
Una nueva cicatriz en Iztapalapa, tierra marcada por la tragedia y la negligencia de las autoridades, ora por el colapso de las obras del Metro, ora por la violencia, ahora por el fuego: esta semana surgió una nueva herida en la Ciudad de México, tras la explosión de una pipa, lo que provocó muerte y dolor, que se pudo percibir hasta en la orbita terrestre.
La tragedia golpeó al oriente de la capital la tarde del 10 de septiembre, cuando una pipa cargada con casi 50 mil litros de gas licuado de petróleo explotó a las 14:20 horas en el distribuidor vial La Concordia, en los límites con el Estado de México. La explosión generó una fuerte onda expansiva que dejó a docenas de personas atrapadas en el caos y el fuego.
Así se vivió desde el transporte público de la #CDMX la explosión de una pipa de gas en el puente la Concordia. pic.twitter.com/HiOqguegnQ
— La Crónica de Hoy (@LaCronicaDeHoy) September 10, 2025
El siniestro dejó hasta ahora ocho personas muertas y 94 heridas, entre los que ha habido casos que han conmocionado al país, como la joven Ana Daniela Barragán, estudiante de la UAM.
Los satélites de la NASA, especializados en siniestros climáticos e incendios, captaron la explosión en Iztapalapa en tiempo real, donde detectaron una fuente de calor en el Puente de La Concordia de 0.13 kilómetros cuadrados. Estos satélites estadounidenses monitorean las 24 horas cambios en el viento y la temperatura terrestre.
Según la NOAA Chemical Information (Cameo Chemicals), la temperatura adiabática teórica de la llama (es decir, sin pérdidas de calor al ambiente) para gas licuado (mezclas de propano/butano), como el que explotó en el oriente de la Capital mexicana, puede estimarse en hasta 2419 °C.

¿Qué pasó en La Concordia, Iztapalapa, y por qué explotó la pipa?
De acuerdo con reportes oficiales, la unidad de la empresa Transportadora Silza, parte del Grupo Tomza, circulaba a exceso de velocidad, lo que habría provocado su volcadura y la fuga masiva del combustible. Minutos después, se registró la explosión, cuyas llamas alcanzaron hasta 30 metros de altura. La onda expansiva afectó a automóviles, motocicletas y transporte público que circulaban por la zona.
Las llamas fueron tan intensas, que los satélites de la NASA lograron captarlas en tiempo real. Entre las historias que han conmovido a la opinión pública se encuentra la de Alicia Matías Teodoro, vecina que sufrió quemaduras en el 90 por ciento de su cuerpo al proteger con el suyo a su nieta de dos años, quien sobrevivió. “Consiguió salvar a la bebé”.
Al menos, 28 vehículos resultaron dañados, varios de ellos calcinados. Las víctimas presentan desde quemaduras leves hasta lesiones graves que han requerido atención en hospitales especializados de la capital.

La Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) informó que la pipa no tenía registradas pólizas de seguro de responsabilidad civil ni ambiental, aunque la empresa aseguró que sí contaba con ellas. El gobierno capitalino advirtió que se revisarán las condiciones de la concesionaria y se deslindarán responsabilidades penales y administrativas.
El señalamiento de exceso de velocidad como causa probable del accidente abrió el debate sobre la regulación del transporte de materiales peligrosos en zonas densamente pobladas, como hizo un reportaje publicado por el diario LA CRÓNICA DE HOY, además de que distintos usuarios en redes sociales acusaron, sin pruebas comprobadas hasta ahora, que fue culpa de los baches que hay en la vialidad.

Mientras las autoridades investigan y las víctimas luchan por su recuperación, la explosión en La Concordia se perfila como uno de los peores accidentes urbanos con transporte de gas en la historia reciente de la capital. Iztapalapa porta ahora una cicatriz más.