
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, impulsa un plan para tomar el control total de la ciudad de Gaza y desplazar a cerca de un millón de habitantes, una estrategia que deberá concretarse antes del 7 de octubre de 2025, cuando se cumplirán dos años del ataque de Hamás que originó la guerra.
La iniciativa, respaldada por la mayoría del gabinete de seguridad, ha generado tensiones internas con el Ejército, particularmente con su jefe, Eyal Zamir.
Este viernes, Zamir se reunió con comandantes del Comando Sur para evaluar la situación y afinar la expansión de operaciones en la Franja, tras la luz verde del gabinete de seguridad a la ofensiva terrestre.
En el encuentro, según un comunicado se discutieron los preparativos para “crear las condiciones necesarias para el regreso de los rehenes y la derrota del régimen de Hamás”.
Sin embargo, medios israelíes revelan que Zamir expresó un rechazo frontal al plan de ocupar Gaza, alegando que pondría en peligro la vida de los 20 rehenes que se cree permanecen con vida (otros 30 estarían muertos).
El jefe militar propuso una alternativa: rodear ciudades y campos de refugiados, realizar incursiones selectivas y evitar una entrada masiva por tierra. Incluso sugirió retirar del objetivo de la guerra la recuperación de los rehenes para minimizar riesgos.
La mayoría de ministros descartó esta propuesta, argumentando que no lograría ni la derrota de Hamás ni la liberación de los cautivos.
Según filtraciones, el plan de Netanyahu prevé varias fases: iniciar con la evacuación total de la capital gazatí, ampliar el acceso a ayuda humanitaria (a través de la Fundación Humanitaria para Gaza con apoyo estadounidense) para incentivar el desplazamiento hacia el sur, y posteriormente imponer un gobierno de transición árabe sin presencia de Hamás ni de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Organizaciones como Médicos Sin Fronteras han denunciado que los puntos de ayuda, cercanos a zonas militares, se han convertido en “trampas mortales” para civiles.
En Gaza, gran parte de la población rechaza dejar sus hogares. “La muerte ya nos da igual. Si nos quieren matar, que lo hagan”, dice Mohamed Yahya Sahhar, desplazado desde el norte. Otros, como Ahmed Madi, sostienen que en el sur “no hay espacio ni seguridad” para acoger a tantos desplazados.
La operación, que será puesto en marcha este domingo por el gabinete de gobierno, podría marcar un punto de inflexión en el conflicto. Para analistas como Ori Goldberg, se trata del primer plan israelí que de manera oficial podría considerarse genocida, una etiqueta que tendría implicaciones en futuros procesos por crímenes de guerra.
(Con información de EFE)