
De acuerdo con el informe, 161 profesionales de la prensa fueron asesinados en 31 países durante 2025. Dos tercios de las muertes ocurrieron mientras las víctimas cubrían conflictos armados, una cifra apenas inferior a los 179 fallecimientos registrados en 2024.
El mayor número de víctimas se concentró en la Franja de Gaza, donde al menos 60 periodistas murieron, la mayoría a consecuencia de ofensivas militares israelíes. Desde el 7 de octubre de 2023, se han documentado 221 muertes de periodistas en ese territorio, lo que convierte a Gaza en el escenario más letal para el ejercicio del periodismo en la actualidad, señaló en un comunicado el presidente de la PEC, Blaise Lempen.
El informe también atribuye acciones armadas del Ejército de Israel la muerte de 13 periodistas en Yemen y de cuatro en Irán. Lempen lamentó, además, que la prensa internacional continúe sin acceso al territorio, lo que dificulta la cobertura independiente de los hechos.
En términos regionales, Medio Oriente encabezó la lista como la zona más peligrosa, con 87 periodistas fallecidos. En América Latina, se reportaron 25 muertes. Entre los casos más recientes figura el del periodista Agustín Zapeta Aguilar, hallado muerto hace dos días en Guatemala.
México registró nueve asesinatos, lo que lo posiciona como el tercer país más violento para periodistas, principalmente en el contexto de la violencia ligada al crimen organizado, particularmente los cárteles de droga.
En la guerra en Ucrania, murieron nueve periodistas: tres ucranianos, un francés y cinco rusos. A esta cifra se suman, precisó la PEC, reporteros ucranianos que fallecieron mientras participaban directamente en acciones de combate.
La organización identificó la impunidad, debido a la falta de investigaciones adecuadas y de procesos judiciales independientes, como uno de los principales factores que explican la persistencia y multiplicación de estos crímenes.
Asimismo, la PEC alertó sobre un aumento en las solicitudes de asistencia de periodistas en países como Afganistán, Camerún, Siria, Turquía y Sudán.“Estos profesionales enfrentan un rechazo sistemático a sus solicitudes de asilo, lo cual resulta profundamente preocupante”, concluyó Lempen.