
Investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) hallaron en Ecatepec una compuerta con 10 glifos prehispánicos, la cual fue construida a principios del siglo XVII por indígenas para controlar el paso del agua dentro de una especie de tubería o túnel subterráneo llamado Albarradón de Ecatepec, ubicado en la colonia Héroes Ecatepec del Estado de México.
Durante un recorrido por la zona, el arqueólogo Raúl García Chávez explicó que el monumento salió a la luz tras las obras de construcción de la línea 4 del Mexibus y debido a que es la única parte del albarradón que se conserva, ya que el resto se encuentra sepultado por la carretera México-Pachuca, el INAH plantea la posibilidad de exhibirlo con ciertas restricciones.
“Según fray Juan de Torquemada, en el siglo XVII tres mil indígenas iniciaron la construcción de un colosal dique de cuatro kilómetros, cuyo objetivo sería regular las aguas que entraban de los lagos Xaltocan y Zumpango al de Texcoco, para evitar las constantes inundaciones que asolaban a la capital del virreinato novohispano”, detalló.
García Chávez comentó que las excavaciones iniciaron en febrero de este año con financiamiento del gobierno local.
“El Mexibús tendrá dos ramales: la Línea 2 que va de Ecatepec hasta Lechería y la Línea 1 de Ojo de Agua a Venta de Carpio. Pero en el cruce de éstas es donde apareció este monumento junto con otra compuerta que en la parte de arriba tiene una capilla dedicada a San Juan. Ambos elementos unidos en la superficie por un dique (camino de piedra) con dos muros de contención”, dijo.
Al respecto, Javier Martínez, coordinador estatal de monumentos históricos del Estado de México, señaló que colocarán unas cédulas informativas sobre el monumento y el trabajo de rescate hecho por el INAH.
“No podemos rescatar todo el dique porque parte de su longitud sigue siendo parte de la carretera, son 3 kilómetros de la de México-Pachuca, es decir, el dique sigue soportando el tránsito del transporte contemporáneo. Aprovechamos esta esquina que deja íntegro parte del albarradón”, explicó.
¿Cuántos metros son los que se dejarán expuestos?, se le preguntó. “Medio kilómetro fue lo que trabajamos y la intención es que la sociedad pueda ver cómo era todo el sistema hidráulico con esa parte recuperada. Cuando opere el Mexibus el dique servirá como paso y será visitado por una afluencia de 2 mil personas”, respondió.
Los trabajos de recuperación hechos por los expertos del INAH fueron: recuperación de un tramo del dique de 8 metros de ancho, consolidación de los muros de contención que durante más de 60 años estuvieron en el abandono, levantamiento de 17 centímetros de asfalto moderno para llegar al piso original, sondeo para detectar compuertas a partir de los 60 centímetros de profundidad y recuperación de las capillas construidas encima de cada compuerta.
SELLO PREHISPÁNICO. El Albarradón de Ecatepec que las fuentes históricas refieren como Calzada de San Cristóbal tenía a lo largo de sus cuatro kilómetros, tres compuertas, pero debido a que la zona se inundaba continuamente los españoles decidieron clausurar una y construir dos más. La compuerta que fue cerrada es la que ahora los arqueólogos hallaron.
“En 1629 se decidió tapar la compuerta, en forma de arco, tanto en su entrada y salida (ambas a una distancia de 25 metros) por lo que colocó una gran masa de tierra y piedras”, narró García Chávez.
Actualmente los expertos han liberado de esa compuerta 16 metros de largo por 6.30 metros de profundidad.
“Vemos en el arco una serie de glifos que posiblemente proviene de un edificio prehispánico. Es importante porque el albarradón es del siglo XVII, 100 años después de la conquista. Lo que nos indica es que un edificio prehispánico fue desmantelado y colocaron ahí algunas de sus piedras como testigo de la manufactura indígena”, precisó el arqueólogo Juan Manuel Martínez.
Los glifos que se observan son: un teocalli (templo) con tres gotitas azules, lo cual indica que es un templo de Tláloc; la cabeza de un águila real, el moño de papel que usaban las diosas Chicomecóatl (diosas del maíz), un chimalli (escudo), yohualli (representación de la noche), una bolsa de copal, un pedernal y una mano.
— ¿De qué templo salieron esos glifos?, se le preguntó al arqueólogo Marco Antonio Lavariega.
— El estilo es del posclásico, del 1200 a 1521, años de la Triple Alianza, es decir, confluyeron aquí los mexicas, acolhuas y tepanecas. Esta área estaría dentro de los acolhuas pero en ese tiempo fue una cultura compartida y temporalmente es la última etapa del gobierno indígena antes de la llegada de los españoles.
“Se pueden hacer estudios, de dónde proviene la piedra de los glifos y a través de eso asociar qué asentamiento estaba más cercano pero es una cadena complicada, porque en un lugar se pudieron haber labrado y en otro muy distinto se pudieron haber pintado”, respondió.
Copyright © 2019 La Crónica de Hoy .