
Con detenciones de líderes e integrantes clave de las organizaciones criminales que dominaban la zona sur de Tlalpan, como “Los Mojarras” y su fracaso en fortalecer sus operaciones delictivas con la suma de miembros de bajo nivel delincuencial, “Los Rodolfos”, “Los Pitufos”, “Los Maceros” lograron mutar, ceder facultades para robustecerse e incluso, disputan el espacio a cárteles terroristas internacionales, hechos que han generado ataques armados, enfrentamientos y homicidios entre la Ciudad de México y Morelos.
Los delincuentes originarios regresaron a los viejos métodos de robos en zonas federales, con la colocación de piedras para detener automovilistas, aún cerca de las casetas, donde tendría que haber presencia policial. Aún con la Guardia Nacional en el sitio, no han disminuido los atracos, robos a transporte y agresiones cometidas por estos grupos y al mismo tiempo son casi nulas las acciones de prevención del delito del Gobierno de la alcaldía Tlalpan.
Los automovilistas han normalizado que después de las 18:00 horas es intransitable la carretera en cualquiera de sus dos sentidos, saben dónde se esconden los criminales y los kilómetros donde colocan sus barreras de piedras, todo con el incremento de la Guardia Nacional, que, afirman, poco funciona en esa zona roja.
El peor tramo para conducir, narran, es la zona de curvas peligrosas, las piedras ponchan las llantas de los vehículos en la oscura zona, los conductores prefieren no descender de la unidad: “mientras vigilaba por los espejos que nadie se acercará hablé al 074, una señorita atendió mi reporte y me preguntó si me encontraba bien. A los pocos minutos vi unas torretas de la Guardia Nacional, estaban quitando las piedras, se acercaron conmigo y me comentaron que eso hace la rata para robar”.
“A la altura de los árboles grandes ponen piedras y te tienes que detener antes de que empiece la barda. Del lado del acotamiento hay un vado donde se esconden esos hijos de la chingada para asaltarte, y luego se van corriendo por allí mismo. La autoridad está enterada y como de costumbre no hacen nada”.
Dos patrullas para Topilejo
En la alcaldía Tlalpan, con “Los Rodolfos”, “Los Pitufos” y “Los Maceros” en operación, la actual administración invertirá tres millones 496 mil pesos de enero a diciembre del 2025 distribuidos en ministraciones mensuales para el programa “Con Prevención Construimos Paz”.
Pobladores y comerciantes conocen qué cárteles operan la zona, “Los Maceros” y los que quedaron a cargo tras la detención de líderes del “Mojarras”, según los vecinos, son quienes realizan homicidios, balean a locatarios, asaltan camiones de transporte público y cobran piso a los negocios de la zona. Ante la poca atención de vigilancia y abusos que se han reportado de mandos policiales y las aparentes pocas acciones para resolverlo, la “cifra negra” delitos solamente queda plasmada en las redes sociales, el método de denuncia más eficaz que los habitantes han encontrado para alertar a los demás cuándo no salir porque los cárteles, dicen, “están sueltos”.
El Gobierno de la demarcación, para los dos mil 649 kilómetros cuadrados de Topilejo, únicamente cuenta con dos patrullas y 10 elementos de la Policía Auxiliar para lo que esa administración llama “construcción de la paz”. En tanto, la SSC destina los elementos necesarios conforme a las necesidades de seguridad que se requieran en el año, sumado a las dos patrullas del cuadrante S-4.5.7 - Zona Sur Topilejo.
Hija del “Mojarras” no creció y dejó que grupos le robaran la plaza
Aún con la detención de Rodolfo Alcántara Pérez, alias “Mojarras” en 2023, la disputa por el control de la plaza de Topilejo no cesó, por el contrario, se intensificó tras su separación de “Los Maceros” y su intento de arrebatarle el control del territorio para la venta y distribución de droga en la alcaldía a Jesús alias “Chucho Macero”, líder de la banda.
