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"En todos lados se quiere ajustar la historia a los intereses de los poderosos": Matos Moctezuma

El arqueólogo narró que en 1946 se descubrieron los restos del conquistador español Hernán Cortés en la Iglesia de Jesús Nazareno

Fundación premio Crónica

Eduardo Matos Moctezuma

Eduardo Matos Moctezuma

Adrián Contreras

“Es impresionante cómo en todos los países, por lo general, se pretende manipular la historia tratando de ajustarla a intereses de los poderosos y México no es la excepción”, señaló el arqueólogo y Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2022, Eduardo Matos Moctezuma, durante el conversatorio “Reflexión histórica. Pasado y Futuro de México”, organizado por la Fundación Premio Crónica.

Durante la charla que dio inicio a la serie de actividades de difusión científica y académica por parte de la Fundación, el también Premio Crónica e investigador emérito del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) narró algunos intentos de cambiar la historia y dar una imagen diferente de ella acorde con los intereses de quienes tienen el poder de hacerlo.

“La memoria que conserva el pasado puede presentar diferentes maneras de perpetuarla, por un lado, la manipulación y tergiversación de la historia se ha dado en muchos países tanto en el pasado como en el presente y en ocasiones se ha logrado el propósito del despropósito”, expresó.

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Caso diferente es la intención de guardar la memoria histórica con apego a la información y datos que el historiador o el arqueólogo va analizando y que permiten reconstruir el pasado para traerlo al presente, agregó.

Matos Moctezuma hizo un repaso de las acciones que algunos pueblos del mundo llevaron a cabo en el pasado y de acciones que en la actualidad se han efectuado para perpetuar el poder y cambiar la narrativa de los hechos históricos.

“Veremos cómo el poder y, no en pocas ocasiones, la soberbia de los gobernantes fue lo que impulsó aquellos trabajos en los que los protagonistas anónimos fueron miles y miles de trabajadores que dejaron su impronta en las obras que realizaron”, dijo.

Un ejemplo que citó el arqueólogo y creador del Proyecto Templo Mayor fueron los excesos que el emperador chino Qin Shi Huang (que gobernó de 230 a 221 antes de nuestra era) hizo para la construcción de su tumba real: trajo 700 mil trabajadores de toda China y en el interior de la tumba colocaron modelos de palacios, edificios públicos y torres, puso un tesoro de piedras preciosas e hicieron ríos de mercurio que recordaban al Río Amarillo”, indicó.

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Después, su hijo ordenó que todas las concubinas que no tuvieron hijos se depositaran en la tumba para acompañarlo. Años posteriores, a todos los artesanos y trabajadores que construyeron esa tumba real fueron encerrados en el mausoleo para que se conservaran los secretos del emperador.

Matos Moctezuma enfatizó que la antigua Mesoamérica no fue ajena a ese tipo de manifestaciones y evidencia de ello son las lápidas, esculturas, pintura mural, arquitectura y códices donde los gobernantes y militares trataron de preservar la memoria histórica: el nacimiento de un personaje, la ascensión al trono, el triunfo en la guerra, alianzas matrimoniales y la muerte de un mandatario.

El arqueólogo mencionó como ejemplo el Tablero de los Esclavos en Palenque, Chiapas, donde se observa a un gran guerrero de nombre Chak Suutz’ sentado sobre dos esclavos atados, manera de mostrar el sometimiento de los mismos, además están inscritos sus antecesores como Pakal, aparece su fecha de nacimiento y quiénes fueron sus padres.

Otros ejemplos que detalló el Premio Princesa de Asturias fueron los monolitos mexicas: Piedra de Tízoc, hallada en la Plaza Mayor de la capital novohispana en el año 1791; y la Piedra del Antiguo Arzobispado, encontrada en 1985.

Guerra de los huesos

En la modernidad, la manipulación y tergiversación de la historia se ha dado en el terreno de osamentas y de cambiar fechas, externó Eduardo Matos Moctezuma.

El arqueólogo narró que en 1946 se descubrieron los restos del conquistador español Hernán Cortés en la Iglesia de Jesús Nazareno, anexo en el Hospital de Jesús, en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Este evento se manejó con discreción y los restos aún se conservan ahí desde 1947 cuando fueron depositados después de ser sometidos a análisis.

Dos años después inició la historia de un fraude histórico: en Ixcateopan, Guerrero, se daba a conocer el supuesto hallazgo de los restos del tlatoani Cuauhtémoc. “Empezaba así la guerra de los huesos”, aseveró Matos Moctezuma.

La historiadora Eulalia Guzmán registró el hallazgo en la Iglesia de Santa María Asunción, debajo del altar mayor. Se armó un alboroto porque tras la aparición de los restos de Cortés, desde el poder debía existir una contrarréplica.

La historiadora Eulalia Guzmán

La historiadora Eulalia Guzmán

Especial

“Se armó una comisión y se planteó que no había elementos para decir que eran los restos de Cuauhtémoc pese a que muchos lo solicitaban así. La Secretaría de Educación Pública dejó abierta la investigación, pasaron los años, llegamos al gobierno de Luis Echeverría, entonces a sugerencia del gobernador de Guerrero, Rubén Figueroa, se instauró la segunda comisión”, narró.

Matos Moctezuma recordó que cuando dieron el dictamen final de los análisis aplicados a los restos óseos, el presidente citó al equipo de investigación en Los Pinos.

“Nos sentamos en una gran mesa circular, empecé e hice ver que el palacio excavado en Ixcateopan no pertenecía a Cuauhtémoc, los huesos pertenecían a ocho personas, entre ellos, niños; es más, había un calcáneo, un hueso en el pie que tenía restos de quemaduras…era un fraude para que coincidiera con la quema de pies de Cuauhtémoc”, expresó.

El entonces director del INAH, Guillermo Bonfil, dio el resultado: la iglesia no es de 1529, es de 1550 y, por tanto, ahí no pudo ser enterrado Cuauhtémoc.

Sin pretender ser profeta, Matos Moctezuma advirtió que en dos años más, en 2025, se cumplirán 500 años de la muerte o juicio que acabó con la vida de Cuauhtémoc y “ya hay barruntos de empezar otra vez de echar a andar seguramente una tercera comisión dado todas las vicisitudes que hemos vivido, esto de las fechas las manejan con una rapidez y con una liviandad impresionante”.

El arqueólogo citó cómo en 2021 el actual gobierno cambió la fecha de fundación de Tenochtitlan.

“Coincidían efemérides: 1521, la conquista de México; 1821, la Independencia; y 2021, la 4T. El problema era la fundación de Tenochtitlan, pero se solucionó muy fácil: decir que fue en 1321 en vez de 1325. Hubo voces discordantes, una de ellas la mía, en el sentido de que aquello es un despropósito en la historia, en ningún lugar aparecía la fecha de 1321, (e incluso) se hizo una pirámide de tablarroca cuando a 100 metros estaban los restos del verdadero templo mayor”, recordó.

Por tanto, el investigador espera que dentro de un par de años, “si se me da la salud, volver a protestar cuando salgan con la cuestión de Cuauhtémoc queriendo echar abajo la documentación histórica, arqueológica y médica que dio a pie lo que les he contado”.