En 1922, Louis Armstrong recibió la invitación de su mentor, King Oliver, para migrar a Chicago y formar parte de su banda: Creole Jazz Band, que en ese momento era la agrupación de swing más reconocida en la capital del jazz.
Louis, entonces, se fue a Chicago y ese paso fue fundamental en su carrera, pues de aquí en adelante el crecimiento de su fama sería exponencial.
Con la Creole Jazz Band, Louis llegó como segundo cornetista, pero de inmediato se convirtió en el solista principal por su gran capacidad creativa y para la improvisación; ahí conoció a la pianista de la banda, Lilian Hardin, con la que se casaría y fue ella quien lo convenció de dejar a King Oliver y emigrar a New York para buscar mejores oportunidades.
Ya en la Gran Manzana conoció a Fletcher Henderson, el mejor director de orquesta, de piel negra, del momento, quien de inmediato lo invitó a formar parte de su orquesta y a quien Louis le reconoce que fue quien pulió hasta la perfección su educación musical; en ese proceso de obtener más herramientas para leer y escribir música, el talento y liderazgo de Armstrong emergió de manera natural y revolucionó la forma de interpretar la música de todos sus compañeros, gracias a su extrema creatividad y su oído privilegiado, además de su muy especial percepción de la interpretación musical.
Con todo este bagaje, regresó a Chicago en 1925 para reunirse con su esposa en una nueva banda creada por él mismo, o más bien dos bandas: Hot Five y Hot Seven. Una innovación más de Armstrong, que entendió el lado comercial de la música y la conveniencia de tener pocos músicos en sus agrupaciones. Fue con estas dos bandas con quienes realmente comenzó su camino de las grabaciones súper exitosas, desde la primera: “Potato Head Blues”.
En esos años fue que se decidió también a ser vocalista de su banda, y esa combinación de virtuosismo en la trompeta además de una excelente voz que lograba remover sentimientos en los escuchas fue lo que lo llevó al éxito.
Desde que comenzó a cantar, también fue pionero del estilo “Scat” de canto, que es el uso de la voz como un instrumento musical más por lo que sólo se pronuncian sílabas sin sentido, con un énfasis en la afinación, la duración de las notas y la expresión. Louis fue uno de los grandes maestros del scatting. Comenzó sus primeras colaboraciones vocales con otros artistas, desde Bessie Smith hasta Ella Fitzgerald.
Ya se había convertido en uno de los grandes de la historia del Jazz, y en los años 40, con la guerra y la post-guerra, demostró su capacidad de adaptación siguiendo su principio de pocos músicos, pues en esos tiempos económicos tan complejos era imposible mantener una orquesta completa.
En 1947 fundó una nueva banda: All Stars, con la intención de regresar a sus raíces del Dixieland. Con esta agrupación, además de hacer muchas grabaciones, participó en varias películas. Pero realmente fue comenzando los años 60 cuando logró llevar su música al gran público, para convertirse en el primer músico de jazz en tener un número uno en el Billboard, con su canción: “Hello Dolly”, su mayor éxito comercial, que en 1964 estuvo por encima de los primeros éxitos de The Beatles. En 1967 grabaría la pieza por la que más lo conocemos: “What a Wonderful World”, considerada la reina de las happy songs.
La leyenda de Satchel Mouth, llamado así por su gran boca, en todos sentidos, y al final más conocido como Satchmo, su apodo por una mala pronunciación inglesa, dejó este mundo en 1971, mucho más feliz de lo que lo encontró en 1901.
@jorgehhm
Copyright © 2024 La Crónica de Hoy .