
En la vía pública, donde se suelen colocar las ambulancias de la Cruz Roja, en la zona del parque Morelos, ahí despidieron sus amigos, familiares y compañeros a Luis Alfredo Castañeda Martínez, quien durante 45 años fue voluntario de la benemérita institución.
Su familia de la Cruz Roja despidió con un sentido homenaje a Luis Alfredo Castañeda Martínez, quien era conocido como “El Monitor” o “el Profesor”.
Con una semblanza sencilla, se le brindó un modesto y respetuoso reconocimiento.
“En la Cruz Roja solemos decir que somos una familia y hay varios casos que así ha sido literalmente, en el caso de Luis Alfredo, fueron cuatro hermanos los que ingresaron a las filas de la Cruz Roja: José Arturo, María de Lourdes y Jorge Hugo”.
Luis Alfredo siendo apenas un niño, a los 11 años ingresó al comité de juventud de la entonces Benemérita Cruz Roja Mexicana, era el año 1972.
Allí desempeñó varios cargos, en el departamento de socorristas juniors como instructor de primeros auxilios. Después pasó al cuerpo de socorristas en 1978, formando parte del grupo de instructores de la Escuela Piloto Regional número 8 zona 4, con sede en Guadalajara.
Fue muy activo en los servicios de emergencia, socorrista de cepa, que con su ejemplo enseñó y preparó a muchos socorristas, formó parte de la original Primera Sección de Socorrismo misma que la postre formó la Unidad de Rescate Urbano, a la que Luis Alfredo aportó muchos de sus conocimientos.
Su complexión física le favoreció para ser el monitor en la clase de levantamiento y traslado de lesionados, de ahí su sobrenombre de “monitor”.
Ser profesor normalista fue fundamental para poder impartir cursos y actualizaciones a las generaciones de integrantes.
Él fue también un elemento activo en otras delegaciones de Cruz Roja tanto en Jalisco, como en Sonora y en Chihuahua, en todos los lugares donde prestó servicio siempre demostró una integridad institucional, apegado a los principios fundamentales, portaba siempre con orgullo y gallardía su uniforme, dando honor a la insignia, lo que le permitió muchos años ser parte de la escolta representativa del Cuerpo de Socorristas.
En los servicios cuidaba la ambulancia que conducía, siempre alerta, sin perder de vista a los compañeros socorristas y paramédicos, espresaban sus colegas.
En los últimos años se alejó un poco de la actividad rescatista, pero de alguna manera siempre estuvo presente, ya que una afectación en su salud le limitaba participar activamente.
Con sirenas y códigos abiertos, se le rindió el último adiós, acompañado de estas palabras: “Hoy que ha concluido su servicio nos despedimos con un fraternal y sincero recuerdo del socorrista que se presenta en otra delegación celestial a seguir ayudando a la gente, Luis Alfredo, gracias por tu servicio. Gracias por siempre, la guardia ha concluido, descansa hermano, hasta pronto”.