
¿Qué otros asesinatos y atentados políticos han ocurrido desde que Trump entró en política?
Heather Hayes (2017):
El 12 de agosto de 2017, siete meses después de la llegada del magnate populista al poder en su primer gobierno, James Alex Fields, participante de una manifestación de supremacistas blancos en Charlottesville (Virginia) embistió con su automóvil a una multitud de antifascistas, matando a la joven Heather Heyer.
Reacción de Trump:
El presidente de Estados Unidos trató de relativizar la gravedad del crimen al señalar que “el odio, el fanatismo y la violencia proceden de muchos lados”. En vez de rectificar, tras la oleada de críticas por no condenar explícitamente el asesinato cometido por el supremacista, volvió a generar controversia al decir que “hay gente muy buena en ambos lados”.
David Duke, exlíder del Ku Klux Klan expresó su apoyo al presidente en redes sociales, agradeciéndole por “decir la verdad” y por “defender a los estadounidenses blancos”.
Steve Calise (2017)
El tiroteo contra el congresista republicano Steve Scalise ocurrió el 14 de junio de 2017 en Alexandria (Virginia) mientras jugaba béisbol con otros legisladores republicanos, preparándose para un partido benéfico contra demócratas.
El atacante, James T. Hodgkinson, de 66 años, un hombre con fuertes opiniones contra Trump y los republicanos, fue abatido por agentes del Capitolio tras un intercambio de disparos.
Reacción de Trump:
Frente a la ambiguedad crimen de la joven antifascista asesinada, Trump se volcó en elogió al legislador republicano: “Steve Scalise es un patriota y un luchador. Se recuperará de este ataque. Tiene las oraciones no solo de toda la ciudad, sino de toda la nación y, francamente, del mundo entero”.
Nancy Pelosi (2022)
La madrugada del 28 de octubre de 2022 (días antes de las elecciones de medio mandato), David DePape irrumpió en la casa de la presidenta de la Cámara de Representantes de EU en San Francisco gritando “¿Dónde está Nancy?”.
A quien se encontró fue a su marido al que agredió brutalmente con un martillo, provocándole graves heridas en el cráneo. Se salvó de una muerte segura porque Pelosi, encerrada en el baño, llamó al 911. Cuando los agentes entraron, vieron a ambos hombres forcejeando por el martillo. DePape lo arrebató y golpeó violentamente a la líder demócrata antes de ser arrestado.
La policía encontró en la computadora del agresor teorías conspirativas y mensaje de odio político contra los demócratas.
Reacción de Trump:
En una entrevista con el locutor conservador Chris Stigall, dijo: “Han ocurrido cosas extrañas en esa casa en las últimas semanas. Pero es mejor que tú y yo no hablemos de eso”. Estas palabras se interpretaron como una insinuación hacia teorías conspirativas que circulaban en medios de derecha, cuestionando la versión oficial del ataque.
Cuando se publicó el video de la cámara corporal de los policías que respondieron al incidente, Trump reaccionó en su red Truth Social diciendo: “Wow, esto es desagradable. ¡No está bien!”.
Aunque esta reacción fue más empática que la de otros comentaristas conservadores, nunca ofreció una condena clara ni expresó solidaridad con la familia Pelosi. Su hijo Donald Trump Jr. se burló del ataque publicando una imagen en redes sociales con un disfraz de Halloween que incluía un martillo y ropa interior, aludiendo al incidente.
Donald Trump (2024)
El atentado contra el expresidente Trump ocurrió el 13 de julio de 2024 durante un mitin de campaña en Butler (Pensilvania) y es el intento de magnicidio más graves en la historia política reciente de Estados Unidos, después del intento de asesinato de Ronald Reagan, en 1981.
El atacante, Thomas Matthew Crooks, disparó desde una posición elevada con un fusil semiautomático tipo AR-15. Trump fue herido en la oreja derecha, pero logró mantenerse consciente y fue rápidamente evacuado por el Servicio Secreto. El agresor fue abatido en el lugar, y otras dos personas murieron, incluyendo un asistente al evento. Hubo tres heridos, entre ellos el propio Trump.
El ataque ocurrió dos días antes de la Convención Nacional Republicana, lo que aumentó la tensión política en el país.
