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El Telegrama Zimmermann, el mensaje cifrado a Carranza

A cien años, el documento fascina a historiadores, matemáticos y criptólogos. Los recados seguros ya no son exclusivos de la seguridad nacional; son la clave de la comunicación por internet

El ingeniero Jorge Castro, eminente impulsor de las telecomunicaciones en el Perú
El ingeniero Jorge Castro, eminente impulsor de las telecomunicaciones en el Perú El ingeniero Jorge Castro, eminente impulsor de las telecomunicaciones en el Perú (La Crónica de Hoy)

A un siglo de que el canciller alemán Arthur Zimmermann enviara un mensaje cifrado con el que se pretendía involucrar a México en una alianza militar, en el contexto de la Primera Guerra Mundial, para contener el involucramiento de Estados Unidos, el Telegrama Zimmermann, como se conoce al documento, es aún objeto de interés, estudio y fascinación no solamente para los historiadores, pues los especialistas en ciencias de la computación, la criptografía, también tienen qué decir sobre el tema.

El Telegrama Zimmermann fue objeto de análisis y reflexiones en el simposio diseñado por el Departamento de Computación del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional, donde participó también el matemático Guillermo Morales Luna, quien hizo un breve análisis de algunos de los elementos criptográficos del documento. El historiador Sergio Martínez, de la Dirección General de Archivo e Historia de la Sedena, abundó en las razones por las cuales Venustiano Carranza resolvió no aceptar la oferta de alianza que enviaba Alemania por medio del telegrama: “De facto, Carranza ya tenía el reconocimiento de Estados Unidos como jefe de Estado, de modo que no iba a arriesgarlo por las estrategias germanas”.

Von zur Gathen indica a Crónica que los métodos de encriptamiento que en su momento se emplearon con fines de inteligencia y seguridad ahora tienen miras mucho más amplias, pues son el sustento de las comunicaciones por medio de internet, desde los dispositivos más variados, como los teléfonos inteligentes.

“El problema que plantea el Telegrama Zimmermann es el uso sistemático de comunicaciones seguras. En aquella época (1917) las comunicaciones seguras estaban circunscritas a medios militares diplomáticos y comerciales de gran envergadura y tuvieron implicaciones históricas importantes”.

“Eso ya no ocurre en la actualidad”, añade el especialista. “Las comunicaciones seguras han permeado a toda la sociedad. Hoy día, todo individuo que se comunica electrónicamente, es decir, todo individuo, hace uso, de manera consciente o inconsciente, de la criptografía. En su momento, el Telegrama Zimmermann tuvo importancia por el uso de un código criptográfico muy específico, que tuvo una repercusión que dio la vuelta al mundo y que, circunstancialmente, tocó a México participar de él”.

Hablar de criptografía puede sonar, entre públicos no especializados, a un asunto propio de novelas de espionaje. Pero hoy por hoy, es un campo de investigación científica: “En el Departamento de Computación del Cinvestav desarrollamos la criptografía como disciplina académica, científica y tecnológica; nos interesa motivar a nuestros estudiantes en el uso de esas tecnologías. Nos importa enfatizar el impacto social que tienen, y ciertamente el análisis de la historia de cómo se dieron casos como el Telegrama Zimmermann, permite acercarse a ese análisis del impacto social.

“El método matemático empleado en el Telegrama Zimmermann resulta muy sencillo, visto desde el presente, pero en su momento fue muy importante”, agrega Morales Luna. “Fue utilizado por las potencias más fuertes del mundo, y en la actualidad ya es una cuestión superada.

“La falta de hombres para combatir y las grandes distancias de movilización hacían inviable esa guerra”, agrega el historiador. “Además, no había industria bélica en México y tampoco teníamos con qué bloquear una eventual respuesta estadounidense.

El investigador del Cinvestav agrega que, si bien es cierto que, a la fecha, no se han hallado mensajes cifrados de los insurgentes novohispanos como Miguel Hidalgo o José María Morelos, en el caso de los movimientos independentistas de América del Sur, concretamente Simón Bolívar y José de San Martín, sí hay pruebas del uso de criptogramas.

En el siglo XIX, Benito Juárez enviaba mensajes cifrados a su embajador en Washington, José María Mata, entre 1858 y 1860; Pedro Santacilia, yerno del mandatario oaxaqueño, e Ignacio L. Vallarta, gobernador de Jalisco hacia 1871, también recibían mensajes cifrados.

En el siglo XX, además del gobierno carrancista, refirió el capitán historiador Sergio Martínez, el general Joaquín Amaro, secretario de Guerra y Marina entre 1924 y 1929, con los presidentes Plutarco Elías Calles y Emilio Portes Gil, escribió un manual con directrices para cifrar mensajes, y en el Archivo Calles-Torreblanca se conserva otro manual para esas tareas de inteligencia.

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