Escenario

La Vela Puerca, cobijada por la Ciudad de México

La banda uruguaya presentó en nuestra ciudad (por segunda ocasión en el año) Destilar, su séptimo disco de estudio en este recinto que, a decir de varios fanáticos, parecía “demasiado grande” para la cantidad de gente que asistiría a presenciar su actuación.

La banda uruguaya presentó en nuestra ciudad (por segunda ocasión en el año) Destilar, su séptimo disco de estudio en este recinto que, a decir de varios fanáticos, parecía “demasiado grande” para la cantidad de gente que asistiría a presenciar su actuación.

La Vela Puerca, cobijada por la Ciudad de México

La Vela Puerca, cobijada por la Ciudad de México

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

“Como todos los conciertos de La Vela Puerca, este fue un recital cansado, intenso y que nos llena de energía para seguir tocando, a pesar de nuestra edad”, bromea Nicolás Lieutier, bajista de la banda, a quien se le ve relajado y satisfecho, al término del concierto que ofrecieron los charrúas en el Plaza Condesa de la Ciudad de México.

La banda uruguaya presentó en nuestra ciudad (por segunda ocasión en el año) Destilar, su séptimo disco de estudio en este recinto que, a decir de varios fanáticos, parecía “demasiado grande” para la cantidad de gente que asistiría a presenciar su actuación.

Sin embargo, La Vela Puerca (LVP) demostró porqué es una de las bandas uruguayas más grandes y más queridas en nuestro país: obtuvo una gran asistencia y, con el paso del tiempo, su poder de convocatoria es mayor.

Más de dos décadas de repertorio

En un recorrido por 23 años de historia y alrededor de dos horas de concierto, la banda interpretó canciones icónicas de su repertorio. Inició con “Velamen”, canción que también marca el inicio del reciente Destilar, comenzaba el éxtasis.

“Muy buenas noches, México, un placer estar nuevamente por aquí, muchísimas gracias por venir y hacernos el aguante ¡Salute!”. Con estas palabras, Sebastián Teysera (vocalista) agradeció al público su asistencia, para luego continuar con “Atala”. Posteriormente, la vibración del bombo y los acordes de guitarra dieron inicio a “Sin avisar”,del disco “Érase” de 2014.

Entre el público se encontraba una gran cantidad de asistentes uruguayos, quienes viven en México o se encuentran de visita en la ciudad. Ondeaban banderas de Uruguay y, algunos, de equipos de futbol del país sudamericano, como Peñarol y Nacional. “Venir a ver a La Vela es como estar más cerca de casa y abrazar a nuestro país de alguna forma”, expresa una seguidora charrúa de la banda.

La Vela en directo: energía, potencia y conexión

Además de la energía y la potencia que caracteriza a La Vela Puerca, destaca también la gran conexión que tienen con su público: la interacción es constante, los dos cantantes al frente de la banda miran a los ojos, señalan, gesticulan y constantemente mandan besos y abrazos su público. La gente responde: brinca, grita y no para de cantar. El Plaza Condesa se mueve.

La banda siguió con “La nube”, “Casi todo”, “Sin avisar”, “Mi diablo” y destaca “De negro y rojo”, que es una canción que habla sobre los feminicidios. “Nací y crecí rodeado sólo de mujeres; sin embargo, ellas eran sumamente machistas, tenían esas ideas. Esa canción aborda esa temática y es una forma de lamentar y despreciar el machismo y la violencia contra las mujeres”, explica Sebastián Cebreiro (vocalista), luego del concierto.

Conforme pasaban los minutos, el repertorio recorría el tiempo para atrás y sonaban canciones como “Zafar”, “Todo el karma”, “Soldado de plomo”, “De atar”, “Va a escampar”, “Por la ciudad” y “El profeta”, canción con la que la banda se retira unos segundos del escenario, ante la inconformidad del público, quien pedía “otra”.

La banda vuelve al escenario e interpreta en el encore, estas canciones no podían quedar  fuera del repertorio, pues son emblemáticas: “Mi semilla”, “Vuelan palos”, “Haciéndose”, “El viejo” y “Llenos de magia”.

Entre aplausos y gritos de júbilo, la gente quería aún más: pedía y cantaba “José sabía”, una canción a guitarra y voz, también un hit de LVP. No obstante, el show había terminado.

El Plaza Condesa se fue quedando vacío, el staff guardaba equipo e instrumentos y cesó el sonido ambiental. Terminó la noche y, con ella, las fotos, las preguntas personales, los abrazos, los agradecimientos por la música, los autógrafos. Los fans se marchan, pero no termina la alegría para La Vela. “Vamos por una cervecita, que nos espera la mañana y muchas horas de carretera”, expresa contento Teysera. La banda se ve feliz y se encamina a un bar cercano, después de todo hay que “festejar para sobrevivir”.

ijsm