
En las elecciones federales del 1 de junio del 2012, se implementaron mil 500 boletas electrónicas para que los ciudadanos sufragaran. La tecnología desarrollada en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) fue implementada de manera efectiva y se comprobó que era un recurso que facilita la votación y proporcionaba un conteo confiable y certero.
A finales del 2012, autoridades del entonces Instituto Federal Electoral (IFE) y del Cinvestav celebraron el éxito de la prueba, sin embargo, la utilización de la tecnología, empleada ya desde hace varios años en muchos países desarrollados y en vías de desarrollo, no ha trascendido en México.
Este 2016, año electoral, la boleta del Cinvestav —desarrollada por encargo del IFE— se mantiene como una opción prometedora para mejorar los procesos electorales del país, sin embargo, permanecerá engavetada debido a las especificaciones de la Ley electoral. Mariano Gamboa, titular de la Coordinación General de Servicios de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (Cgstic) del Cinvestav, relata en entrevista las oportunidades y ventajas de la boleta electrónica que desarrollaron y los motivos de por qué no las veremos en las elecciones de este año.
“En 2012 el IFE nos pidió diseñar y fabricar mil 500 boletas electrónicas, las cuales se emplearon para una prueba de concepto. Se dividieron en 5 por cada uno de los 300 distritos electorales y hubo más de 90 mil mexicanos que las utilizaron”. Gamboa añade que paralelamente se efectuó una encuesta para conocer la experiencia de los usuarios. Cinco de cada seis encuestados estuvieron a favor de votar electrónicamente. De los 94 mil 785 ciudadanos participantes, 91.4% consideró las boletas fácil de utilizar y más de 50% dijeron sentirse confiados en los resultados emitidos a través de este sistema.
La boleta electrónica del Cinvestav cuenta con 55 mensajes de voz para guiar su uso; tiene un estimado de vida de 20 años y un costo de alrededor de 11 mil pesos por unidad. Gamboa explica que la boleta es una caja con un tablero sobre el cual se plasma la plantilla electoral, donde se registran los nombres de los candidatos; cuenta con instrucciones de cómo instalarse, seguros y un sistema de depósito de evidencia del voto.
“La ley dice que debe haber una evidencia del voto, entonces la boleta tiene una impresora que imprime un comprobante que se corta automáticamente y cae en una urna en la parte inferior”.
El investigador enfatiza las ventajas de esta tecnología, empleada de manera regular en países como EU, Brasil, Colombia, Europa, Noruega…, entre otros, la principal fiabilidad para el conteo. “Aquí no es necesario el ‘voto por voto, casilla por casilla’, porque no hay nada que contar ya que se hace automáticamente. Por otra parte, los resultados se pueden conocer casi de inmediato e incluso alimentar en vivo el conteo de votos”.
Gamboa Zúñiga menciona que aún con todas estas ventajas sobre el sistema de votación actual, no es posible su implementación. “El problema es que se tendría que cambiar la ley, que establece el sistema que conocemos, pero si los partidos políticos se ponen de acuerdo y lo cambian, entonces la boleta electrónica tendrá sentido”.
Puede haber suspicacias o desconfianza por parte de éstos, añade, sobre si se pueden hackear y cargar de votos de manera indebida, para lo cual bastaría hacer una auditoría que comprobara que no es posible lograrlo. “Mientras tanto, tenemos toda la evidencia de que funciona y se puede implementar en el país”. Así, dicha modernización electoral está aún por verse”.
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