
En 2013 habían pasado más de dos décadas desde que el cineasta Alejandro Jodorowsky estrenó su filmen La danza de la realidad, una película biográfica basada en uno de sus libros de psicomagia en el que mostró con su estilo, los recuerdos de su infancia, con una historia sobre las presiones de su riguroso padre, un comunista recalcitrante, y la abnegación de una madre amorosa pero débil, tuvo que abrirse camino en medio de una sociedad que no siempre entendió sus orígenes. Fue el inicio de una serie de películas con las cuales Jodorowsky buscó reconciliarse con su pasado.
Este año, se presentó en la edición 14 del Festival Internacional de Cine de Morelia, Poesía sin fin, la continuación de aquella historia que retrata de manera autobiográfica cuando el joven Alejandro vivía en Santiago, Chile y decide ser poeta. Por azares del destino es insertado en el círculo artístico más bohemio del momento. Conoce a Enrique Lihn, Stella Díaz Varín y Nicanor Parra, entre otros jóvenes del país, artistas prometedores y desconocidos que más tarde se convertirían en titanes de la literatura latinoamericana, pero al que se oponía su padre Jaime.
El encargado de dar vida a Alejandro Jodorowsky en la pantalla es su hijo Adán, conocido también por su trabajo como músico bajo el nombre de Adanowsky y sus personajes que ha mostrado en cada una de sus producciones, mientras que el encargado de dar vida a Jaime, es su otro hijo Brontis Jodorowsky, quienes conversaron con Crónica sobre esta película desafiante.
“Poesía sin fin es la historia de la vida de Alejandro Jodorowsky cuando era chico y vivía en Chile. Parte de su adolescencia y la historia que tiene con su padre y también se habla del encuentro que tiene con sus amigos, los poetas de esa época. De sus primeras historias de amor en una película en la que se pueden ver personajes muy surrealistas e irreales, escenas poco convencionales, una enana y una mujer con pechos muy grandes, la madre cantando ópera y Brontis que actúa como Jaime, quien es nuestro abuelo y yo soy mi padre, de una forma muy onírica”, comentó Adán en entrevista.
“La película es una reflexión poetizada de la juventud de Alejandro, en términos de cineasta él decía que había vivido una juventud triste y en blanco y negro. En esta película transforma su memoria interna y su piscología familiar en una juventud alegre y colorida (…) En la primera película (La danza de la realidad) habla del personaje del padre, lo describe y lo castiga de cierta manera, le abre el corazón a esta nuez dura y en la segunda ya encuentra la aceptación de lo que él es”, comentó Brontis.
La película se estrenó en la reciente edición del Festival de Cine de Cannes, resultó más un desafío creativo para los hijos de Jodorowsky que una confrontación emocional con su padre: “Jaime habla de su padre y estamos con él pero al final es un proceso creativo. Hay un intercambio vertical, que es generacional y uno horizontal entre los hermanos, en conjunto se viven altas y bajas emocionales pero por circunstancias de trabajo. Hacer una película como esa es muy difícil, no es cuestión de lujo, fue un esfuerzo tremendo, pero en el momento entre acción y corte no estás enfrentando conflictos personales”, comentó Brontis.
“Para nosotros es divertido e importante porque estamos contando parte de nuestra mitología familiar, sabemos que la memoria es una ficción y la podemos interpretar como uno quiere, pero a partir de hechos reales. Lees la Biblia y concluir que la mujer es un demonio pecaminoso, pero eso lo dice ahí, o puedes creer que la mujer es la parte más esencial de la creación que condujo al hombre a la conciencia de sí mismo. Eso es interpretación y nosotros nos tomamos esa mitología familiar para reinterpretarla de una forma bella, porque esa es la forma más útil”, agregó.
Por su parte Adán también compartió, “se puede decir que lo trabajé desde mi nacimiento, observándolo, escuchándolo, porque Alejandro es mi maestro. Cuando eres niño tu papá es quien te enseña. Yo no quería imitar a Alejandro, ni imitar su voz ni caer en esa actuación, más bien sucedió de manera natural. Me pusieron su vestimenta y de repente me convertí en Alejandro a quien tenía en frente de mí. Ya estaba en su mundo, solo me dejé dirigir y no tuve que pensar en cómo actuarlo”, dijo.
“Es un proceso. A la raíz o núcleo, en esa cosa dura, en la oscuridad, en ese lado negro, está la relación con su padre, nuestro abuelo Jaime, que es una persona a la que le ha tenido resentimiento toda su vida. Él está en todo su trabajo, su ilusión y su búsqueda artística y todavía hasta los 80 años había un resentimiento muy profundo en él. Era un peso. Cuando se cuestionó de qué quería hablar en el cine para su regreso después de año, se dio la oportunidad de enfrentar esa relación”, destacó también su hermano Brontis.
Finalmente, los actores esperan que con este filme el público encuentre una manera de enfrentar las propias relaciones y además Adán enfatizó la importancia de tener una visión poética de la vida: “La poesía está por todos lados, el mundo es como un poema, por cómo está hecho todo, porque estamos en el lugar en el que tenemos que estar y eso nos hace vivir cosas en el momento en que tenemos que hacerlo. Todo está perfectamente hecho. Es bello y feo, la poesía puede ser horrible pero lo que falta a veces es poesía en el corazón de la gente, sobre todo a algunos políticos, pero también a algunos escritores y artistas que no valoran”, concluyó Adán
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