Cultura

Celebra el Montreux Jazz Festival su medio siglo con una exposición

El Landesmuseum de Zúrich exhíbe objetos y fotografías que regalaron los músicos a Claude Nobs, fundador del evento. Sobresalen una trompeta de Miles Davis, un kimono que uso Freddy Mercury y las guitarras de Carlos Santana y B.B. King

David Bowie tocando la trompeta
David Bowie tocando la trompeta David Bowie tocando la trompeta (La Crónica de Hoy)

El mítico Montreux Jazz Festival nació y creció gracias a la pasión de un personaje excepcional, Claude Nobs, que logró reunir a los mejores artistas de los últimos 50 años atraídos por una personalidad arrolladora que se confundía con el propio certamen y que ahora es celebrada en una exposición.

“Quisimos homenajear al personaje y al mismo tiempo al festival, que de hecho, eran casi lo mismo, porque el espíritu inconfundible del certamen era Nobs, era el que lo hacía especial”, explicó Thomas Bochet, el comisario de la exhibición Montreux. Jazz since 1967, que se exhibe en el Landesmuseum de Zúrich.

Aprendiz de cocinero y amante de la música, Claude Nobs supo poner los ingredientes, la paciencia, la tenacidad, el cuidado y la genialidad de un prestidigitador para crear en 1967 un certamen que en seguida se convirtió en un referente para cualquier músico que se precie: el Montreux Jazz Festival.

No por casualidad, dos de los que actuaron en la tercera edición del certamen en 1969 —que sólo 24 meses después de la primera actuación ya se abrió a otros ritmos más allá del jazz originario—, entre ellos Carlos Santana, se prodigaron también en el mítico festival de Woodstock.

Paradójicamente, el hombre de la noche, organizador de conciertos memorables y huésped de saraos inolvidables, murió en 2013 tras una aparente anodina caída mientras practicaba esquí de fondo en una pista fácil en un día apacible.

Ahora, el Landesmuseum le dedica una exhibición en la que se pone el énfasis en la persona como elemento crucial del festival.

“En lo que todo el mundo está de acuerdo y muestran todos los testimonios y también todos los documentos gráficos, es que el alma del festival siempre fue Nobs”, sostiene Bochet.

El alma de un festival, que si bien se limitaba a los conciertos gratis en el exterior y pagados en el interior para el público, se expandía a jornadas y noches memorables para los músicos, que adoraban a Nobs y lo agraciaron durante años con presentes, muchos de los cuales se exhiben en la exposición.

La muestra da la bienvenida al espectador con la trompeta que Miles Davis regaló a Nobs, la misma que David Bowie empuña a la inversa en el cartel de la exhibición, en una foto que el propio suizo le hizo al cantante en uno de sus chalets en las colinas de Montreux, frente al lago Léman.

Ese hogar repleto de objetos de culto, regalos que los propios artistas le hacían tras una velada de fiesta, una barbacoa en la piscina, una sesión, o mirar las 14 mil cintas magnéticas que recogen 4 mil 500 espectáculos grabados, 11 mil horas de video y 6 mil horas de audio grabados durante el festival.

Esas cintas que fueron declaradas patrimonio de la UNESCO en 2013, siguen almacenadas en uno de los chalets de Nobs, y la muestra expone algunas de ellas.

Además, se puede apreciar uno de sus 15 tocadiscos sociales junto a otros preciosos regalos, como el kimono de Freddy Mercury, las guitarras de Carlos Santana o de B.B. King o el traje a rayas blancas y rojas que caracterizaba a Nobs.

Pero el espectador también puede observar objetos más personales, como una carta manuscrita de Bowie en la que le agradece al fundador del festival la cena de la víspera junto a Quincy Jones —uno de los grandes amigos y colaboradores de Nobs—, fotos con Paul McCartney, los guantes de boxeo que usó Sylvester Stallone en la película Rocky.

También está expuesta la colección de gafas y de armónicas que Nobs usó más de una vez en escena.

El teléfono-centralita con el que el suizo se comunicaba con sus colaboradores está al alcance de la mano y, gracias a diversas pantallas, se puede observar cómo es el jardín del chalet o el interior de las casas donde Queen, Aretha Franklin, Joao Gilberto, Nina Simone, Jamie Cullum o Deep Purple disfrutaron con su anfitrión.

Precisamente, la interpretación en concierto de “Smoke on the Water”, la mítica canción que Deep Purple compuso recordando el momento en que “Funky Nobs” sacó de la sala de conciertos a centenares de espectadores que habían visto cómo una bengala incendiaba el escenario donde tocaba Frank Zappa, se puede ver en una inmensa pantalla, que emula la que el suizo tiene en su casa.

La canción es uno de los fragmentos de conciertos que conforman una película que rememora momentos míticos de medio siglo de música, de artistas consagrados mundialmente o de jóvenes promesas que, como Adele, Nobs ayudó a lanzar al estrellato permitiéndoles tocar en el festival cuando aún eran unos desconocidos.

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