablar de lo femenino? Les preguntamos a todas lo que pensaban de ese vestido y la tela, muchas hacían referencia a Senobia y su recuerdo pero una alzó la voz en protesta y eso lo abrazamos inmediatamente porque es un cuestionamiento a nuestro juego y el cine es un poco eso, cuestionar a quién está detrás de las cámaras, especialmente en el documental. Todas jugaron, pero también tuvieron su espacio al cierre del filme”, aportó Ana.

En el proyecto también hay una escena de mucho poder femenino que se logra gracias a una obra de Senobia que muestra a las mujeres más importantes del siglo XX, incluyéndose a ella. “Esa obra viene originalmente de una colección que hizo, agregándose como una más de la misma, lo cual siempre me ha parecido muy potente, pensar en esa reivindicación desde un lugar tan pequeño en el que ella tenía tan poco margen de maniobra. Las originales estaban muy deterioradas para grabar así que decidí tomarlo como una obra conceptual de ella y hacer una colaboración al hacerlas a mi estilo”, dijo Moreno.

El aspecto visual de la cinta juega un papel determinante, algo que le valió llevarse el Mayahuel a Mejor Fotografía en la competencia Iberoamericana, por lo que Pilar nos habló mas a fondo de ello. “El arte es clave en el filme, la fotografía incluso juega un papel importante con la presencia constante del color azul que hace referencia a Senobia hasta los tipos de encuadres. Ambas decidimos que hubiera una presencia fuerte, además de que secuencias como las de la noche o el asilo e incluso las cajitas que remiten a pequeños espacios de videoarte funcionan para crear más una sensación que no se inclinara ante un discurso marcado, usando una forma que corresponde con el tema de la película”.

Las cineastas Pilar Moreno y Ana Endara en el FICG.

Las cineastas Pilar Moreno y Ana Endara en el FICG.

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“Nos inclinamos más por la opción de la resonancia, que es la idea de que lo que hacemos llega a otros, de que las palabras tienen un impacto que puede mover, impacta y desencadena impresiones, obras, acciones y otras palabras en un mundo donde claramente todos estamos interconectados”, añadió la artista y realizadora.

Resulta interesante que para Cerrud, el color azul resultará su favorito, algo que pareciera en cierta lectura ser un simbolismo de rebeldía ante las etiquetas de género. “No lo habíamos visto de esa forma, como un acto que va en contra de las etiquetas de género pues el azul si que se asocia curiosamente al varón y a la mujer el rosa. Pero vaya, era el color favorito de Senobia y esta lectura es muy interesante. Honestamente también tiene que ver con algo sensorial de aquella primera visita donde, al tomarle fotografías, salió con el vestido que recreamos en las que nos dieron sus testimonios. Ella trabajaba con pocos materiales así que probablemente le regalaron en algún momento unos botes de pintura azul y a partir de ahí su constante presencia”, afirmó Moreno.

Su compañera documentalista también cree que ese color resultaba de manera visual algo perfecto, muy contrastante al color barro que predomina en la región. “Es un un pueblo tan castigado por la sequía a punta de la ganadería en el pueblo de Paritilla, la región más seca de Panamá debido a la deforestación hecha por el hombre. Es ahí que ese azul celeste se contrapone de excelente manera”.

Finalmente, las realizadoras hablaron a detalle de su percepción de la soledad y el envejecer, algo que también forma parte de este documental como una arista interesante. “Como artista no siento la soledad como algo negativo. Me parece que la vena creativa exige esos momentos porque en ellos pasan las cosas más interesantes porque la creación te devuelve cosas, se mueve y empieza a funcionar. Siento que la soledad no es un estado que deberíamos temer sino verlo como un espacio confortable de mejora, de entendimiento, de sentirte a gusto. Después de haber hecho la película pienso mucho en lo poderoso de fomentar relaciones que sean de sororidad y apoyo mutuo con aquellos que te quieren mucho aunque estén o no muy cerca pero no porque te salven de esa soledad o para que te salven de ir al asilo. Son momentos en los que pasan cosas muy bonitas y momentos que uno lleva a esos otros espacios de soledad”, mencionó Moreno.

“También está una lectura como la que plantea nuestro documental planteada desde una situación en la que vamos a estar todos de un lado u otro, de cuidar a quien cuidó de nosotros, de esos momentos difíciles de la vida en que aquella persona no puede ya valerse por sí misma y qué puede hacer frente a ello. Son situaciones en las que tenemos que abrir los ojos, tomar decisiones coherentes. Tener una soledad confortable para enfrentar esas cosas es necesaria y tener ese momento ayuda para tomar decisiones en tiempos más complicados”, concluyó Endara.