Dentro del trabajo exhaustivo que enfrenta para reproducirse, Camilie necesita alimentarse el doble. Será la tercera vez para ella, y mientras escarba, escucha a unos perros acercarse a su baja posición. Están muy cerca como para que le dé tiempo de subirse al árbol, así que cambia de color. Tal habilidad es lo único que le ha ayudado a sobrevivir, mientras que no todos sus hermanos corrieron con la misma suerte. Algunos fueron devorados por búhos o coyotes.
A lo mejor a sus hijos les iría mejor. Ha puesto huevos tres veces y en ninguna conoció a sus crías, al igual que Camilie nunca vio siquiera a sus padres. La idea no la molesta, pues no es una mamífera sentimental. Es una camaleona cínica, con venas de sangre fría. Casi le da remordimiento cuando ve los cascarones, pero ella sabe que no es el sentimiento correcto.
Una vez que pone los huevos bajo la arena, se larga desesperada por comida. El cansancio y el hambre suman causándole una molesta migraña. Mientras caza, Camilie tiene la impresión de que sabe cómo camuflarse más contra los depredadores que contra las presas, pues la segunda tarea a veces es más tediosa. Cazando al pie de la montaña, visualiza una suculenta cucaracha. Esta parece percatarse, pues corre sin ningún aviso.

Cuando Camilie dispara su lengua contra el insecto, acierta en unas hojas, llamando la atención de un búho. Su piel se torna una con la corteza del árbol mientras el búho escruta en dirección a ella. Camilie Trata de marcar el compás de su respiración con la del ave, para que no se dé cuenta de que había una respiración adicional. Camilie se aleja con paciencia de carroñero, hasta escabullirse en la noche. Cuando amanece, descubre a un grueso escarabajo; esta vez la lengua acierta.
Sin depredadores a la vista, Camilie recupera fuerzas con los insectos de la tierra. Viendo el piso, recuerda el agujero donde reposaban los huevos con los hijos dentro. Por primera vez siente curiosidad por ellos, cuestionándose sobre qué había sido de ellos. También piensa en sus hermanos y padres. Reprime una cierta envidia hacia los mamíferos y termina por hospedarse en un árbol, lista para reproducirse el siguiente año.