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De bendecir su muerte a abrazarla viva: el cautiverio de Emily contado por su padre

Thomas Hand hizo dos entrevistas con CNN, una para agradecer su muerte, antes que ser rehén de Hamás, y otro para relatar su reencuentro y cautiverio

guerra en oriente medio

Thomas Hand abraza a su hija Emily este lunes, tras ser liberada por Hamás

Thomas Hand abraza a su hija Emily este lunes, tras ser liberada por Hamás

CNN

Fue una de las escenas más conmovedoras del reencuentro de rehenes liberados por Hamás que tuvo lugar este lunes. En un video de escasos segundos, una niña de 9 años, Emily Hand, corre a los brazos de su padre, quien la abraza con fuerza, lleno de alegría y alivio.

No es para menos: casi dos meses antes, este mismo hombre, Thomas Hand, protagonizó uno de los videos más desgarradores de los familiares de las víctimas del brutal ataque terrorista del 7 de octubre, en el que tres mil milicianos de Hamás tomaron por sorpresa varias localidades y granjas colectivas (kibutz) cercanas a la frontera con la Franja de Gaza, matando a más de mil 200 personas, incluidos bebés y familias enteras, así como jóvenes que bailaban en un festival por la paz al aire libre, además de secuestrar a unas 250 personas, entre ellas los mexicanos Ilana Gritzewsky y Orión Hernández.

“Me acaban de decir que mi hija está muerta; y yo dije ¡sí!, ¡sí!, y sonreí… porque esa es la mejor noticia entre las posibilidades que había. Es una bendición; una absoluta bendición. Era lo que esperaba, porque no podía soportar la idea de que estuviera viva, con lo que hace esa gente con sus secuestrados”, relató el padre, roto por el dolor, en una entrevista a CNN, pocos días después del 7 de octubre, que pasará a la historia de Israel como el peor ataque contra el pueblo judío desde el Holocausto.

¡Vive!

Sin embargo, en un vuelco dramático de los terribles acontecimientos ocurridos en Israel (y su igual de terrible venganza sobre la población palestina gazatí), el padre recibió una noticia que debió dejarlo paralizado: su hija (cuya madre murió de cáncer cuando era muy pequeña) no era la menor muerta que le dijeron las autoridades del kibutz donde vivían, masacrado por los milicianos de Hamás.

Tras verse obligado a pasar del duelo de los familiares de las víctimas mortales del ataque a la angustia de los que tienen víctimas secuestradas, Thomas recibió este lunes una llamada poco menos que milagrosa: la que le anunció que su hija, que cumplió 9 años el viernes en cautividad, estaba en la lista de Hamás del grupo de mujeres y menores que iban a poner en libertad este lunes, cuarto día de tregua en la guerra entre Israel y Hamás.

“Se va soltando poco a poco”

A diferencia de otros familiares que han preferido privacidad total, Thomas Hand, un judío-israelí originario de Irlanda, quiere que el mundo sepa el drama que ha vivido su hija y él, aunque señala que su hija (como era de esperar) apenas va contando lo vivido en el último mes y medio.

“Se va soltando lentamente, poco a poco. Sólo sabremos por lo que realmente pasó cuando ella quiera hablar. Quiero saber tanto… pero hay que dejar que, cuando esté preparada, cuente todo”, declaró a CNN. Sin embargo, añadió que, con lo poco que le dijo y su propia experiencia como angustiado padre, el panorama sobre la tragedia de las víctimas israelíes se va despejando (al contrario que la experiencia de las víctimas del otro lado: los civiles palestinos, atrapados entre las bombas y el bloqueo israelí, y la propia censura impuesta por las facciones palestinas, a las que deben obediencia y lealtad).

Aquella mañana infame…

Según el relato de Thomas Hand, aquella infame mañana del sábado 7 de octubre, su hija Emily jugaba en casa de su amiga Hila, donde fue invitada la noche anterior a una pijamada, cuando los terroristas de Hamás asaltaron el kibutz Be'eri donde ambas vivían con sus respectivas familias. Pronto empezaron los tiros y los gritos de terror en hebreo, mezclados con otros gritos en árabe… y así hasta la tarde.

