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Limitada, la utilidad de encuestas de victimización y percepción ciudadana

El General Luis Rodríguez Bucio, Comandante de la Guardia Nacional, da un discurso.
El General Luis Rodríguez Bucio, Comandante de la Guardia Nacional, da un discurso. El General Luis Rodríguez Bucio, Comandante de la Guardia Nacional, da un discurso. (La Crónica de Hoy)

El comisionado Enrique Galindo es un mando policial atípico. Al hablar, articula ideas con precisión. Aún cuando debe improvisar, como lo hizo ayer en el foro de especialistas sobre estadísticas delictivas, termina por dominar la escena... Incluso cuando va al foro de INEGI y dice abiertamente que encuentra limitada la utilidad de las encuestas de victimización y percepción ciudadana.

En el uso de la palabra, ante la audiencia de académicos y funcionarios policiales, le ha antecedido Pedro Bernal, de la Policía Nacional Colombiana, que muestra un proceso arduo, de 10 años, en los que aquella corporación ha estado haciendo intentos para que su uniformados registren con claridad a quién detienen, entrevistan o apoyan ante un evento delictivo.

De ese trajín saldrá la información para decidir estrategias policiales.

También habló previamente Stephanie Morin, del Instituto Sou da Paz brasileño, de perfil más académico, que muestra las inconsistencias entre los informes policiales y las actas de defunción del sector salud en aquel país. Su organización y otras instancias trabajaron para reducir las inconsistencias a sólo uno por ciento (prácticamente cada muerte violenta tiene un registro en informe policial y tiene acta de defunción). En México esta inconsistencia ronda el 25 por ciento (faltan actas de defunción para cubrir todas las muertes por homicidio intencional registradas ante el ministerio público).

Saber cuándo, cómo y por qué muere alguien, en las tesis de Morin, ayuda a evitar que más gente muera de la misma forma.

Cuando Galindo toma su turno, sabe ya que la presentación que le han dado está un tanto fuera de foco. Opta por improvisar. “Prefiro compartirles mi experiencia como jefe de la Policía” y complementa diciendo que ha escuchado con atención a los otros panelistas, así que no le queda duda sobre cuál puede ser su contribución en la 3ª Conferencia de Estadística de Gobernanza, Seguridad y Justicia de INEGI.

El tono, el discurso, no es distinguible de otros que han utilizado académicos en sus propias exposiciones. O, quizás sí: Galindo es más claro que ellos.

El comisionado de la Policía Federal no viene de las filas militares, así que tampoco es acartonado. De hecho, a veces se trasluce con claridad porqué este uniformado llegó a ser considerado un candidato a la gubernatura de San Luis Potosí.

“Hay fenómenos que confundimos con frecuencia, las zonas criminógenas, las zonas victimógenas yo le pondría un tercero: el reloj criminológico”, dice al exponer, sin pestañar, su decisión de usar variables que no proceden de registros policiales o encuestas especializadas en seguridad. Antes de que el auditorio y los organizadores sepan hacia donde va, suelta su tesis sobre la inviabilidad de que las resultados en seguridad pública se calculen a partir sólo de una encuesta de victimización (lo que permite calcular cuántos delitos se cometieron y no fueron denunciados) o los datos de los reportes que los policías bajo su mando deben generar (en la ortodoxia estadística, estos son los únicos registros con nivel suficiente de detalle para revisar la actividad policial)

En efecto, las encuestas de victimización a las que se han dedicado horas en estos dos días de conferencia, son subordinadas en la tesis Galindo al índice de ocupación hotelera en Acapulco.

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