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Con acuacultura sustentable, se podría alimentar más mexicanos: Juan Pablo Lazo

NUESTROS CIENTÍFICOS. Profesor, esposo, padre de familia, triatleta y miembro de una familia de diez hermanos, el doctor Juan Pablo es un ejemplo de los cientos de científicos que regresaron a México después de adquirir una robusta formación en el extranjero y que se ha tenido que sobreponer a las limitaciones económicas y escollos burocráticos para hacer ciencia de vanguardia mundial

(La Crónica de Hoy)

Al doctor Juan Pablo Lazo Corvera le gusta mojarse las manos en el mar. Esa es la sensación física que asocia con una labor que le apasiona: hacer que sobreviva el mayor número posible de larvas de peces para ayudar a atender problemas de alimentación de la humanidad. Pero también le gusta mojárselas en los estanques y laboratorios del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE-Conacyt), su centro de trabajo.

A pesar de esta gran pasión que lo atrae diariamente hacia los océanos y los laboratorios, Lazo Corvera sabe que, al menos en los años 2016 y 2017, deberá dedicar mucha energía a su actual cargo como nuevo Presidente de la Sociedad Mundial de Acuacultura (WAS por sus siglas en inglés), función que asumió en marzo de este año y en la que no sólo debe apoyar a México y a su acuacultura sino a los científicos y granjeros de peces de todos los continentes.

Profesor, esposo, padre de familia, triatleta y miembro de una familia de diez hermanos, el doctor Juan Pablo es un ejemplo de los cientos de científicos que han regresado a México después de adquirir una robusta formación en el extranjero y que se han tenido que sobreponer a las limitaciones económicas y escollos burocráticos para hacer ciencia de vanguardia mundial.

En México existen miles de granjas o unidades de producción de peces y otras especies marinas de gran demanda en las cocinas como camarón, jurel, atún, pargo, totoaba, mejillones, abulón, tilapias y bagres. Las unidades de producción acuícola generan muchos empleos y pueden responder a la demanda de más alimentos, pero es importante entender que se requiere ciencia porque no es fácil cumplir con todas las etapas del ciclo de reproducción, crianza, crecimiento y engorda de ejemplares aprovechables.

“El potencial que tiene México para cultivar peces marinos y otras especies de agua dulce es muy alto. El litoral mexicano es de más de 11 mil kilómetros. En algunos casos falta cerrar el ciclo de producción, pero ya tenemos identificado dónde trabajar. Actualmente hay una política por parte de Sagarpa, Conapesca y el Gobierno Federal para facilitar el establecimiento de más unidades de producción con las especies en las que ya tenemos cerrado el ciclo”, indica el investigador del CICESE.

A lo largo de las últimas dos décadas, el doctor Juan Pablo se ha enfocado en resolver problemas de la alimentación de las crías y larvas. También ha colaborado con varios colegas en identificar cuáles son los ritmos de crecimiento y mejores opciones de aprovechamiento.  Saben que especies de peces de interés comercial como el Jurel cola amarilla (Seriola lalandi), puede alcanzar pesos de 2 o 2.5 kilos en un año. Y que otros peces de interés comercial como el lenguado de California (Paralichthys californicus), alcanzan pesos de 700 a 800 gramos en un año. También hay granjas de Totoaba,(Totoaba macdonaldi) donde se alcanzan pesos superiores a 2 kilogramos por año. Este último pez tiene gran demanda en Asia, y actualmente se desarrollan métodos para que los compradores distingan entre Totoaba criada en granja y aquella pescada clandestinamente (recordemos que ésta es una de las causas que amenaza la superviviencia de la Vaquita Marina)

En el año 2000, regresó a México, casado con la doctora Sharon Herska, y se incorporó al CICESE. Ahí se enfocó en estudiar, comprender y tratar de solucionar uno de los problemas científicos que más le apasiona: cómo lograr que aumente el porcentaje de supervivencia de larvas de peces pues generalmente en el mar y en los ríos sólo sobrevive 1% de las larvas, mientras que en ambientes controlados se pueden lograr supervivencias de larvas de 30% y hasta de 50%, lo que ayuda a tener más peces juveniles y más alimento para las personas.

A lo largo de las reflexiones del doctor Lazo Corvera hay una idea que se repite varis veces: no sólo hay que impulsar la acuacultura para ayudar a resolver los retos de alimentación de la humanidad; hay que hacerlo de manera sustentable pues esta generación tiene una gran responsabilidad en la preservación del planeta.  

“El déficit de productos pesqueros es muy grande porque todas las pesquerías están experimentando una caída en las capturas que hacen en mar abierto, y en contraste la demanda de peces para consumo humano es mayor. La FAO (Organización para la Alimentación y la Agricultura de la ONU) calcula que actualmente la acuacultura o granjas producen 50% de todos los productos pesqueros, que son 60 millones de toneladas. Se estima que en 15 años tenemos que duplicar la producción por la creciente demanda y la única manera de satisfacer esta demanda es con la acuacultura por la crisis de las pesquerías, que están sobrexplotadas o dañadas por pesca o por el cambio climático”, dice el investigador mexicano.

En marzo de este año, Juan Pablo Lazo asumió la presidencia de la Sociedad Mundial de Acuacultura (WAS), que es un organismo civil donde se reúnen 3 mil cientíicos de 100 países diferentes. Esta es la primera vez que un mexicano ocupa el cargo y por ello es una gran responsabilidad.

“La misma Sociedad Mundial de Acuacultura se está diversificando y debemos promover la tecnología, educación y ciencia de nuestro campo. Mi reto es hacerlo de manera que no afecte al medio ambiente. Dos grandes tareas que me tocarán, además de impulsar a América Latina, será darle crear el capítulo de África, donde tendremos una reunión en 2017, y aumentar la representación de China, que es un gran productor y no tiene tanta presencia en la WAS”, concluyó

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