
En una jornada electoral marcada por la baja participación ciudadana, fueron los adultos mayores quienes protagonizaron la escena en las casillas. Mientras los funcionarios esperaban votantes en sillas vacías por momentos, algunos ciudadanos llegaban con sus decisiones anotadas en papeles o libretas, reflejo de un interés por cumplir con su deber, pero también de un proceso que muchos calificaron como confuso, amañado o poco difundido.
“Yo vine a votar porque quiero ejercer mi derecho. De alguna manera quiero ser la semillita para un futuro, que ya venga algo mejor para las futuras generaciones”, expresó una mujer mayor que, aunque acudió con convicción, admitió no conocer a los candidatos. “La verdad te soy sincera, no conozco a ninguno ni nada”, dijo mientras mostraba su hoja con anotaciones que le ayudó a redactar su hija para saber por quién votar según la revisión que hizo de candidatos en medios de comunicación.
La soledad de las casillas contrastaba con la seriedad con la que muchos de estos votantes asumieron el proceso, a pesar de las dificultades. “Se me hizo difícil. Es nuevo para nosotros. Como no dieron mucha difusión, no se dieron a conocer”, relató un hombre mayor de 70 años que acudió con su padre y la esperanza de que su voto signifique una mejora para su comunidad. “Si mi papá tiene 90 años y también estaba desde anoche, voy a ir a votar”, afirmó, remarcando el compromiso familiar con la democracia.

Ante la complejidad del proceso, no fueron pocos los adultos mayores que requirieron ayuda para llenar sus boletas. La confusión por la cantidad de candidatos, cargos o el diseño mismo de las papeletas llevó a que muchos solicitaran el apoyo de un familiar que los acompañaba, quien les guiaba con paciencia en cómo marcar correctamente su voto, sin interferir en su decisión. En algunos casos, también fue necesario el apoyo del personal de casilla, bajo los lineamientos establecidos por el Instituto Nacional Electoral.
Aunque escasa, la participación también incluyó a personas más informadas que invirtieron tiempo en conocer a fondo a los candidatos. “Tardé más de seis horas en hacer el análisis para el voto. Gracias a la página del INE, Practica tu Voto, tuve oportunidad de conocer a los candidatos, ver su trayectoria académica y laboral, y finalmente sus propuestas”, explicó un ciudadano, convencido de que votar es tanto un derecho como una obligación.
Sin embargo, su caso fue la excepción. La mayoría de los entrevistados coincidieron en una queja común: la falta de información. “Eso fue lo malo. Cuando es para los presidentes, uno ya sabe todo lo que prometen… y ahora no, ahora estuvo nuevo esto”, dijo otra votante que, pese a no tener claridad sobre los perfiles, decidió acudir.
Algunas casillas incluso tuvieron dificultades para abrir a tiempo. “Sí abrimos a las ocho, pero nos faltó uno”, comentó una funcionaria electoral.
En medio de la incertidumbre y la escasa difusión, lo que se mantiene firme es la voluntad de una parte de la ciudadanía por participar, porque conocen la lucha que se dio para ejercer un voto libre. Aunque muchos no conocen a los candidatos o las propuestas, votan con la esperanza de sembrar un cambio. Como resumió una mujer mayor al salir de la casilla: “Pues uno lo hace por mejorar, ¿verdad? Porque cada día está la situación más difícil para todo el mundo”, concluye.