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Alberto Capella: “Tristemente la clase política tiene tendencia a parlar con criminales”

Encargado de seguridad en todas las regiones del país, propone la conformación de un Consejo en la materia que trascienda periodos sexenales. Su consultoría tiene contabilizados 377 eventos con uso de 1765 explosivos en cuatro años

entrevista

La gran tragedia es el secuestro político partidista del tema de seguridad y justicia. Para resolver esto se requiere voluntad política de quien gobierna, dice a Crónica Alberto Capella.

La gran tragedia es el secuestro político partidista del tema de seguridad y justicia. Para resolver esto se requiere voluntad política de quien gobierna, dice a Crónica Alberto Capella.

La mala política partidista es el principal aliciente del crimen en México, dice Alberto Capella, uno de los hombres más avezados en el tema de la violencia.

Ha liderado la seguridad pública en todas las regiones del país: norte, centro y sur… De Tijuana, Baja California, a Morelos, y de ahí a Quintana Roo. Tanto en gobiernos envueltos en banderas de izquierda, como de centro y derecha.

Está convencido: el problema no debe afrontarse con una visión unipersonal o emanada de un solo movimiento político. Propone, y urge, la conformación de un Consejo en la materia que trascienda los periodos sexenales.

En la escalada violenta, le preocupa el uso de minas terrestres, como la reciente en Jalisco, la cual derivó en seis muertos y 14 heridos, entre policías y civiles. Sus contactos en la Policía Nacional de Colombia le han informado del traslado a territorio mexicano de delincuentes expertos en estos métodos.

Capella nos espera en la cafetería de un hotel al centro de la CDMX, a donde viaja de vez en vez por los avatares de su consultoría en seguridad.

Entre sorbo y sorbo, recuerda la vez en la cual uno de los ahijados del Mayo Zambada -quienes, dice, controlaban y siguen controlando Baja California- llamó a su teléfono. Él era secretario de seguridad pública en Tijuana.

“Era una voz rasposa: ´Habla La Rana cabrón, nosotros no somos tenderos´. Yo había dicho que las narcotienditas eran de ellos, era una ofensa al ego criminal. ´No hemos querido meternos con tu familia´, me amedrentó. ´Yo tampoco me he querido meter con la tuya, tú a tu jale y yo al mío, ni acuerdo contigo ni te pido nada´, le respondí”.

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Otras veces, cuenta, el tiro ha sido directo: “Te vamos a matar”. Y los atentados en su contra han sido diversos: 107 policías bajo su mando han perdido la vida y cinco colaboradores cercanos.

“En el argot criminal se le llama parlar. Cuando acuerdas con ellos o cedes a sus presiones, ya valió, no tienen ética ni moral, las imágenes de la alcaldesa de Chilpancingo son viva muestra, y tristemente la clase política tiene tendencia a parlar. El impacto que está generando esa visión, es atroz. De por sí había miedo en las policías, imagínate cuando la cabeza dice: no te metas. Hoy estamos en el peor escenario para ser jefe policiaco o fiscal. Hay permisibilidad, se piensa que tratándolos bien se llama a sus conciencias, y no, son almas perdidas. Es el alineamiento del crimen con la política partidista.

-¿Respaldo criminal a un proyecto político?

-Los criminales también hacen política: el elemento fundamental de su negocio, como el de cualquier otro negocio, es el acompañamiento de la autoridad política.

-¿Cómo sopesas la estrategia de los programas sociales, del rescate a los jóvenes?

-En lo hipotético, el fundamento es correcto, pero en lo operativo está jodido, no hay mecanismos de evaluación del asistencialismo. Gran cantidad de recursos de los jóvenes terminan en las arcas del crimen, por la compra de droga. Sólo generas un mercado cautivo, de beneficio electoral. La desigualdad sí es causa de este escenario, se formó una clase económica poderosa y se atascó, de ahí el hartazgo en la población.

-¿Qué ha sido, como encargado de la seguridad, lidiar con esos intereses políticos?

-En el político gobernante hay tres conductas. La primera es: “nosotros a lo nuestro, vamos por borrachitos, y el tema es del gobierno federal”, incluso los homicidios, que son del fuero común; en ese escenario el país está jodido, pero es una constante. La segunda: ´vamos a parlar´, ya valió. La tercera: ´los vamos a confrontar con inteligencia y en un esquema institucional´. Este es el camino, pero la gran tragedia es el secuestro político partidista del tema de seguridad y justicia. Para resolver esto se requiere voluntad política de quien gobierna; participación ciudadana: exigir, evaluar, acompañar o criticar políticas públicas; y cambio de paradigmas en las instituciones del orden, no puedes dirigir con la visión de hace 10 años o más. Sé cómo podemos avanzar, avalado por embajadas y especialistas a nivel internacional.

