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Durante la primera jornada del Tribunal Permanente de los Pueblos en Madrid, fiscales y testigos denunciaron los abusos, torturas y represión sistemática que sufren las mujeres y niñas en Afganistán desde el regreso de los talibanes al poder en 2021

“El mundo abandonó a Afganistán, pero no puede abandonar a sus mujeres”; afganas alzan la voz contra el régimen talibán

-+Mujeres afganas alzan la voz en contra del régimen talibán (EFE)

Lejos del miedo y del silencio impuesto por el régimen talibán, las mujeres afganas alzaron la voz en Madrid durante la primera sesión del Tribunal Permanente de los Pueblos (PPT), ante jueces simbólicos y un público internacional, denunciaron la brutal represión que sufre la mitad de la población del país.

Fiscales y testigos describieron la vida cotidiana bajo el dominio talibán desde 2021, marcada por la violencia, la censura y la eliminación de derechos básicos. Este tribunal de opinión internacional, creado para pronunciarse sobre delitos graves contra pueblos y minorías, busca visibilizar la persecución de género que padecen las mujeres afganas.

¿Que es el Tribunal Permanente de los Pueblos?

El Tribunal Permanente de los Pueblos (PPT) fundado en 1979 en Bolonia (Italia) tras la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos (1976), está conformado por una red de expertos y personalidades internacionales que actúan como jurado en cada sesión, con el objetivo de dar voz a víctimas de violaciones graves de derechos humanos.

“Este tribunal busca revivir la humanidad y la dignidad de las mujeres y niñas a las que se les ha negado hasta lo más básico: la educación, la salud y el derecho a existir”, explicó la académica afgana residente en el Reino Unido. Agregó que “la ausencia de guerra no significa paz”, y señaló que la represión contra las mujeres “no tiene base ni en la religión ni en la cultura, sino en un método de deshumanización”.

Vida de las mujeres en Afganistán (EFE)

El día a día de las mujeres en Afganistán

Durante la audiencia, el tribunal escuchó testimonios directos de mujeres que lograron escapar de Afganistán tras ser encarceladas y torturadas por protestar contra la prohibición de estudiar o trabajar.

Una de ellas, relató cómo fue secuestrada junto a su familia después de participar en una manifestación pacífica. “Me aplicaron descargas eléctricas dentro del vehículo. Me decían que mi vida no me pertenecía. Torturaron a mi familia por mis protestas”, contó. Su hijo, de apenas diez años, fue retenido como castigo. “Pensé que me iban a matar. Intenté suicidarme. Todavía tengo dolores de cabeza que ningún tratamiento ha podido curar”, agregó.

Otra testigo decía que “En quince minutos no puedo contar cuatro años de tortura”, dijo. Fue una de las primeras jóvenes en manifestarse por el derecho a la educación tras la llegada de los talibanes a Kabul. “Nos disparaban por protestar. Nos decían que éramos una vergüenza para el islam”, recordó.

La siguiente testigo fue secuestrada por agentes de inteligencia, golpeada y forzada a firmar una confesión bajo tortura. “Me decían que rezara, que iba a morir. No había comida ni agua. Solo golpes y amenazas de matar a mi familia”, relató. Añadió que los talibanes controlan los teléfonos y difunden las fotos de las mujeres activistas para que sean perseguidas públicamente. “Incluso en el exilio sigo recibiendo amenazas”, afirmó.

Diplomáticos, juristas y representantes de organizaciones no gubernamentales coincidieron en la necesidad de reconocer la represión talibán como un crimen de persecución de género.

La fiscal Namat enfatizó que este tribunal “no busca venganza ni intervención militar, sino justicia y memoria”. “El mundo abandonó a Afganistán, pero no puede abandonar a sus mujeres”, advirtió.

Por su parte, la fiscal afgana Azadah Raz Mohammad reveló que el régimen talibán ha emitido más de 130 decretos dirigidos específicamente contra las mujeres, consolidando un sistema que calificó como un ‘apartheid de género’. Explicó que estas normas no solo las excluyen de la educación, el trabajo y la vida pública, sino que buscan “borrar su existencia” de la sociedad.

“La persecución está tan documentada y normalizada por gobiernos del mundo que se ha vuelto invisible”, denunció. Agregó que el tribunal representa “un acto de esperanza y una forma de preservar evidencia para futuras acciones de justicia internacional”.

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