
En México el acceso a servicios financieros depende en gran medida del origen familiar y quienes provienen de hogares con entrada a productos financieros tienen 3.3 veces más probabilidades de alcanzar el nivel económico más alto.
Entre la población que nació en hogares en pobreza, 13 de cada 100 personas cuyos padres tuvieron algún producto financiero lograron ascender al grupo económico más alto contra 4 de cada 100 personas con padres sin inclusión financiera.
Así lo registra el Informe de movilidad social en México 2025: la ruta hacia la inclusión financiera, elaborado por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) con base en la Encuesta ESRU de Movilidad Social en México 2023 (ESRU-EMOVI 2023)
“A pesar de los avances, la falta de inclusión financiera también se hereda, pues prácticamente toda la población sin inclusión financiera (95 %) proviene de hogares que estaban en la misma situación”, comentó Roberto Vélez Grajales, director ejecutivo del CEEY y coautor del informe.
El informe destaca además las brechas de género que persisten en el acceso y uso de servicios financieros donde las mujeres son las que la tiene más complicada para la movilidad social a partir de la inclusión financiera.
“La movilidad social es mucho más difícil para las mujeres. Entre las personas que provienen de hogares en pobreza y con padres que tenían inclusión financiera, dos de cada tres mujeres (67 %) no pueden subir en la escala económica; en contraste, más de la mitad de los hombres sí logra ascender económicamente”, expone Ana Laura Martínez Gutiérrez, coautora del informe.
Además, “la brecha se amplía cuando se analiza quiénes logran moverse al grupo económico más alto: solo el 7 % de las mujeres lo alcanza, versus el 22 % de los hombres”, comentó.
Martínez Gutiérrez señaló que “los datos de la encuesta ESRU-EMOVI 2023 sugieren que la forma en que las y los mexicanos manejan sus finanzas se gesta desde una edad temprana y, en gran medida, se basa en lo que se aprende en el hogar. Para romper los ciclos de exclusión financiera intergeneracional se requiere fomentar la construcción de capacidades financieras, lo cual debe ser una tarea de tres actores clave: el hogar, el Estado y el sistema financiero.”
El CEEY subraya que incorporar la educación financiera en el sistema educativo nacional es esencial para ampliar las capacidades financieras de la población. “Esta estrategia permitiría que quienes no crecieron en hogares con conocimientos financieros superen la exclusión y puedan experimentar movilidad social ascendente”, concluye Roberto Vélez Grajales.