
Con el mayor portaaviones estadounidense ahora fondeado en el Caribe, el presidente Donald Trump ha aprobado la infiltración de agentes de la CIA en Venezuela, en lo que parece un paso más cercano a un cambio de régimen e incluso el apresamiento del presidente Nicolás Maduro (al que considera líder del narcotráfico), que a desmantelar a los cárteles que supuestamente operan en el país sudamericano.
Según fuentes consultadas por el diario The New York Times, Trump habría dado el visto bueno a estas operaciones encubiertas como paso previo a una campaña militar más amplia, mientras la flota que mantiene en aguas del Caribe lleva a cabo maniobras militares con fuego real en Trinidad y Tobago, cuyos puntos más cercanos de costa a costa es de apenas 12 kilómetros.
Aunque no está claro cuáles podrían ser las acciones encubiertas ni cuándo podrían llevarse a cabo, el NYT señala que los estrategas militares estadounidenses “han elaborado listas de posibles instalaciones de narcotráfico que podrían ser atacadas. El Pentágono también planea ataques contra unidades militares cercanas al presidente Maduro”.
Trump, que la semana pasada sostuvo dos reuniones en la Sala de Crisis de la Casa Blanca para discutir sobre Venezuela y analizar las opciones con sus principales asesores, aún no ha autorizado el despliegue de fuerzas de combate en Venezuela, por lo que la siguiente fase de la creciente presión de su administración sobre el gobierno de Maduro podría consistir en sabotaje o algún tipo de operaciones cibernéticas, psicológicas o de espionaje.
Pero el despliegue naval y de agentes de la CIA es sólo la manifestación más evidente de una campaña de presión multifacética. El Departamento de Estado ha anunciado que, a partir del 24 de noviembre, designará al Cártel de los Soles como organización terrorista.
Si bien el Cártel de los Soles no es un cártel en el sentido tradicional, esta designación representa una forma para que el gobierno de Trump catalogue a una amplia franja del gobierno de Maduro como organización terrorista, lo que podría allanar el camino para una acción militar y, a la vez, presionar al gobierno.
Dos años y deja el poder
Lo que parece claro es que la estrategia actual de Trump con relación a Venezuela es asustar al régimen con la amenaza militar, pero sin concretar (más allá del derribo de presuntas narcolanchas en aguas internacionales), a la espera de que Maduro haga concesiones.
Con este objetivo ha reanudado negociaciones extraoficiales con Caracas, después de haber interrumpido dichas conversaciones brevemente el mes pasado, según personas informadas sobre el asunto.
En estas negociaciones informales, según NYT, Maduro ofreció abandonar el poder dentro de dos o tres años, e incluso ofrecer acceso a la riqueza petrolera de su país a las empresas energéticas estadounidenses.
El artículo cita a funcionarios que hablaron bajo anonimato y que conocieron que integrantes del Gobierno de Maduro ofrecieron a la Administración Trump un proceso de transición, con el objetivo de garantizar una renuncia ordenada. Sin embargo, la Casa Blanca consideró inaceptable que la salida de Maduro del poder se postergue.