Reacción de Trump: El candidato presidencial republicano aprovechó el intento de magnicidio para venderse en las redes sociales como “el elegido”, atribuyendo su supervivencia a una intervención divina. “Sólo Dios impidió lo impensable”, escribió en sus redes, consciente del impacto en una sociedad cada vez más conservadora y teocrática.
Melissa Hortman (2025)
La noche del pasado 14 de junio, Vance Luther Boelter, tocó a la puerta de la presidenta de la Cámara de Representantes del estado de Minnesotaa y sin mediar palabra abrió fuego contra la política demócrata y contra su marido, matando a ambos.
John Hoffman (2025)
Poco antes de dirigirse a casa de Melissa, Boelter disparó a bocajarro contra el senador demócrata y su esposa. Ambos recibieron ocho impactos de bala, pero sobrevivieron milagrosamente.
El agresor se identificó como ultranacionalista cristiano y antiabortista, alineado con la ideología de Trump. Denunciaba la “decadencia moral” impulsada por los presidentes demócratas Barack Obama y Joe Biden.
Reacción de Trump: Aunque el presidente condenó el múltiple crimen, no hizo mención a la creciente polarización de la sociedad estadounidense, fomentada por el propio discurso de odio del mandatario republicano, especialmente contra los demócratas y los movimientos “antifa” y Black Lives Matter.

Charlie Kirk (2025)
Activista ultraconservador y fundador de Turning Point USA, movimiento que defiende la ideología extremista de Trump entre los jóvenes, fue asesinado este miércoles 10 de septiembre durante un mitin en la Universidad del Valle de Utah. Su muerte reavivó el debate sobre la violencia política.
Reacción de Trump: “Estoy realmente preocupado por nuestro país. Tenemos un gran país, pero tenemos un grupo de lunáticos de la izquierda radical, absolutamente lunáticos que cometen terrorismo, y vamos a resolver ese problema”.
¿Qué podría hacer Trump para “resolver el problema”?
La diferencia radical entre la reacción de Trump al asesinato de la joven antifascista y el asesinato del joven augura tiempos oscuros para todo los que sean acusados de izquierdistas, que pasan a unirse a la persecución abusiva de inmigrantes, en muchos casos sólo por su aspecto racial.
La cuestión todavía sin responder es ¿qué quiere decir Trump con “vamos a resolver ese problema” y si hará caso a los radicales del movimiento MAGA que claman guerra?
¿Dónde estaría la clave?
Para romper la actual espiral de violencia política, que amenaza con arrastrar al país a un conflicto civil, la clase política debería de dejar de interpretar la Primera Enmienda (libertad de expresión, de reunión y de prensa) y la Segunda Enmienda (derecho a poseer y portar armas en legítima defensa) de la manera más tóxica y radical, como está ocurriendo desde la llegada al poder de Trump, en 2017.
La Primera Enmienda, desbordada por el uso masivo del internet, las redes sociales y la inteligencia artificial, debería “enmendarse” para dejar claro el límite entre la ofensa, los bulos y la propaganda violenta, y el derecho a informar sin difamar. No se puede seguir diciendo barbaridades sin atenerse a consecuencias penales, empezando por si quien las comete es el presidente del país.
Según vocifera Trump y todo el universo MAGA (Make America Great Again), la espiral de violencia política es culpa exclusivamente de la “izquierda radical”, que está envenenando los medios, sin tener en cuenta que él mismo y los medios afines llevan años inflamando las redes con mensajes de odio y bulos.
El autor de la matanza de El Paso, Patrick Crusius, confesó que decidió recorrer diez horas en coche para abrir fuego en un Walmart, a sabiendas de que estaría lleno de hispanos, tras escuchar al presidente Trump hablar de “invasores que cruzan la frontera”. El supremacista blanco mató a 23 personas.
En cuanto a la anomalía de la Segunda Enmienda, mientras el presidente y los congresistas republicanos sigan confundiendo el derecho a portar armas con la libertad de comprar rifles de alta precisión, como el que mató al influencer favorito de Trump, la epidemia de tiroteos y asesinatos no va a parar en Estados Unidos.
Y este es el bucle diabólico que alimenta la violencia en Estados Unidos: que la única persona realmente con poder e influencia para frenar esta ola de violencia, es la que más contribuye, indultando a los “patriotas” del sangriento asalto al Capitolio, militarizando las ciudades demócratas y apuntando a los nuevos “enemigos” de la patria blanca, cristiana y armada con la que él sueña.