Nacional

Tejidos latinoamericanos en la Plaza Giordano Bruno

 Los migrantes siguen acampando en la calle; la solución no llega y es difícil saber hasta donde pueden crecer sus campamentos

Pequeña Haiti

Pequeña Haiti

Cronica

La Plaza Giordano Bruno ha sido el refugio de migrantes haitianos, hondureños y venezolanos, quienes esperan en sus pequeñas casas de campaña una resolución para realizar sus trámites migratorios.

En el lugar se encuentran mujeres lavando su ropa en tinas, cocinando en estufas improvisadas, hombres recostados en el interior de las casas, niños jugando alrededor y destaca una pequeña niña, a quien su madre peina con trenzas.

Cada una de estas personas cuentan con una historia diferente que los ha llevado a encontrarse en la Plaza y que ahora su deseo por llegar al país del norte los ha unido.

Una de estas historias es la de Brandon, un venezolano que no rebasa los 30 años y quien nos cuenta que llegó hace más de un mes a la Plaza con el mismo objetivo que todos, llegar a Estados Unidos. La desalentadora situación económica de su país, en la que apenas recibía seis dólares como chofer, lo orillaron a buscar una mejor calidad de vida.

En la Plaza, Brandon se encontró con tres compatriotas que se hallaban en una situación muy parecida, juntos consiguieron un empleo temporal en una construcción cercana y aunque reconocen no estar del todo capacitados para esta labor, tienen ganas de trabajar y seguir consiguiendo empleos que les permitan costear su estadía en el país.

Otra de las historias que se tejen en la plaza es la de Lizbeth, una hondureña que llegó al país hace cuatro meses acompañada de su esposo y su bebé de apenas siete meses. Lizbeth con su hijo en brazos cuenta que uno de los principales retos a los que se enfrenta es la falta de empleo, lo que dificulta comprar comida y leche para su bebé.

Asimismo, comparte que su esposo consiguió un empleo en una construcción en la que trabajó por dos semanas, sin embargo, su patrón se negó a pagarle. El esposo, con la intención de obtener su pago, acudió al lugar de trabajo acompañado de una patrulla, la cual lo auxilió para que pudiera obtener su dinero. Hoy, Lizbeth sentada en una banca espera la llegada de su esposo, quien nuevamente salió a buscar empleo.

Los niños, quienes platican y juegan en el parque, tienen un rol relevante en el viaje que han emprendido con sus padres. Jaznie, una niña haitiana de 12 años, llegó junto a su madre y su tío hace cuatro meses, es una de las niñas traductoras del campamento, pues habla español, no a la perfección, pero su nivel es muy entendible.

La pequeña, acompañada de otra menor esperan a ser peinadas con trenzas, mientras tanto, cuenta que aprendió el idioma durante su odisea migratoria en la que vivió durante siete años en Chile. Sin embargo, hoy el viaje la trajo hasta la colonia Juárez en la Ciudad de México, para convertirse en la intérprete de su madre, que busca una nueva vida para ambas.

La plaza Giordano Bruno además de cobijar a cientos de migrantes que llegan cada mes, guarda y crea nuevas historias de vida que desean como todo ser humano un futuro próspero.