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Argentina vota este domingo las elecciones más peligrosas de su democracia

Si se confirma el triunfo del ultraderechista Milei, que promete gobernar con la “motosierra”, el sismo político se sentirá en toda la región... y en el Vaticano

elecciones generales

Milei, que este domingo cumple 53 años, vota en Buenos Aires entre seguidores, que le cantaron cumpleaños feliz

Milei, que este domingo cumple 53 años, vota en Buenos Aires entre seguidores, que le cantaron cumpleaños feliz

EFE

Argentina podría amanecer mañana lunes bajo los efectos de un terremoto populista, si se confirma la victoria del libertario Javier Milei, quien promete gobernar “con una motosierra”.

El candidato, que promete dolarizar el país, eliminar el gasto social e incluso cortar relaciones diplomáticas con el Vaticano (como sugieren algunos del círculo cercano a Milei), parte como favorito para ganar las elecciones, aunque probablemente sin mayoría absoluta, por lo que tendría que ir a segunda vuelta el 19 de noviembre con uno de los otros dos candidatos con posibilidades: el candidato oficialista Sergio Massa (peronista), quien trata de unir en torno a su persona todo el voto de izquierda, y la candidata de la derecha tradicional, Patricia Bullrich, apoyada en campaña por un renacido expresidente Mauricio Macri.

Los otros dos candidatos presidenciales, Juan Schiaretti (peronismo disidente) y Myriam Bregman (izquierda) no tienen opciones, según todas las encuestas.

Unos 35.4 millones de argentinos están convocados para, además de elegir presidente y vicepresidente, renovar 130 de los 257 escaños de la Cámara de Diputados y 24 de los 72 del Senado.

Al mediodía (hora de Buenos Aires) un 30% de los ciudadanos habían emitido su sufragio en los comicios generales en Argentina, asfixiada por una inflación como no se veía desde la crisis del “corralito” (retención y confiscación de dólares), hace dos décadas, cuando el país que llegó a ser la sexta potencia mundial a principios de siglo XX, se vio arrastrada por una aguda crisis económica que degeneró en graves disturbios y saqueos.

Milei, contra el “paternalismo” del peronismo y de Francisco

Milei propone una reforma radical y recortes drásticos (“con motosierra”) a los impuestos y las ayudas sociales, para volver, precisamente, “a ser el país pujante” de hace un siglo. El candidato entiende que “la intromisión del Estado paternalista”, como llama peyorativamente al Estado que apoya causas sociales, ha sido el principio de todos los males en el país.

Por eso, la ideología de Milei entra en colisión frontal con el pensamiento del papa Francisco, desde los tiempos en que predicaba en los barrios pobres de la periferia capitalina, cuando era obispo de Buenos Aires.

Aunque fue forzado por su rival Massa durante un debate televisivo a pedir perdón por insultar al papa argentino (algo que hizo con evasivas y a regañadientes), nadie duda de que, si Milei llega a la Casa Rosada, chocaría frontalmente con Francisco, quien hace unos días advirtió a la juventud argentina contra “los payasos del mesianismo”, en clara alusión a Milei, cuyo granero electoral está entre los jóvenes, hartos de la incompetencia de la clase política tradicional, y que se dejan entusiasmar por el discurso demagogo e incendiario del libertario.

La propuesta estrella de Milei es la dolarización de la economía, una medida que diferentes economistas han considerado inviable en estos momentos porque las reservas del Banco Central argentino del país están en mínimos. El candidato también dice que va a “liquidar” el Banco Central y eliminar “de forma progresiva” los planes sociales y recortar los fondos de jubilaciones y pensiones.

En la campaña se hizo viral un video en el que tachaba uno a uno los ministerios que eliminaría de llegar al poder. Desarrollo Social, Salud y Educación, según su programa, se fusionarán en uno solo, el de “Capital humano”. Otros ministerios, como el de Mujeres, Géneros y Diversidad directamente desaparecerían. “Yo creo en la igualdad ante la ley”, justificó.

En lugar de eso, ampliará el presupuesto de Defensa Nacional y Seguridad Interior, con la promesa de que éste regularice el mercado legal de armas. Milei, que se declara próximo a EU (no el de Joe Biden, sino el de Donald Trump) a Israel y a Brasil (no el de Lula da Silva, sino el de Jair Bolsonaro; de hecho, su hijo vino a apoyarle en campaña), se opone a la legalización del aborto y al adoctrinamiento sexual en las aulas.

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Massa, a la espera de un milagro

El candidato oficialista llega a las urnas como segundo en las encuestas (4 puntos menos que Milei), gracias a que ha logrado convencer a parte del electorado del “miedo a la extrema derecha”, que llegaría no sólo si gana Milei, sino su adversaria Bullrich.

A pesar de ser el ministro de Economía del impopular presidente Alberto Fernández, Massa tuvo cierto éxito al transmitir en campaña que todos los males económicos del actual gobierno los heredó del anterior gobierno del derechista Mauricio Macri.

Sergio Massa se hace un selfi con una simpatizantes tras votar en Buenos Aires

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EFE

Pero, con una inflación histórica (140%) y una subida de la pobreza que alcanza ya al 40% de la población, una victoria de Massa este domingo es vista como un milagro, por lo que su apuesta es poder colarse en el balotaje, y entonces, invocar el voto del miedo a la extrema derecha, para imponerse en la segunda vuelta de las elecciones, que tendría lugar el 19 de noviembre.

Una de las prioridades que Massa ha planteado es cancelar al 100% la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ha venido negociando como ministro. En materia de seguridad, Massa ha dicho que hará “lo mismo” que hizo en el municipio de Tigre cuando fue alcalde: implementar un sistema de videovigilancia para la prevención y el seguimiento del delito, además de usar “sistemas satelitales y drones en la frontera” para combatir el narcotráfico.

Bullrich, el bulldog antikirchnerista

La candidata conservadora Patricia Bullrich, tercera en las encuestas a nivel nacional, se enfrentó al alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, en una interna feroz que acabó con la victoria por la mínima de la que fuera encargada de la seguridad nacional bajo el gobierno de Macri.

Bullrich, que logró fama por sus ácidos ataques contra el kirchnerismo y contra la actual vicepresidenta Cristina Fernández, se impuso al representante del sector más moderado de la alianza de centroderecha, pero su discurso radical se vio de inmediato opacado por otro mucho más radical, el de Milei.

La candidata conservadora Patricia Bullrich, vota en Buenos Aires

La candidata conservadora Patricia Bullrich, vota en Buenos Aires

EFE

Si logra pasar a segunda vuelta, espera tener la suerte del llamado “efecto Macron” (cuando el voto útil de la izquierda elige el candidato menos radical, como ocurrió en segunda vuelta en Francia, cuando la izquierda voto con la nariz tapada a Emmanuel Macron, en vez de Marine Le Pen).

Pero, para ello tendrá que superar a Massa este domingo y, en las siguientes semanas, convencer a los argentinos de que es capaz de sacar al país del agujero; tarea complicada, ya que en campaña su discurso económico fue el más endeble.

Latinoamérica mira de reojo

Mientras los argentinos votan, los gobernantes del resto de América Latina miran hacia el sur (y al este, desde Chile) y cruzan dedos para que no se confirme una victoria del extremista Milei, por temor a que haya un efecto contagio en los sucesivos procesos electorales en cada país, y por miedo también a que sus medidas antichoque económicas acaben por hacer más daño y desencadene una fuga de capitales en el peor momento.

Por cierto, Milei cumple este domingo 53 años. No es díficil imaginar qué ha pedido de deseo.