La hija del “Mojarras”, Verónica Monserrat Alcántara, alias “La Monse”, ascendió rápidamente en la organización criminal, mujer que de ser la recolectora del dinero recaudado por predios invadidos, pasó a administrar siete narcolaboratorios en San Miguel Topilejo, dos en las calles Vicente Guerrero y Primera Cerrada de Prolongación de Morelos y el resto, en la calle Prolongación Mirador Chapultepec y Prolongación Mirador. En ese tiempo, se movilizaban desde Cuernavaca y Huizilac, donde planeaban los enfrentamientos armados para ejecutarlos en Tlalpan, ataques que no significan operaciones difíciles para las autoridades, ya que su incapacidad de sicariato permitió que las autoridades los neutralizaran a la brevedad.
En el tiempo en que Verónica Monserrat estuvo libre (dos años), se dedicó a fortalecer la célula delictiva que fundó su papá y a rodearse de operadores que sustituyeran la labor de su padre y emular el crecimiento de otros cárteles como “La Unión Tepito”, donde miembros cercanos toman el mando tras el encarcelamiento o la muerte de los líderes, sin embargo, esa estrategia fue un intento fallido.
Para su manejo, reclutó a delincuentes de bajo nivel como Carlos Ubaldo Hernández, Bryan Hernández, Carolina Martínez, José Santos, también detenidos, tenían a su cargo la administración de sus “nidos” y la transportación de la droga entre Morelos y la Ciudad de México. En su captura, tenían en resguardo alrededor de 700 dosis de cocaína, 100 de marihuana y metanfetaminas.

El uso de predios como narcotienditas y narcolaboratorios fueron acciones criminales comunes en la “administración” de la hija del “Mojarras”, de los cuales, la SSC conocía su capacidad y meses atrás, se dedicaron a desmantelarlos hasta ubicar a la mujer.
La heredera del “Mojarras” se quedó sola rápidamente, con la pronta detención de parientes directos, Juan Leonel Juárez, Miguel Ángel Alcántara Álvarez, familiar de “El Mojarras”, y Maribel Esquivel, a través de despliegues operativos en las alcaldías Tlalpan y Tláhuac, solo un mes después de la captura del líder, hizo que el grupo delictivo se redujera a intervenciones delincuenciales que no pudieron competir con cárteles de otras alcaldías.
Otras personas inexpertas reclutadas que no igualaron la carrera delictiva de los familiares de la “Monse”, como Juan Leonel “N”, Miguel Ángel “N” y Maribel “N”, le costó a Verónica Monserrat que estos puntos de venta de droga — en La Estancia y San Miguel Topilejo — disminuyeran el grueso de su distribución de narcóticos entre Morelos y la capital, es por eso que las dosis de droga que mantenían en estos sitios, menos de 20 de cocaína y alrededor de 25 de marihuana, nunca les permitió igualarse a la operación criminal de otros cárteles como Los Tanzanios o La Fortaleza.
Con todo y el problema de seguridad en Morelos, la SSC intentó cortar el problema desde esa entidad, a la cual, los pocos integrantes poderosos que quedaban, no pudieron escapar. Ahí se arrestó a Tomás “N” identificado como otro de los líderes, ubicado en Tequesquitengo e imputado por los delitos de narcomenudeo, portación de arma de fuego, amenazas, violencia familiar, daño en propiedad y despojo, esto luego de un reporte de disparos con arma de fuego en Topilejo. Otros asociados a “Los Mojarras” se quedaron atrapados en Tlalpan, Abraham Pedro “N” y Álvaro Israel “N”, fueron detenidos en ese paquete.
Para las autoridades capitalinas ha sido más complicado neutralizar a “Los Rodolfos”, brazo del Cártel Jalisco Nueva Generación que mientras se debilitaron “Los Mojarras”, tomaron fuerza en Tlalpan, detenciones que desde 2022, la mayoría han sido a miembros de alta relevancia.

“Los Rodolfos” lograron expandirse
César “N”, alias “El Negro”, identificado como líder del grupo delictivo “Los Rodolfos”, ya detenido, cometía homicidios, extorsiones, venta y distribución de droga y le permitió crecer en Xochimilco, Tláhuac y abrir plazas en Iztapalapa, Coyoacán, Milpa Alta y Tláhuac, y los municipios del Estado de México, Los Reyes La Paz, Nezahualcóyotl y Ecatepec. “El Negro” asumió el liderazgo de “Los Rodolfos”, a raíz del homicidio de su hermano, Héctor “N” alias “La Gorda”, y la detención de Gerardo “N”, alias “El Yayo”.
