
El manejo del dolor agudo perioperatorio representa un componente esencial en el contexto de las cirugías programadas, porque puede llegar a acelerar la recuperación de los pacientes, reducir su estancia hospitalaria y prevenir el dolor crónico postquirúrgico.
El dolor crónico postquirúrgico ha sido catalogado como una de las complicaciones más frecuentes, ya que, su incidencia es hasta de un 30% posterior a una intervención quirúrgica en un periodo de entre seis y 12 meses, con ligera disminución a lo largo del tiempo.
En nuestro país se estima que 96.3% de los pacientes hospitalizados experimentan dolor agudo perioperatorio, y de las tres fases del ciclo quirúrgico —preoperatorio, transoperatorio y posoperatorio— esta última es considerada la principal fase en la que se presenta con mayor intensidad, y que se ha asociado a la enfermedad preexistente, al procedimiento quirúrgico o a una combinación de ambos.
En este sentido, la doctora María Fernanda Arboleda, especialista en anestesiología, en algología y medicina paliativa, señaló que “el dolor agudo perioperatorio, también reconocido como la dolencia que acompaña a los pacientes antes, durante y después de procedimientos quirúrgicos, representa un desafío clínico que impacta en la calidad de vida de los individuos, pues aunque dicha manifestación es una parte esperable del proceso, es vital tener estrategias basadas en un equipo multidisciplinario que permitan anticiparse y controlar el dolor”.
La especialista subrayó que para garantizar un manejo integral del dolor perioperatorio en los tiempos quirúrgicos, es importante el diseño del plan individualizado que tome en cuenta los antecedentes del paciente, la evaluación de los factores que pueden afectar la intensidad del dolor después de la cirugía y seleccionar la analgesia multimodal adecuada.
En este sentido, resaltó que el ciclo quirúrgico en un paciente se puede identificar en tres etapas, la primera, que es la perioperatoria en la que se identifica si alguna enfermedad (coexistente, real o sospechosa) es lo suficientemente peligrosa para retrasar, modificar o contraindicar la intervención.
La segunda fase corresponde al transoperatorio, en la que se efectúan cuidados y controles para mantener al paciente estable. Por último, está la fase posoperatoria, enfocada en la rehabilitación del individuo, estableciendo controles y tratamientos para favorecer su recuperación y prevenir complicaciones.
Por su parte, la doctora . Ana Lilia Garduño, especialista en Anestesiología del Depto. Anestesiología del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ), señaló que se debe considerar el tipo de procedimiento, así como identificar y controlar las comorbilidades asociadas que pudiera tener el paciente y la mejora del estado nutricional.
Con base en los resultados del estudio “Abordaje multimodal para el manejo del dolor agudo, la analgesia multimodal produce un óptimo alivio del dolor por múltiples vías”, ambas especialistas resaltaron que como parte de los avances en investigación y desarrollo, en el país se cuenta con la primera y única combinación a dosis fija de celecoxib más paracetamol de prescripción médica, para el alivio del dolor agudo perioperatorio de intensidad leve a moderada que proporciona un mejor efecto analgésico y antiinflamatorio.
Al respecto, la doctora Nury Hernández, gerente médico de la unidad de Analgesia de Laboratorios Silanes, señaló que con dicha innovación multimodal que combina celecoxib más paracetamol, se brinda seguridad gastrointestinal, renal y hepática, disminuyendo el riesgo de desarrollar dolor postquirúrgico persistente o la cronificación del mismo; aunado a mitigar los malestares como parte del manejo del dolor perioperatorio.
Las doctoras coincidieron en que algunas intervenciones de especialidades como cirugía general, ginecología, ortopedia, urología, odontología, entre otras, cursan una intensidad de dolor de leve a moderada, siendo el dolor posoperatorio el máximo representante del dolor agudo, aunque su grado de severidad es en las primeras 24 horas y disminuye progresivamente.
Una intervención quirúrgica es una situación de preocupación y desgaste para los pacientes y cuando su abordaje es ineficaz, aunado a la cronificación del dolor, podría tener consecuencias en lo físico, aumenta el riesgo de complicaciones pulmonares, gastrointestinales, cardíacas; en lo psicológico, alteraciones en el estado de ánimo como la depresión y ansiedad, así como alteraciones del sueño y reducción la capacidad para realizar actividades cotidianas, todo lo anterior, con impacto directo en la calidad de vida del paciente.
La disponibilidad de este nuevo medicamento combinado cobra mayor relevancia, si se toma en cuenta que con base en datos tan sólo en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), durante el 2023 se realizaron 70 mil intervenciones quirúrgicas, es decir, aproximadamente 191 por día, y el dolor post operatorio también impacta en el estado emocional del paciente.