
El romanticismo fue un amplio movimiento de liberación sentimental y pasional, así como de libertad individual, cuyo origen se encuentra en la literatura y que después se manifestó en la música y la pintura. Como fenómeno literario, su origen se remota a los siglos XVI y XVII, no obstante, siguió sumando características derivadas de la novela epistolar y de la Ilustración del XVIII, explicó el lingüista Luis Fernando Lara durante la videoconferencia Romance y Romanticismo.
Históricamente, la palabra romanice en español se registra desde el año 1140 en el poema del Cid, así como en el Mester de Clerecía, explicó el miembro de El Colegio Nacional y profesor del Colegio de México. “Esta palabra venía del latín romanice que significaba hablar como romanos o sermo romanus”
En el siglo XII, romanice evoluciona en antiguo francés a romanz, que significaría: narración versificada en lengua romance como lo son los relatos de las hazañas de Alejandro Magno, Roman d’ Alexandre.
“Desde esta época se empezó a entender en francés como romanz a narraciones como las leyendas del Rey Arturo y los caballeros de la mesa redonda, así como los temas de la poesía juglaresca y trovadoresca. Hay que señalar que la poesía trovadoresca, expandida por Europa en esa época, o bien proviene de la lírica musulmana o fue influida por ella”.
El autor de La historia mínima de la lengua española destacó que fue en el siglo XVI que el término romanz dio lugar a la palabra roman en francés para significar a los relatos en prosa de aventuras fantasiosas, inverosímiles y galantes, mientras que en español por influencia del italiano novella, apareció el término novela para nombrar los relatos en prosa con las mismas características.
Durante éste y el siglo posterior, explicó, los relatos en prosa fueron muy variados, pero se comenzó a distinguir entre el contenido ficcional y la necesidad de escribir relatos históricos que se basaran en datos comprobables.
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