Opinión

El premio Nobel de Física 2018

El profesor de la Universidad de Columbia, Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía.
El profesor de la Universidad de Columbia, Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía. El profesor de la Universidad de Columbia, Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía. (La Crónica de Hoy)

El 10 de diciembre, fecha en que se recuerda la muerte de Alfred Nobel, se entregará el premio Nobel de Física al norteamericano Arthur Ashkin por el desarrollo técnico que permite atrapar corpúsculos en un haz de luz, las así llamadas pinzas ópticas. Estas trampas de luz permiten sostener bacterias, virus y células aisladas para su estudio.  También lo recibirán la canadiense Donna Strickiland y el francés Gerard Mourou por desarrollar la tecnología que permite generar pulsos de luz muy cortos e intensos. Estos pulsos han encontrado aplicación en las cirugías oftálmicas, en el corte de materiales industriales y en la investigación básica. Su carácter estroboscópico permite obtener imágenes dinámicas de proceso muy rápidos.

De esa manera se destaca el dominio extraordinario sobre la luz que se ha logrado en los últimos años. Todavía no hace mucho que los únicos grandes conocedores de su claridad y sus tonalidades eran los artistas de la pintura. Oscar Wilde decía: “Antes del impresionismo no había sombras azules”. 

Por mucho tiempo fueron los pintores los que se ocuparon de entender  cómo la luz se refleja produciendo claroscuros. Los artistas hablan de luz dura, —cuando es intensa y genera sombras en contrastes definidos —, hablan de luz suave, cuando es difusa y proyecta sombras imperceptibles. Los artistas conocen la hora azul del día y aguardan pacientes la hora dorada que antecede al crepúsculo de la tarde. Sin embargo, ahora son los físicos quienes toman fotos en fracciones tan pequeñas de segundo que se miden en femto-segundos, atto-segundos y hasta zepto-segundos. El instante luminoso que paraliza la realidad se fabrica en un pulso con las propiedades de coherencia e intensidad que nadie nunca hubiera imaginado.  

El Premio Nobel es pues muy merecido para los que han hecho posible las proezas del brillo fabricando en su laboratorio herramientas y artificios con tintes luminosos.

* Investigador del Cinvestav

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