Ricardo Sigala es escritor, profesor, tallerista y una de las figuras clave en el impulso literario del sur de Jalisco. Desde hace años, ha tejido una comunidad lectora y escritora en Ciudad Guzmán, una ciudad que, según él, hoy representa una alternativa real para quienes quieren hacer carrera literaria fuera de los grandes centros culturales.
“El sur de Jalisco en general sí pesa la cultura y es importante para la gente, principalmente la cultura, además pensando en la historia de nuestra literatura”, afirma. En esta región han florecido librerías, promotores culturales, lectores y, por supuesto, nuevos escritores. Para Sigala, ese ecosistema ha sido crucial para el surgimiento de un movimiento literario diverso que no necesita validarse desde la capital. “Hoy en día yo veo que en Ciudad Guzmán se puede desarrollar una carrera literaria al menos desde aquí. Como Ruvalcaba y Von Duben. Hay personas que ven en Zapotlán una alternativa.” La frase que resume esta convicción es clara: “Todo desde el rancho”.
Sigala es originario de Guadalajara, y su llegada a Zapotlán llega a través de una invitación. “Yo soy de Guadalajara, inicié mi carrera allá y todo, pero un día recibí una llamada de la Secretaría de Cultura donde se me hacía la invitación a hacer el taller aquí. Pensé que iba a ser cuestión de unos meses, pero hubo mucho interés. El taller se fue prolongando, hasta que se convirtió en una presencia permanente.” Durante once años, hizo el viaje cada semana, hasta que coincidió con la apertura de la carrera de Letras Hispánicas en Ciudad Guzmán. Ahí empezó a dar clases y terminó siendo el primer coordinador de la licenciatura.
Pero antes de eso, antes del profesor, estaba el lector. “Soy un lector curioso, interesado en lo que pasa con el mundo, en cómo piensa la gente”, dice. La música fue su primer puente hacia la literatura: “A mí las canciones me llevaron a los libros, principalmente Bob Dylan y Leonard Cohen”. Empezó escribiendo narrativa fantástica, lo que hoy llamaría narrativa especulativa. Durante más de una década se dedicó a ese género, hasta que dio un giro hacia el ensayo y, más adelante, a la crónica. Desde entonces, se ha concentrado en explorar y documentar la literatura del sur de Jalisco. “Tengo varios libros donde me concentro en mostrar qué está pasando con la literatura joven en el sur de Jalisco, y me he dedicado a eso con mucho placer. Muchos fueron mis alumnos, muchos pasaron por el taller.”
Al preguntarle por sus influencias actuales, menciona con claridad a la cronista argentina Leila Guerriero, a quien relee constantemente. También destaca a Cartarescu, Claudio Magris y Dubravka Ugrešić. Aunque su interés inicial fue siempre la ficción, la no ficción también ha cobrado fuerza en sus lecturas.
Acerca del movimiento literario en el sur de Jalisco, Sigala lo describe como amplio y diverso. “Cuando hablo del movimiento literario hablo de gente nacida en los 80 y los 2000. Hay muchas tendencias: el realismo que tiene que ver con la violencia, los desaparecidos, y demás temas. También hay otras vertientes, como la fantasía imaginativa que trabaja Alejandra Alonso, con su libro Averiados.” Señala que, aunque esta corriente es minoritaria en el país, en Zapotlán tiene raíces profundas: “Somos herederos de Arreola”.
Para Sigala, el sur de Jalisco no tiene un estilo literario uniforme, y eso es parte de su riqueza. “Hay gente que está escribiendo en distintos niveles, pero no hay nadie que esté escribiendo lo mismo aunque se hable del mismo tema. No hacer literatura regional como una camisa de fuerza. Se puede ser regional siendo al mismo tiempo universal o cosmopolita. Esa es la gran enseñanza del sur de Jalisco, que son Arreola y Rulfo.”
En ese contexto, el taller que dirige se ha convertido en un semillero de voces. “Es un ejercicio libérrimo porque no es escolarizado, no se sigue un programa específico ni hay niveles. Es más como una comunidad para compartir proyectos de escritura. Puede llegar cualquier persona desde los 13 y hay personas de hasta los 60 o 70. Hay una gran diversidad.”
Se trabaja con todos los géneros, y el profesor no ocupa el centro, sino que también aprende. “No solo es la escritura, es reflexionar sobre la escritura, sobre lo que se lee. Comprender procesos de creación de otras áreas. Hablamos de cine, de música, de política, de geografía, de feminismo. Para que no sea como un monolito la literatura.” Con regularidad, el taller recibe invitados, lo que enriquece aún más ese ambiente de intercambio y comunidad.
Ricardo Sigala no sólo ha sido testigo del crecimiento literario en esta región; ha sido parte activa de su construcción. Lo ha hecho desde la lectura, desde la docencia y desde la escritura. Pero sobre todo, lo ha hecho desde la convicción de que no es necesario salir del sur de Jalisco para hacer literatura.