Escenario

Escenas improvisadas que pasaron a la historia

Del monólogo de Robert De Niro en Taxi Driver al “Here’s Johnny!” de Jack Nicholson en El Resplandor, Crónica recuerda algunas de las más memorables del cine

(La Crónica de Hoy)

Las grandes películas de la historia no sólo cuentan con buenos directores y guionistas, sino que también la labor de los actores es un factor importante al momento de actuar lo planeado y de estar preparado para improvisar en el momento justo en el que ocurren incidentes que se salen del guión. Son ellos quienes con su libertad de acción han regalado a los espectadores algunas de las escenas más recordadas en la historia del cine.

Apenas hace unos días se retomó la polémica sobre la confesión de Bernardo Bertolucci acerca de que acordó con Marlon Brando llevar a cabo la escena de “la mantequilla” sin el consentimiento de Maria Schneider, en El último tango en Paris. El escándalo hizo ruido a propósito del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Uno de los casos más longevos es el del clásico Casablanca (1942), de Michael Curtis. Humphrey Bogart fue dos veces en esta película el encargado de improvisar frases memorables, una de ellas fue: “Te estaré observando, pequeña”, que respondía a un chiste privado entre el dúo protagonista: una frase que le soltó a Ingrid Bergman cuando le estaba enseñando a jugar al póker. La segunda se encuentra al final del largometraje. La producción no sabía qué frase utilizar para el colofón de la cinta y Bogart, dirigiéndose al personaje de Claude Rains, le menciona: “Louis, creo que éste es el principio de una bonita amistad”.

En las películas de Stanley Kubrick también los actores dejaron su huella con improvisaciones. En 2013, un estudio encontró que en El resplandor está la escena más aterradora en toda la historia del cine. Curiosamente, la frase que pasó a la historia “Here’s Johnny!” fue una improvisación de Jack Nicholson, quien tomó la frase de la introducción del programa The Tonight Show Starring Johnny Carson.

Otro caso en filmes de Kubrick es el del instructor de Full Metal Jacket, el más memorable del filme personificado por R. Lee Ermey, quien había desempeñado la labor en la vida real. Su labor, inicialmente, era enseñar al actor que haría de instructor; eso, hasta que se grabó en el papel frente a un grupo de extras que querían participar en la película. La cinta, con la que convenció a Kubrick, duraba 15 minutos y era, básicamente, un insulto tras otro. El director estimaba que cerca del 50 por ciento de sus líneas eran improvisadas.

También en La naranja mecánica (1962) después de tres días grabando la escena más importante de la película, ninguna toma satisfacía a Kubrick. “De alguna forma todo parecía inadecuado”, contaba el director. Se discutía si la escena debería ser muda, cuando Kubrick se acercó a  Malcolm McDowell, quien interpretaba a Alex DeLarge, y le preguntó “¿Puedes cantar?”, a lo que McDowell respondió “Solo sé una canción”. El resultado fue la memorable escena en que se escucha “Singing in the rain”.

Muchos de los actores que han improvisado han interpretado papeles de psicóticos o maniacos, entre ellos tenemos también el caso del Hannibal Lecter de Anthony Hopkins, en El silencio de los inocentes. Con solo 25 minutos en la pantalla se llevó el Oscar al Mejor Actor, y gran parte de su trabajo fue por improvisar como el caso del famosos sonido de “hssssss” que hace el Dr. Hannibal Lecter (Anthonny Hopkins) mientras le cuenta a la agente del FBI Clarice Starling (Jodie Foster) una historia de cómo se comió un hígado con unos “fabulosos frijoles y un buen vino Chianti” no estaba en el guión original.

Otro característico fue Heath Ledger como El Joker, en un rol lleno de momentos brillantes, algunos de ellos, como la pausa previa a la explosión del hospital, fueron ideas del momento. En vez de dirigirse al bus directamente, Ledger prefirió demorarse y añadir un poco de humor negro a la escena. Por su parte años atrás también recordamos la escena de The warriors (1979), en la que el personaje llamado Luther (David Patrick Kelly) - líder de la pandilla de Nueva York conocida como “The Rogues” intenta provocar a la pandilla rival “The Warriors” a una pelea en las calles. Kelly añadió espontáneamente la famosa línea “Warriors come out to play!” (¡Guerreros, salgan a jugar!).

Por otro lado también tenemos escenas memorables en las películas de gánsters. Una de las escenas más famosas está en El padrino, de Francis Ford Coppola, cuando Vito Corleone es visitado por Amerigo Bonasera, quien le pide asesinar a quienes abusaron a su hija. La escena es tensa, porque el jefe de la Mafia no está contento con la falta de respeto por parte de Bonasera. “No me ofreces amistad, ni siquiera piensas en llamarme El Padrino le dice Corleone, mientras acaricia un gato. El felino no estaba en el guión y hay quienes aseguran que lo encontró Brando y lo tomó en la escena y otros que fue Coppola quien se lo dio justo en el momento de decir “acción”.

También hay una escena en Goodfellas (1990), de Martin Scorsese, en la que el psicópata de Tommy DeVito (Joe Pesci) le pregunta a un sorprendido Ray Liotta “¿Divertido? ¿Soy divertido? ¿Divertido cómo? ¿Crees que soy tu payaso?”, fue improvisada a partir de un evento que vivió Pesci siendo mesero en el Bronx.

Lo mismo ocurrió en otra cinta de Marty, quizás aún más famosa, que es Taxi Driver y la escena en que Robert DeNiro se habla al espejo. Cuando el guionista Paul Schrader escribió esta escena el guión decía simplemente “Travis habla consigo mismo en el espejo”, no había ninguna instrucción especifica del diálogo. Todo lo que el taxista con insomnio Travis Bickle dice durante su falsa conversación fue improvisado por De Niro en el momento.

Y como ésas hay una lista muy grande de escenas memorables como las de Harrison Ford en Los cazadores del arca perdida cuando mata a su enemigo de un balazo en lugar de pelear con él o en El imperio contraataca cuando La Princesa Leia le da un apasionado beso a Han Solo y le dice “Te amo”, y él responde “Lo sé”; el estornudo de Woody Allen en Annie Hall; el golpe de Edward Norton a Brad Pitt en El club de la pelea o las escenas improvisadas de Gary Oldman en El perfecto asesino de Luc Besson. Las escenas son innumerables y un motivo más para gozar del séptimo arte.

Copyright © 2016 La Crónica de Hoy .

Lo más relevante en México