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Segob integró un equipo de análsis y contención para evitar que la justa futbolera se vea afectada por las movilizaciones magisteriales

CDMX y Jalisco, sedes mundialistas a las que CNTE apunta para obtener dádivas del gobierno

El 11 de junio del próximo año, la Copa Mundial de futbol 2026 arrancará en México, donde habrá tres escenarios, Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, los que podrían ser blanco de movilizaciones de maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que buscarán obtener de esta forma dádivas de la Federación.

Es decir, la cíclica revisión salarial del magisterio estará separada por poco menos de un mes de la justa mundialista y la CNTE, en sus secciones de Jalisco, CDMX y Oaxaca, ya han puesto su atención en esa contienda deportiva cuya sede comparte nuestro país con Estados Unidos y Canadá.

Remozamientos urbanos, que implican inversiones muy importates, están en la mira de la Coordinadora; como respuesta, la Secretaría de Gobernación convocó a funcionarios que hoy, en diferentes puestos, conocen bien a la disidencia magisterial o bien porque han participado en negociaciones de años pasados o bien porque provienen de los estados donde están las seccionales sindicales que amenazan el mundial.

La intención de la Coordinadora no se ha disimulado mucho, por lo que tanto el sindicato magisterial (SNTE) como la Secretaría de Gobernación (Segob) tienen bien claro que la intención de estos disidentes sindicales es presionar para que el gobierno ceda a diferentes demandas (especialmente el control de plazas laborales).

La estrategia de la CNTE se basa en su capacidad para desquiciar, de considerarlo necesario, dos de las tres ciudades mexicanas del mundial: Guadalajara y Ciudad de México. En la Perla Tapatía hay una seccional sindical local que, si bien es mucho más moderada que otras, está clara que diferentes demandas podrían lograrlas a parter de esa coyuntura favorable. Además, a diferencia de muchos estados, el gobierno de Jalisco participa activamente en la administración de la educación pública, así que --bajo esta lógca-- se tendría al gobierno estatal y al federal preocupados por cualquier alteración en el buen desarrollo del mundial.

La Ciudad de México, todos lo saben, es el epicentro de cualquier manifestación de los disidentes magisteriales y participan en los bloqueos urbanos tanto la Sección 9 local, como las muy relevantes seccionales de Chiapas y Oaxaca.

En el caso de los profesores chiapanecos, desde hace más de 5 años han encabezado las movilizaciones para obtener mayores concesiones que las que su sindicato logra con el Gobierno Federal. La sección oaxaqueña, muy desdibujada hoy en día, ha mostrado su interés en movilizarse para recuperar preponderancia dentro de la CNTE.

Chiapanecos y oaxaqueños tienen su mirada en la capital del país.

Tanto en Ciudad de México como Guadalajara (la sede jalisciense) están realizando adaptaciones en sus metrópolis de urgencia y que implican extensos corredores urbanos. En Ciudad de México, la Calzada de Tlalpan; en Guadalajara, el Paseo Alcalde. Ambos son proyectos urbanos robustos que, de ser tomados por la CNTE para instalar campamentos de manifestantes, producirán, en efecto, una enorme presión a las autoridades.

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