Descendiente de un militante comunista, Ion Iliescu nació en 1930 en la localidad de Oltenita, al sur de Rumania. Acorde a la ideología de su padre, se adhirió pronto a las juventudes comunistas rumanas al término de la Segunda Guerra Mundial.
Como miembro oficial del Partido Comunista, llegó a encabezar la jefatura del Departamento de Propaganda a mediados de los sesenta y posteriormente, a tomar las riendas del Ministerio de Juventud a finales de la misma década.
Debido a las fricciones entre Iliescu y el dictador Nicolae Ceaušescu, su ascenso en la política fue supeditado a ocupar una serie de cargos menores que éste le imponía, como puestos regionales o técnicos.
Tras haber entablado un estrecho vínculo con la disidencia al interior del partido, Ion Iliescu se posicionó como un fuerte candidato para sustituir a Ceaušescu.
El 22 de diciembre de 1989, tras la detención del entonces regente que había huido de Bucarest en helicóptero, Iliescu convocó por televisión a conformar el Frente de Salvación Nacional (FSN), que él presidiría y que tomaría el control del país. En diciembre de ese mismo año, Nicolae Ceaušescu sería ejecutado junto con su esposa Elena tras ser condenados por un tribunal militar.
El FSN se mantuvo en el poder y llamó a las primeras elecciones democráticas en mayo de 1990, en las que Iliescu obtuvo un 85 % de los votos.
Sin embargo, uno de los episodios que más se cuestionaron durante el mandato de Iliescu ocurrió entre el 13 y 15 de junio de 1990, cuando miles de mineros del Valle del Jiu, armados con palos, acudieron a Bucarest para reprimir protestas estudiantiles, resultando en un saldo de seis muertos.
Este acontecimiento, mejor conocido como la “Mineriada”, derivó en que Iliescu fuera acusado de crímenes contra la humanidad; a pesar de nunca haber sido condenado por un tribunal, la percepción del expresidente se vio envuelta en críticas severas y un ánimo generalizado de reprobación.