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La escasez de medicinas y equipos para atender a miles de heridos a dejado sin atención médica a más de medio millón de personas, ONU advierte que más de la mitad de las aldeas en la zona cero carecen de recursos básicos

Médicos denuncian crisis sanitaria en Afganistán tras sismo

Médicos en Afganistán (EFE)

Los médicos que atienden en los campamentos de emergencia en el este de Afganistán lanzaron una alerta por la grave escasez de medicamentos y equipamiento para tratar a los miles de heridos que dejó el reciente terremoto, una crisis que, según datos de Naciones Unidas, afecta a más de la mitad de las aldeas en la zona cero.

Una primera evaluación realizada por el Clúster de Salud de la ONU en 17 aldeas reveló que el 52% no cuenta con medicinas suficientes o adecuadas y el 53% carece de los suministros médicos necesarios para enfrentar la emergencia provocada por el sismo, que ha dejado más de 2.000 fallecidos.

“Estos medicamentos no son suficientes, ni tampoco estos servicios. Esta gente necesita más medicinas, tiendas de campaña, comida y agua potable”, declaró el doctor Shamsher Khan desde uno de los campamentos, en declaraciones a la cadena afgana TOLOnews.

La tragedia ocurre en un sistema sanitario ya colapsado. El terremoto dañó 16 centros de salud en la región, mientras que otros 80 ya habían cerrado previamente por falta de financiación, dejando sin atención médica a más de medio millón de personas incluso antes del desastre.

El doctor Fazal Hadi, de Médicos Sin Fronteras, explicó a EFE que los hospitales “ya estaban trabajando a pleno rendimiento antes del terremoto” y que el personal sanitario necesita con urgencia suministros adicionales.

Entre los sobrevivientes, la escasez de recursos se suma al dolor por la pérdida de familiares. “Perdí a cinco miembros de mi familia: mis padres, dos de mis hijos y mi sobrina. No nos queda nada”, relató Ebadullah, una de las víctimas del sismo.

En respuesta, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha entregado 23 toneladas de suministros médicos a ocho centros de salud y moviliza otras 36 toneladas desde Dubái, mientras que Médicos Sin Fronteras (MSF) distribuyó kits de traumatología en hospitales colapsados. No obstante, la magnitud de la devastación y las dificultades para acceder a zonas montañosas y remotas hacen que la ayuda llegue lentamente.

El terremoto se registró el 31 de agosto a las 23:47 hora local, con magnitud de 6.0 y un hipocentro a apenas 8 kilómetros de profundidad, lo que multiplicó su fuerza destructiva. Las frágiles viviendas de adobe del Hindu Kush colapsaron mientras las familias dormían.

Según las cifras más recientes del Gobierno talibán, la catástrofe dejó al menos 2.205 muertos, más de 3.640 heridos y alrededor de 6.700 viviendas completamente destruidas, afectando principalmente a las provincias de Kunar y Nangarhar.

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