
El consumo responsable de alimentos es una de las vías más claras para reducir el impacto ambiental y, al mismo tiempo, fortalecer a las comunidades locales. En Xochimilco, la Fundación Kalmekak impulsa un modelo que busca reactivar la agricultura en chinampas, pagar un precio justo a los productores y ofrecer hortalizas de calidad a los habitantes de la capital.
La propuesta es sencilla: cuando los consumidores acceden a productos cultivados en la ciudad, se reducen los costos ambientales asociados al transporte, se evita la intermediación comercial y se fortalece la economía de los agricultores.
En este esquema, los chinamperos reciben hasta tres veces más de lo que ganan en los canales tradicionales, lo que les permite mantener en pie su sistema agrícola con una amplia historia.
Mantener vivas las chinampas contribuye a regenerar los humedales que recargan los mantos acuíferos del Valle de México. De ahí que la labor de la Fundación trascienda lo económico y tenga un fuerte componente ambiental, ya que cada hectárea restaurada significa también preservar biodiversidad y mitigar el cambio climático.
Membresías a productos locales
El puente entre productores y consumidores se construye con sistema de membresías que permite recibir hortalizas agroecológicas a domicilio cada veinte días. Los precios son hasta 40% más bajos que en supermercados, con mejor calidad y frescura.
La modalidad Kuauhtli ofrece 15 productos por entrega, con periodos de seis meses o un año; Ocelotl, que ofrece 10 productos y Ketzalcoatl permite configurar el contenido de la bolsa ecológica según las necesidades del hogar. Por último, añade flores de temporada y visitas guiadas a las chinampas, integrando la experiencia del consumo con la educación ambiental.
Con los recorridos ecoturísticos incluidos en algunas modalidades, los consumidores pueden conocer directamente el espacio donde se producen sus alimentos, comprender su valor y ser parte activa de su conservación.
Un proyecto con visión de futuro
La Fundación Kalmekak también impulsa proyectos como Centros comunitarios, Escuela Chinampera y recorridos enfocados en ecoturismo y producción sostenible, además del programa Adopta una chinampa, que invita a ciudadanos y empresas a involucrarse de manera directa en la preservación del suelo de conservación.
De acuerdo con su plan estratégico, la organización combina acciones agrícolas y de difusión con la meta de garantizar que el Valle de México pueda sostener a las próximas generaciones.