Thomas Hand permaneció atrapado y escondido en su casa durante horas, sin noticias de su hija, mientras la comunidad donde vivían era arrasada y asesinados unos 130 de sus residentes. Otros fueron capturados, entre ellos Emily, Hila y su madre Raaya.

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Según le contó a su padre tras su liberación, las dos niñas y la mujer, ya cautivas en algún lugar de la Franja de Gaza, “tuvieron que correr de casa en casa", obligadas por los milicianos a desplazarse mientras las fuerzas israelíes bombardeaban Gaza.

“Es aterrador. Que te tiren, te arrastren, te empujen… probablemente bajo los disparos”, dijo Hand, tras admitir que todavía tiene que digerir tanta experiencia traumática por la que pocos han pasado, como el ataque terrorista, el anuncio de la muerte de su hija, y su posterior “resurrección” y liberación.

El celular fue clave

En la entrevista de este martes con CNN, Hand dijo que un mes después del ataque del 7 de octubre, el Ejército de Israel le anunció que era “muy probable” que Emily no estuviera muerta —como le dijeron las autoridades del kibutz masacrado, tras las caóticas horas y días después del ataque—, sino que probablemente estuviera viva y fuera rehén de Hamás, gracias a varias pistas, una de ellas clave: el celular.

Explicó que el Ejército israelí, luego de semanas intentando completar el puzzle sangriento tras el 7-O, no encontró ningún tipo de resto biológico de Emily Hand entre las ruinas del kibutz Be'eri. “No había sangre en la casa donde durmió”, comentó y añadió que la pista que llevó a pensar que probablemente fue secuestrada fue el rastreo de los celulares de Hila y de su madre (Emily no tenía) que señalaban un mismo punto: la Franja de Gaza.

De sentir que la muerte sería una bendición, Thomas sintió el alivio de saber que su hija estaba viva, pero también el terror de pensar en qué celda oscura estaba, sin saber por qué. “Lo desconocido es horrible. La espera es horrible”, dijo. Pero también admitió que había motivos para la esperanza: Hamás ya había liberado a niños y mujeres antes que su hija, y ninguno de ellos denunció haber sufrido torturas físicas ni agresiones sexuales.

El reencuentro

En cualquier caso, casi ocho semanas después de ver a su hija por última vez, Hand fue informado de que Emily estaba en la lista de la segunda tanda de rehenes que iban a ser liberados este lunes, en virtud de la tregua temporal entre Israel y Hamas.

Intentó contener su emoción al llegar a la base militar israelí donde se trasladaba a los rehenes liberados. 

“De repente se abrió la puerta y salió corriendo. Fue hermoso, tal como me lo había imaginado, corriendo juntos”, dijo Thomas. “Probablemente, la apreté demasiado”, añadió, dando su opinión sobre el ya icónico video del reencuentro en el que saluda a su hija con su apodo “Emush”.

“Solo cuando di un paso atrás pude ver que tenía la cara delgada, como la mía, mientras que antes era regordeta, de niña, una cara de niña pequeña”.

Al igual que los demás rehenes, Emily perdió peso y Hand dijo que nunca la había visto tan pálida. Y se sobresaltó cuando ella le habló.

“Lo más chocante y perturbador de encontrarme con ella fue que sólo susurraba, no la escuchaba. Tuve que poner mi oreja en sus labios —dijo—. La habían condicionado a no hacer ruido”.

“Se podía ver el terror en los ojos vidriosos”, dijo.

Pero también vio una señal de la niña que conocía cuando le ofreció su celular en la furgoneta al salir de la entrega.

“Lo primero que hizo fue poner una canción de Beyoncé”, dijo.

“Estuve fuera un año”

El padre llevó al perro de la familia, Johnsie, a la reunión para ofrecerle y recibir su amor incondicional en caso de que Emily se enfadara con él por no haber ido a rescatarla, un temor que ha tenido desde que supo que estaba viva.

“Aparte de los susurros, eso fue un golpe en las entrañas: Un año”.