Opinión

Ben-Hur: Perdónalos, señor, no saben lo que hacen

Posiblemente los productores y el cineasta ruso Timur Bekmambetov tuvieron las mejores intenciones para echarse el colosal, absurdo e innecesario reto de rehacer una de las grandes joyas que ha dado el cine. Posiblemente la productora Roma Downey tenga mucha razón en que en la actualidad hace falta tener un impactante mensaje de paz y perdón; muy posiblemente todas las personas necesitamos una fuerte dosis de moralidad y amor al prójimo; y necesariamente hace falta, como dicen ellos, que las nuevas generaciones sepan y conozcan la historia de Ben-Hur. Hasta ahí todo bien. Pero lo que es imperdonable, es que el remake ni tiene un mensaje contundente de paz, ni transmite efusivamente el amor al prójimo y ni hace que el personaje de Ben-Hur sea memorable.

El nuevo filme echa por la borda todas las cualidades de la épica bíblica que hacen valioso un documento fílmico como el que William Wyler presentó en 1959, con el cual conquistó 11 premios Oscar, de las 12 nominaciones a las que se presentaba. Éste se preocupa más por el impacto visual que puede generar a través de escenas de acción que ocurren tan rápido que uno no se da cuenta si en serio está viendo la historia de amor-odio de Ben-Hur y Messala.

Todos crecimos viendo en Semana Santa el clásico de Wyler. Nos echábamos las más de tres horas viendo la odisea de Charlton Heston en el colosal papel de Judá Ben-Hur, hijo de una familia noble de Jerusalén, en una película contextualizada en la Antigua Roma, bajo el reinado de los emperadores Augusto y Tiberio.

En el argumento era interesante ver que en paralelo con el relato de la relación de odio y amor entre Ben-Hur y Messala había otro más importante en contexto que era el ser contemporáneos de Jesús de Nazareth, un personaje místico por su misterio que no se le veía el rostro pero que sabíamos del peso que tenía.

Esta historia la veíamos con atención. Nos enganchaba el desafío de Ben-Hur, nos impactaban los escenarios y la música de Miklós Rózsa, con el tiempo le tomamos más aprecio y nos dimos cuenta que nos encandilaba los personajes y, en mi caso, la personalidad de héroe de emociones contenidas del protagonista. Comprendí que las actuaciones tenían un valor por encima de todo el nivel de producción.

El Ben-Hur de Jack Huston (Orgullo, prejuicio y zombies, 2016) es una versión de adaptación de comic. El Messala de Toby Kebbell (El príncipe de Persía, 2010) es ambiguo, es tímido y poco creíble; el Ilderim de Morgan Freeman, es caricaturesco (con perdón de los que lo idolatran), sale sobrado como en la mayoría de filmes en los últimos años y quizás lo mejor del filme es el personaje de Jesús, interpretado por Rodrigo Santoro (Los 33, 2015), que contrario a la versión de Wyler pierde su misticismo para mostrarlo como un humano extraordinario más que como una entidad luminosa.

La película es muy dinámica, aunque a veces resulta cansado para la vista el uso de la cámara en mano para ciertas escenas de invasiones y además también es visualmente cansado en su paleta de colores. Los diálogos no terminan de ser creíbles y con eso se pierde el intento de mensaje de paz y esperanza en la voz de sus protagonistas. Contrario a los altos puntos de tensión dramática que el guionista John Riley logró en 12 años de esclavitud, esta vez en el trabajo en colaboración con Keith R. Clarke (Camino a la libertad, 2010), no puede mantener el dramatismo posiblemente por desacuerdos con el director Timur Bekmambetov, quien no se tomó con seriedad el remake y prefirió jugar con la historia una vez más como alguna vez lo hizo en Abraham Lincoln: Cazador de vampiros(2012).

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Es así que Ben-Hur, una novela del escritor Lewis Wallace, que se ha adaptado a la pantalla grande en cinco ocasiones, nos llega para mostrarnos una vez más que la industria de Hollywood vive uno de los peores momentos creativos de su historia, no solo por el abuso del cine de superhéroes, sino porque hay una severa crisis de originalidad o temor a nuevas creaciones que hacen que las “nuevas” propuestas sean versiones ridículamente actualizadas.

Mucho mejores propuestas hay en la cartelera, pero si les gana la curiosidad véanla sin 3D… tampoco vale la pena.

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