-¿Cómo?

-Primero, creando una estrategia que trascienda los periodos sexenales. Un ejercicio similar al de Colombia, donde se creó un Consejo para acompañar y evaluar a los tomadores de decisiones. Tienes que formar un grupo de académicos, activistas y funcionarios del tema para generar esa política, no dejársela al presidente o a los secretarios en turno. Son cinco acciones fundamentales a desarrollar.

-¿Cuáles?

-Regionalizar la estrategia, porque el combate en un estado no es igual al de otro, con metas concretas: reducción de incidencia delictiva, fortalecimiento institucional, inversión en tecnología, estándares de funcionamiento. El presidente debe aceptar que el problema de la violencia no se ataca con una visión unipersonal, requiere la participación de muchos actores y factores, alejado del tema partidista. Segundo: la estrategia debe trascender los periodos gubernamentales, no se puede en seis años. Tercero: transformar la capacitación y profesionalización de las policías, hoy no hay una distribución adecuada del presupuesto, el impuesto directo para fortalecer la seguridad, en la mayoría de los casos, es el predial y México tiene una incultura en el tema. Cuarto: modificar la visión social e institucional de los policías, ampliar la imagen de respeto y reconocimiento, mientras los consideres el problema y no la solución, estamos jodidos. Y cambiar el paradigma de las drogas, analizarlo desde otra perspectiva, yendo por la lana.

-No me imagino esa estrategia aplicada en un país con tal polarización y donde cada tres o seis años los intereses políticos son diferentes…

-Necesitamos un presidente con el poder que tenía quien llegó en 2018, que pudiera articular a todos; un presidente con visión de estadista, no de político o líder de partido.

-Lo que planteas me suena al Pacto por México de 2012…

-Aquello terminó como llamarada de petate. Más bien es un acuerdo por la paz, similar al Plan Colombia. Sin embargo, vamos en sentido contrario. La mala política partidista es el principal aliciente del crimen.

-Pero eso no surgió en 2018…

-Claro, es un tema añejo, con la variable que el actual presidente prometió resolver y su estrategia ha ido al revés.

-¿Aporta algo la Guardia Nacional?

-Hay una crisis de ratas en Nueva York y el gobierno trae elefantes para combatirla. Un techo tenía goteras, estaba cuarteado y podrido de algunos lados, se contrató a un nuevo arquitecto y los trabajadores le preguntan: ¿cómo lo arreglamos? Y él dice: tiren el techo y pongan unas pérgolas… eso es la Guardia Nacional.

Y del otro lado, la escalada criminal…

AC Consultores ha registrado en los últimos cuatro años el uso de mil 765 artefactos explosivos en 377 eventos ocurridos en 19 estados del país, en especial Michoacán, Guanajuato, Chiapas, y Jalisco, sede del último episodio en Tlajomulco…

“La experiencia colombiana nos habla sobre cómo se volvió costumbre la utilización de minas terrestres para proteger sembradíos de amapola o narcolaboratorios. He estado en contacto con la Policía Nacional de Colombia y lo que me dicen es que delincuentes involucrados en eso, ahora están en México. Allá, por cada policía o soldado muerto por una mina terrestre, han muerto cinco campesinos. El otro tema inquietante es: agarraste a fulano, suéltalo o me voy contra tu gente, como pasó en Chiapas, donde secuestraron a funcionarios de seguridad. Pronto, viajaré a Colombia para conocer a detalle estos procesos.

-¿Qué hicieron allá para bajar la incidencia del uso de explosivos?

-En gobiernos anteriores generaron esquemas tecnológicos, de inteligencia, y prepararon batallones completos liderados por militares en la detección de estos aparatos. ¿Tenemos la capacidad para eso? No sé, el poco alineamiento de las policías en México es un grave problema, en Colombia tienes a un ministerio de defensa que tiene a Marina, Ejército y Policía en una misma bolsa, aquí tenemos un desastre. El protocolo policial indica que cuando encuentras un explosivo debes acordonar y hablarle a la Sedena, de aquí a que llega. Esa distracción de convertirlos en aduaneros y constructores es un debilitamiento en el combate a la delincuencia, como cuando a los policías les ordenas pintar calles o tapar baches para mantenerlos entretenidos, es darles un dulcecito…