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El 64% de los neoyorquinos entre 18 y 34 años votó al musulmán; la participación latina batió —récord de 56 años— y su voto masivo al demócrata, venganza por las redadas de Trump

Los jóvenes y los latinos, claves en la histórica elección del socialista Mamdani en la rica Nueva York

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Euforia Simpatizantes del demócrata Zohran Mamdani celebran luego de conocer su triunfo para la alcaldía de Nueva York (Angel Colmenares/EFE)

Zohran Mamdani, el alcalde electo de Nueva York, es el hombre de los récords y los imposibles hechos realidad:

Es el candidato más joven de la era moderna, el primero nacido en África (Uganda) de padres de origen indio; es el primer musulmán al frente de la ciudad con más judíos del mundo (con un millón de judíos en el área metropolitana más grande de Estados Unidos, suma que supera a los habitantes de Tel Aviv y Jerusalén), es el primer político socialista que se pone al frente del centro del capitalismo global; y es el primer alcalde electo cuya campaña se ha basado casi exclusivamente en promesas para hacer más fácil la vida de sus habitantes más vulnerables, aunque ello suponga un enfrentamiento con los ricos en la ciudad, efectivamente, con más multimillonarios del planeta.

En otras palabras, el millennial Mamdani (34 años) es la antítesis de todo lo que defiende el presidente de Estados Unidos, el magnate neoyorquino Donald Trump, y su gobierno que consiente a los oligarcas y les rebaja los impuestos, a costa de quitar fondos a programas sociales, construcción de viviendas y la sanidad pública, dejando en la precariedad a miles que no pueden pagar un seguro médico privado y mucho menos rentar o comprar una vivienda.

El meteórico ascenso de Mamdani, prácticamente un desconocido en enero, cuando Trump asumió su segundo mandato, se debe en gran parte a que acertó en dos cosas: dejar a un lado la politiquería bipartidista nacional, centrando su campaña en proponer soluciones para los votantes, principalmente los más vulnerables; y, en segundo lugar, presentarse como un candidato no sectario, no contaminado por rivalidades religiosas, raciales e incluso socioeconómicas.

Por todo esto, su candidatura no se vio como la de un radical de izquierdas, sino la de alguien que propone soluciones con sentido común. ¿Y quiénes fueron los que mejor captaron este mensaje? Los jóvenes, independientemente de si son blancos, negros, hispanos, ateos, cristianos, musulmanes o incluso judíos laicos.

El voto masivo de la Generación Z

La distribución del voto en las elecciones del martes en Nueva York debería empezar a preocupar a Trump (79) y hacerlo reflexionar sobre cómo, en apenas un año en el poder, está perdiendo de forma acelerada el voto de los jóvenes de la llamada Generación Z, que ven con creciente frustración cómo el futuro que les espera va a ser mucho peor que el que vivieron sus padres y abuelos.

Entre los votantes de 18 a 34 años, Mamdani logró el 64%, un récord no visto desde el primer gobierno del joven Barack Obama cuando logró su primer triunfo. Su principal contrincante, Andrew Cuomo, que iba de independiente y contaba con el apoyo tanto del expresidente Bill Clinton como del presidente Trump, se quedó con el 28% de las papeletas, mientras que el republicano Curtis Sliwa no pasó del 8%.

En la franja de edad de 35 a 64 años, Mamdani volvió a ganar con el 45%, aunque Cuomo le pisó los talones (40%) e incluso habría ganado, probablemente, si el republicano, que logró 15%, se hubiese retirado de la contienda durante la campaña.

Sólo en la franja de los adultos mayores (65 años en adelante), Cuomo ganó con el 55%, mientras que Mamdani bajó a 28% y Sliwa a 17%.

Voto judío

Pese a su condición de musulmán, su postura muy crítica contra los bombardeos israelíes en Gaza y su apoyo a un Estado palestino, Mamdani logró, contra todo pronóstico, el 33% del voto judío, una vez más en su gran mayoría de jóvenes progresistas y seculares en Manhattan y Brooklyn.

Las comunidades ortodoxas y conservadoras, más numerosas y concentradas en los barrios de Brooklyn y Queens, votaron masivamente a Cuomo y a su perfil más moderado y proisraelí, logrando un 63% de los votos.

Movilización histórica de latinos

El voto latino se dividió mayoritariamente entre Mamdani (55%) y Cuomo (38%), pero lo que realmente marcó la diferencia fue, de nuevo, el voto joven, que se inclinó de forma masiva por el candidato socialista, con un 65%, convirtiéndose en su principal base de apoyo, frente al 28% de Cuomo.

Los jóvenes latinos valoraron sus propuestas de vivienda asequible, transporte público gratuito y justicia climática, además de su cercanía con comunidades inmigrantes. De hecho, los analistas ven este apoyo abrumador de los jóvenes latinos como su manera de vengarse contra las brutales redadas del ICE.

Por último, Trump debería tomar nota de un último récord: la participación latina, con más de dos millones de latinos que acudieron a las urnas, fue la más alta desde 1969 (56 años).

Si la fuerza del voto latino se hace notar con la misma intensidad y con la misma tendencia en las elecciones de medio término dentro de un año, los demócratas están en condiciones de recuperar el control del Congreso para convertir a Trump, en sus últimos dos años de mandato, en un pato cojo (“lame duck”): una especie de Rico McPato, pero cojo.

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