
En la primavera de 1914, mientras las naciones de la vieja Europa se encontraban al borde de la guerra, que a esas alturas era inevitable, ora por los nacionalismos, ora a causa de las antiguas rencillas por el reparto colonial del mundo, del otro lado del océano, México se desangraba en su propio conflicto intestino.
A finales de abril de aquel año, miles tropas estadounidenses, por primera vez desde 1848, invadieron el territorio nacional, al tomar el Puerto de Veracruz en una intensa batalla, que se prolongó durante dos días: hubo alrededor de 321 muertos, entre civiles y soldados de ambos bandos.
Poco pudieron hacer las milicias leales al usurpador Victoriano Huerta, compuestas por cadetes, presos y voluntarios comandados por el general Gustavo Maass, ante el poderío militar anglosajón, que ocupó durante siete meses tierras jarochas, hasta noviembre de 1914, ya con el mundo en guerra y con Venustiano Carranza como el hombre fuerte de la Revolución Mexicana.

Para la primavera del 14, el gobierno de Woodrow Wilson ya había roto con Huerta, que, paradójicamente, llegó al poder gracias a un golpe de Estado apoyado por el propio embajador Henry Lane Wilson. Incluso, la Casa Blanca le impuso un embargo de armas al Gobierno mexicano, que tuvo que requerir del navío alemán Ypiranga para triangular armamento a escondidas.
La causa de la invasión norteamericana en Veracruz, sin embargo, fue el llamado Incidente Tampico, donde marinos estadounidenses fueron retenidos por soldados mexicanos. Tras ser liberados, las autoridades nacionales se negaron a saludar la bandera de las barras y las estrellas como señal de respeto y protocolo, lo que provocó la indignación de los estadounidenses, que sí habían saludado días antes, como acto protocolario, la bandera del águila y la serpiente.
Según la Smithsonian Magazine y el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), unos 6 mil marines y marineros norteamericanos tomaron el control del puerto tras intensos combates.

Durante los enfrentamientos murieron más de 300 mexicanos, entre civiles y militares, y cerca de 21 estadounidenses. La ocupación duró siete meses, hasta noviembre de 1914, cuando las tropas estadounidenses se retiraron tras llegar a un acuerdo con Carranza.
Después de la invasión a Veracruz, soldados norteamericanos volvieron a incursionar en territorio nacional, ahora en 1917, para perseguir a Pancho Villa, quien había atacado previamente la población estadounidense de Columbus.
Esa expedición, dirigida por el general John J. Pershing, donde participó un joven George Patton, uno de los más afamados generales de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, fracasó en su intento de capturar a Villa.
Sin embargo, esa incursión, que fue frenada por presiones de las tropas carrancistas, que se comprometieron a perseguir a los villistas, le dejó valiosas experiencias al Ejército norteamericano en el uso de nuevas tecnologías, como los vehículos motorizados, que meses más tarde utilizó contra las Fuerzas Armadas del imperio Alemán en Europa.

¿Estados Unidos volverá a invadir México? NBC revela planes para atacar al narco
Más de un siglo posterior a las invasión de Veracruz y la expedición contra Villa, nuevamente hay la amenaza de una posible intervención militar de Estados Unidos en su vecino del sur.
Un reportaje de NBC News, publicado el lunes 3 de noviembre, dio aconcoer que la administración de Donald Trump está en fase de planificación detallada para desplegar tropas estadounidenses y agentes de inteligencia en territorio mexicano, con la finalidad de atacar a cárteles del narcotráfico.
La operación se haría bajo la autoridad del título 50 del código estadounidense, involucrando al Joint Special Operations Command (JSOC) y posibles ataques con drones, aunque la implementación aún no es inminente.
Sin embargo, el Gobierno mexicano rechazó de plano esta posibilidad: la presidenta Claudia Sheinbaum declaró que “no va a pasar” y subrayó que México no ha dado su consentimiento para una intervención militar estadounidense en su territorio.
CRÓNICA revelo la semana pasada que, dentro de la escalada de operaciones contra el narcotráfico, el portaviones USS Theodore Roosevelt estuvo apostado frente a Ensenada, mientras Estados Unidos lanzaba un ataque, el más mortífero hasta la fecha, contra supuestas “narcolanchas” a 400 kilómetros de Acapulco, lo que dejó un saldo de 14 muertos.