
El humor de Les Luthiers nunca pasa de moda. La noche de ayer en su regreso a México, los músicos ofrecieron una de las veladas más divertidas que ha tenido el Auditorio Nacional con la presentación de su espectáculo ¡Chist!, una serie de obras de probado éxito que los han convertido en los maestros de la música humorística.
Una cátedra de originalidad que tuvo como eje la historia del empeño de una comisión que consiguió la autorización de cambiar el Himno Nacional. Dos simpáticos políticos que pasan de la cordura al absurdo mientras llegan a un acuerdo con un pésimo compositor para llevar a cabo esa labor.
En el camino por cumplir con esa misión los comediantes argentinos presentaron una serie de números que hicieron que la carcajada fuera el tenor de la noche. Primero con la historia de Manuel Dario, un músico deplorable que celebra su trayectoria mientras las personas que marcaron su vida hablan como recuerdos y testimonios de lo malo que era: “Tenía siempre claro qué hacer con su música, sus canciones para llorar hacían llorar, y las canciones alegres... también”.
El público ovacionó la simple mención del personaje Johann Sebastian Mastropiero, de quien se dedicaron a interpretar su romántica canción “La bella y graciosa moza marchose a lavar la ropa”, un madrigal en el que no sólo mostraron su creatividad para sus instrumentos improvisados sino en el que hicieron de su tema una canción graciosamente equivocada que de tener una letra sobre la vida cotidiana a una simpática crónica de seducción en doble sentido.
Antes del regreso de los políticos de la Comisión, dos de los integrantes realizaron el número musical de la canción ecológica que llevó por nombre “Sólo necesitamos”, en cuya letra se hizo un pequeño guiño a lo que pasa en México, “ para ser felices sólo necesitamos aire puro, pero el aire está contaminado”.
El regreso de los políticos y su misión de renovar el Himno Nacional tenía entre sus objetivos que se pudieran identificar los jóvenes y niños con un mensaje proselitista, por lo que hasta chistes de la música moderna aparecieron como la broma de “Lady Gaga como gran maestra de la música”. También se le pidió al maestro de música inventarse un país enemigo para que se sintiera el coraje de forma natural; Rusia y Estados Unidos fueron opción, pero se decidió que fuera Noruega. “ Al fin que ellos no se van a enterar... Lo que necesitamos es un enemigo importante al fin que el conflicto sale solo”, dijeron para que el público prolongara aún más su risa.
Sonó “La hija de Escipion”, la historia de una serenata en la que Daniel el seductor buscaba cantarle a la hermosa Juana, pero que no contaba con la llegada de su padre Escipion, el asesino de infieles.
Antes de concluir el himno corregido, desfilaron las divertidas canciones como el “Bolero de los celos”, el cántico enclaustrado de la “Educación sexual moderna”, “ La redención del vampiro” y las luces de su capa que se llevaron los aplausos y las graciosas obras actuadas de “Encuentro en el restaurante” y “Los jóvenes de hoy en día”.
Maestros del humorismo blanco: Carlos López Puccio, Jorge Maronna, Marcos Mundstock, Carlos Nuñez Cortés, Martín O’Connor y Horario Tato Turano divirtieron, enamoraron y brillaron como los jóvenes eternos que son. Su cierre fue emblemático con la ejecución de su inolvidable “ Raphsody in balls” y el himno modificado en su arreglo final, con bombo y tambor. ¡Larga vida a Les Luthiers!
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