
La ciudad amaneció blindada. Vallas metálicas protegían Palacio Nacional y otros puntos del Centro historico, un gesto repetido que para muchas no significa protección, sino una barrera física que refleja la indiferencia institucional ante una lucha legítima. Pero esos muros no pueden acallar a quienes están cansadas de marchar siempre por lo mismo. No se puede contener lo incontenible.

La tarde del 25 de noviembre, la Glorieta de las Mujeres que Luchan se convirtió en el corazón de la protesta. A partir de las 15:00 horas, como estaba convocado, los contingentes feministas comenzaron a avanzar. Hubo una parada simbólica —pero indispensable— en la Plaza Palestina Libre, y la marcha siguió su rumbo hacia el Zócalo capitalino.
A diferencia de las protestas de la llamada “Generación Z” en semanas pasadas —que terminaron en enfrentamientos con policías—, esta movilización del 25N se desarrolló de manera pacífica. Elementos de la policía capitalina realizaron cortes viales y acompañaron el recorrido en convivencia ordenada.

Las voces que exigen justicia
Los contingentes estaban conformados por madres buscadoras, hermanas e hijas de víctimas de feminicidio, así como mujeres de distintos contextos que buscaban justicia incluso para personas que se encuentran al otro lado del mundo.

Un Zócalo que no se llenó, pero sí se hizo escuchar
Cerca de las 16:30 horas, la masa de mujeres —cantando y con energía— comenzó a llegar a la plancha del Zócalo. En un templete instalado frente a Palacio Nacional, varias participantes tomaron el micrófono para contar sus historias de violencia de género. Entre consignas como “No estás sola” y “Si tocan a una, tocan a todas”, compartieron testimonios con una exigencia común: erradicar la violencia para que las generaciones más jóvenes no tengan que vivir lo mismo.
Mujeres no solo mexicanas, sino también de otros países, expusieron las distintas formas en que han sido violentadas por razones de género. Se hizo alusión a quienes viven en situaciones vulnerables por conflictos bélicos, como en Ucrania y Palestina. También participaron mujeres con familiares desaparecidos, mujeres trans y otras que actualmente enfrentan amenazas por motivos de género, violencia machista e incluso ideologías políticas.

Manifrestación pacifica
La marcha concluyó en el Zócalo de forma pacífica y las únicas afectaciones fueron algunas vallas pintadas.
Las mujeres salen otra vez a las calles, y aunque existe cansancio y hartazgo, no dejarán de hacerlo hasta que termine la violencia sistémica contra ellas (lo cual lamentablemente no parece ser pronto).