No obstante, Topilejo y sus alrededores dejó de ser su prioridad y se extendieron a Coyoacán, mientras la hija del “Mojarras” intentaba sacar a flote pequeños narcolaboratorios. Abraham, alias “El Chivo”, Omar, alias “El Santero”, Ariel Omar, Arisbhe, Sandra, José Gerardo y Yair Adolfo ya tenían plazas en zonas más céntricas, con más dosis de drogas y armas de mayor calibre.
Sergio “N”, alias “El Jetas”, fue capturado en 2024 en Xochimilco, donde también ganaron terreno. Este sujeto es otro de sus líderes, que se encargaba de distribuir grandes cantidades de droga a narcotienditas de la zona sur de la ciudad.
Luis Alberto ‘N’, alias “Michelin”, también subió de puesto en la organización y desde Xochimilco, manejaba el trasiego de droga hacia Tlalpan, Topilejo y Morelos, territorios que con la casi desaparición de “Los Mojarras”, intentaron tomar el control de esos sitios, con más capacidad de armamento y dosis de narcóticos para ofrecer.
El abandono de “La Monse” en su tarea de apoderarse de predios y convertirse en la cabeza de “Los Mojarras”, abrió paso a que “Los Pitufos”, y su dirigente, Juan “N”, asumiera el crimen de vender predios para la construcción de viviendas en áreas naturales de conservación en Topilejo.
Su modus operandi implicaba en mostrar documentos en los que acreditaba ser el dueño de alrededor de siete mil metros cuadrados en la zona y tenía tres oficinas donde realizaba las operaciones de compraventa ubicadas en Tlalpan; una base de transporte público en Xochimilco y un inmueble en Coyoacán; de nuevo, otro grupo superó a “Los Mojarras”, que se disminuyó a una célula local.
En el último año, el grupo delictivo terrorista “El Tren de Aragua” ha operado en Topilejo, red de trata de personas internacional que asesinó a Susej y Stephanie en 2023 y abandonó sus restos calcinados en un paraje de ese pueblo. En ese doble feminicidio participaron Euclides “N”, alias “El Morgan”, Nuvia “N”, Alexandra “N” y Jesús “N”, no obstante, la presencia policial aún con tintes de que este grupo podría ampliarse del centro al sur, no ha incrementado su operación.

Crecen 20% robos a vehículos en carretera federal
Con la mutación de los grupos criminales, crecieron los delitos de alto impacto en la zona de Topilejo y en la carretera federal que conecta la capital con Morelos. El crimen más alarmante en las carpetas de investigación abiertas, dado el flujo de automotores, es el robo de vehículo con y sin violencia en el camino hacia Morelos. En 2022, se registraron 15 robos de vehículo de servicio, de los cuales, 10 se cometieron en la carretera federal (camino viejo) hacia Cuernavaca y cinco en la autopista.
En el 2023, las denuncias de ese crimen subieron a 18, de ese grueso, 16 fueron a vehículos particulares, uno de servicio público y una motocicleta robada; es decir, 20 por ciento más que el año pasado, donde 11 se ejecutaron en la carretera federal.
Para el 2024, se reportaron 13 delitos de ese tipo, 11 a vehículos particulares y dos motocicletas, nueve cometidos en la carretera federal. Y en los primeros ocho meses del 2025, se robaron dos motocicletas, sólo una con violencia y un vehículo particular, todos en el camino viejo.
En ese poblado, en el 2022, únicamente se abrieron tres carpetas de investigación por homicidio doloso, una por arma blanca en la carretera federal México - Cuernavaca , otra por arma de fuego y una restante por golpes. Para el año siguiente, ese delito aumentó a 12, de los cuales, ocho fueron por arma de fuego y un homicidio intencional y uno por arma blanca en la autopista, lo que equivale a 300 por ciento más incidencia delictiva en 12 meses.
En el 2023, el número de homicidios dolosos se mantuvo en 13, dos que se ejecutaron en la carretera, 333 por ciento mayor número de muertes denunciadas que en el primer año. Para agosto del 2025, se reportaron tres, todos con arma de fuego, uno de ellos en la vía hacia Morelos.