
Ya pasaron 31 años del terremoto que sacudió a la Ciudad de México y el monumento colocado en lo que fue el Hotel Regis, como homenaje para las víctimas de aquel 19 de septiembre, está en el olvido.
En el lugar no se para nadie, ni si quiera para husmear.
La Plaza de la Solidaridad, como fue nombrado el sitio, ahora está llena de puestos ambulantes.
La gente pasa junto al monumento, pero nadie voltea a verlo.
Pareciera que aquella estatua pensada en el constante esfuerzo para el rescate de víctimas alrededor de la ciudad sólo sirve para detener los lazos de algunos puestos de “chacharas”.
“A nosotros nos dan permiso de ponernos aquí (a un costado del monumento) y nos ayuda para poder vender nuestros productos y sacar el día a día”, comentó don Chucho, quien vende lentes para sol.
En el lugar, ubicado en Juárez, entre Balderas y Doctor Mora, continúa el mural pintado por Diego Rivera.
Sin embargo el olor a “garnachas” y orines aleja a los peatones que cruzan la zona.
Ni si quiera los ajedrecistas, que instalan sus mesas de juego a cinco metros, se dan tiempo para voltear a ver la efigie de las manos.
Y es que la plaza está convertida en una auténtica romería: hay vendimia de ropa, zapatos, alimentos, mochilas, cosméticos… y sala de torneos de ajedrez.
“Para mí ya es una tradición, casi como un vicio venir unos cuantos días de la semana a jugar ajedrez con mis amigos y hasta organizar torneos entre todos nosotros”, dijo el señor Artemio, quien juega desde hace casi 20 años en el lugar.
Sin embargo, no hay flores ni fotografías que hagan alusión a ese trágico 19 de septiembre de 1985, que dolió a los capitalinos y que hoy será recordado.
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