
Empresas de Europa y Asia manifestaron su interés en vender internacionalmente el invento de la Universidad Michoacana San Nicolás Hidalgo (UMSNH) conocido coloquialmente como “Cemento emisor de luz”, cuyo nombre científico correcto es Geopolímero Fotoluminiscente y fue creado 100 por ciento en laboratorios michoacanos.
Esta innovación universitaria es un producto terminado que ya cuenta con patente otorgada en 2015 por el Instituto Mexicano de Propiedad Industrial (IMPI) y podrá ser ofrecida a la industria una vez queden definidas las reglas de transferencia tecnológica que actualmente revisa la UMSNH, dijo en entrevista con Crónica el doctor José Carlos Rubio Ávalos, creador del invento en colaboración con la doctora Elia Mercedes Alonso Guzmán, el maestro Wilfrido Martínez Molina y el doctor Fernando Velasco Ávalos.
De acuerdo con la Universidad Michoacana, el Geopolímero Fotoluminiscente mejora las cualidades de adhesividad del cemento tradicional y permite aplicar nuevas posibilidades de fotoluminiscencia. Puede ser utilizado en la construcción de carreteras y señalamientos ya que su emisión de luz generaría carreteras o calles auto-iluminadas ya que el cemento absorbería luz durante el día y emitiría la misma, en condiciones de oscuridad.
“Algunas empresas de Europa y de Asia ya se han acercado a nosotros. En México ha generado el interés de microempresarios pero no se han acercado los grandes productores de materiales. Lo que estamos haciendo actualmente en la Universidad es definir cuál va a ser el mejor mecanismo para poner el producto en el mercado, por medio de un nuevo reglamento de transferencia de tecnología y un centro de transferencia”, dijo el doctor Rubio Ávalos, miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
“Podemos decir que nuestro primer producto ya está concluido, pero esta es una tecnología que va iniciando y nosotros seguimos trabajando con otros materiales que también vamos a registrar”, agregó.
Para fabricar el Geopolímero Fotoluminiscente realizaron un proceso que se llama policondensación, que se puede comparar con fundir azúcar y obtener un caramelo, pero en este caso las materias primas que se usan son sílice (arena de río), desechos industriales (industria acerera, por ejemplo), álcalis (hidróxidos de sodio o potasio) y agua.
El proceso se realiza a temperatura ambiente y no requiere hornos o altos consumos de energía y, por lo tanto, la contaminación por su elaboración es baja comparada con el cemento Portland tradicional y los plásticos sintéticos.
Las cualidades de luminiscencia nocturna que obtuvieron pueden permitir que sea empleado, por ejemplo, en la construcción de piscinas, plataformas petroleras y en la arquitectura doméstica, por ejemplo, en la construcción de baños, cocinas, cocheras, permitiendo un ahorro considerable de energía eléctrica.
Otro aspecto de gran importancia de este cemento son sus cualidades de adherencia al metal. En este caso supera con creces al cemento comercial, lo cual abre perspectivas muy innovadoras para nuevas técnicas de construcción.
El doctor Rubio Ávalos reconoció que el trabajo de desarrollo y transferencia de tecnología implica un trabajo extra, además del que se tiene que cumplir para mantenerse dentro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), que privilegia la publicación de artículos científicos y formación de nuevos científicos.
“De cualquier modo me siento muy satisfecho porque desde estudiante quería desarrollar tecnología que tuviera impacto social. Actualmente tengo 11 años en el SNI y trabajo para cumplir las metas que ellos me piden y de manera paralela me involucré en el trabajo de desarrollo tecnológico y productivo. Es un esfuerzo muy grande, pero me encanta lo que es la innovación tecnológica y de productos, por lo que independientemente de cómo se evalúa la ciencia nacional el lograr que un producto llegue al mercado nacional e internacional vale mucho la pena”, dijo el investigador de la UNSNH.
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