
Un grupo internacional de expertos en seguridad alimentaria, respaldado por la ONU, confirmó oficialmente por primera vez la existencia de hambruna en la Franja de Gaza, donde más de 500.000 personas enfrentan condiciones extremas de hambre, indigencia y muerte tras casi dos años de guerra.
El secretario general adjunto de la ONU para Asuntos Humanitarios, Tom Fletcher, denunció que el hambre en Gaza ha sido “promovida como arma de guerra” en el marco del conflicto entre Israel y Hamás.
“Estamos ante una hambruna predecible y evitable, causada por la crueldad, la venganza, la indiferencia y la complicidad”, declaró en Ginebra.
Fletcher subrayó que la situación golpea con mayor fuerza al norte de Gaza, a solo metros de los alimentos que permanecen retenidos del lado israelí de la frontera. En ese sentido, acusó a Israel de obstaculizar de manera sistemática la entrada de ayuda humanitaria y apeló directamente al primer ministro Benjamin Netanyahu para que abra los pasos fronterizos.
“Mi exigencia es clara: dejen entrar comida y suministros sin trabas, porque para muchos ya es tarde, pero no para todos en Gaza”, afirmó.
De acuerdo con la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria (CIF), sistema internacional independiente respaldado por Naciones Unidas, el norte del enclave se encuentra en Fase 5, el nivel más alto de hambruna.
Otros 1,1 millones de gazatíes, más de la mitad de la población, están en emergencia alimentaria (Fase 4), lo que eleva a 1,6 millones el número de personas con hambre severa.
Las consecuencias ya son más que visibles, pues se han registrado en las últimas semanas más de 200 muertes, en su mayoría de niños.
Proyecciones del CIF advierten que, si no se permite el ingreso de ayuda, la hambruna se extenderá entre agosto y septiembre hacia el centro y sur del enclave, alcanzando a más de 640.000 personas, incluidos 132.000 niños menores de cinco años que sufrirán desnutrición aguda.
El alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, señaló a Israel como responsable directo de la crisis y advirtió que usar el hambre como método de guerra constituye un crimen de guerra, al igual que las muertes derivadas de esta situación.
Por su parte, el Ministerio de Exteriores israelí rechazó las conclusiones del informe, al que calificó de “fabricado” y parte de una campaña fraudulenta de Hamás. Israel cuestionó la metodología de la CIF y aseguró que sus predicciones han sido “falsas”.
Sin embargo, datos revisados por agencias internacionales confirmaron que, al 15 de agosto, el 30 % de los hogares del norte de Gaza ya estaban en nivel crítico de hambruna, porcentaje que podría llegar al 35 % en septiembre.
Según el mismo informe, la hambruna también se acerca a las gobernaciones de Deir al Balah y Jan Yunis, donde al menos una cuarta parte de los hogares ya se encuentran en riesgo extremo.
Pese a las advertencias, Israel mantiene su negativa a aceptar las acusaciones de la ONU, mientras la comunidad internacional incrementa la presión para que permita la entrada masiva de alimentos y medicinas a la Franja de Gaza.
(Con información de EFE)